A través de la publicación del Mapa Ambiental de Nicaragua, el Gobierno resaltó que 65, 224.80 hectáreas fueron reforestadas por medio de la Cruzada Nacional de Reforestación; pero esos números son cuestionados por expertos en el tema, ya que no se conoce la tasa de pérdida de lo plantado.
En el documento se indica que se cuentan con 4, 526,705.73 hectáreas en las que se dividen quince zonas prioritarias; cuatro para la protección y recuperación de zonas de recarga hídrica y cuerpos de agua, tres para la reducción de riesgos de erosión y deslizamientos, cinco zonas para la conservación, mantenimiento y aumento de biodiversidad de las áreas protegidas y corredores biológicos, y tres zonas para la diversificación de la economía local, por medio de plantaciones forestales y agroforestería.
Para el ambientalista Jaime Incer Barquero, pese a los números del Gobierno, la deforestación continúa y el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) no ha hecho casi nada para atender las denuncias de daños ambientales en las áreas protegidas.
¿Quién cuida las plantas sembradas?
Respecto a la reforestación, Incer pregunta quiénes son las personas que garantizan el cuido de la planta que siembran y que está expuesta a todo tipo de riesgo.
Emelina Tapia, experta en conservación, explicó que si bien es cierto el Mapa Ambiental muestra las hectáreas donde se va a reforestar, en el caso de la reforestación, como tal, no se conocen cuántas plantas aún están vivas.
“Me atrevo a decir que aunque cada año se haga (la reforestación), no se lleva un registro de cuánto fue al final, la cobertura que se logra reforestar, o sea la cobertura real que se obtiene”, dijo.
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Tapia explicó que del cien por ciento de lo que se siembra, un porcentaje muere, incluso, por factores ambientales. Por esas razones si se contemplan todos estos elementos, la cifra presentada en el mapa podría disminuir.
Por su parte, Incer Barquero sostuvo “que es ridícula (la cantidad reforestada) con relación a la cantidad de bosques que se han cortado”.
Barquero recordó la situación que viven los pinares en Nueva Segovia, ya que gracias a un decreto ejecutivo se pueden cortar árboles de pinos en áreas protegidas.
Reservas bajo presión y amenazas
Dentro de las acciones que incluye el Mapa Nacional para la Reforestación y Regeneración Natural, que integra el Mapa Ambiental, apunta la conservación y enriquecimiento de bosques en áreas protegidas (597,936.38 hectáreas), además de reforestar las zonas de recarga hídricas (117, 553.07), que paradójicamente incluyen las zonas de Dipilto, y áreas de Estelí y Matagalpa.
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En cuanto a la conservación y regeneración natural de áreas protegidas incluye parte de la Cuenca 69 o Cuenca Hidrográfica Río San Juan de Nicaragua, además de la Reserva Biológica Indio Maíz, una de las más afectadas, incluso, por procesos de minería artesanal.
Protección solo en papel
Desde el año pasado, Nicaragua tiene un nuevo Sistema de Evaluación Ambiental, el cual ha sido criticado por las organizaciones ambientales, ya que consideran que las nuevas reglas del juego no velan por la protección de los recursos naturales del país.
El Grupo Cocibolca, que alberga a más de diez organizaciones, expuso que “la intención del nuevo decreto va más allá que el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, porque regula los permisos y autorizaciones para el uso sostenible de los recursos naturales: Así llaman al desmantelamiento legal o ‘saneamiento’ de las áreas protegidas, incluyendo las Reservas de Biósfera internacionalmente comprometidas, (Bosawas e Indio Maíz)…”.
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2, 917
hectáreas serán destinadas para ser el anillo de protección del lago de Apanás y la presa Las Canoas. En el caso del primero se encuentra amenazado por el sedimento.