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Microcrédito rural se aleja de mujeres en Nicaragua

Lo más alarmante es que cada año las mujeres pierden terreno en cuanto a participación en el financiamiento en las distintas actividades económicas

Estar en el campo y ser mujer es sinónimo de desventajas en el acceso al financiamiento. Esto porque el microcrédito, que es el que más presencia tiene en las zonas productivas rurales del país, llega con más fuerza a los hombres, según cifras de la Asociación Nicaragüense de Instituciones de Microfinanzas (Asomif).

Pero lo más alarmante es que cada año las mujeres pierden terreno en cuanto a participación en el financiamiento en las distintas actividades económicas, pese a que aún continúan dominando el microcrédito en término global del financiamiento de las instituciones de microfinanzas.

Entre 2013 y 2016, más del 70 por ciento de los clientes de las microfinancieras en los sectores de la silvicultura y agricultura se concentraba en los hombres, quedando a favor de las mujeres menos del 30 por ciento.

Según la presidenta de Asomif, Verónica Herrera, este comportamiento ocurre por varias razones, pero las más importantes porque generalmente las mujeres no son dueñas de la tierra y aún les cuesta tomar decisiones dentro del hogar.

“Todavía hay mujeres que piden permiso para adquirir un crédito, yo diría que socialicen con su familia, pero no que pidan permiso. Ellas así literalmente lo contestan… Hay otras que están en el nivel intermedio, que te dicen ‘voy a tomar el préstamo, pero que no se dé cuenta mi esposo’”, explicó Herrera.

Las mujeres con microcréditos en el sector pecuario se han reducido en términos de participación. En 2016, el 24.7 por ciento de los clientes de ese sector eran mujeres, inferior al 34.5 por ciento que representaba en 2013, terreno que ha sido ganado por los hombres.

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Herrera admite que aún hay mucho trabajo por hacer, sobre todo en la zona rural, para que las mujeres puedan adquirir créditos y que estos sean invertidos en sectores que han sido liderados por hombres.

“Las mujeres se enfocan más a criar cerdos, gallinas, cabras, venta de leche y los hombre están más enfocados al ganado. Pero hay mujeres en sector rural que entran en grandes escalas como maní y tabaco. Ya hay mujeres que están empoderadas en la parte agropecuaria y han venido surgiendo”, agregó Herrera.

Por su parte, Gloria Ruiz, gerente general de Promujer, indicó que las mujeres en las zonas rurales del país algunas adquieren crédito para invertirlo en actividades relacionadas en el comercio y servicio. “Por ejemplo, venta de comida en zonas cafetaleras o de producción, venta de ropa a la clase trabajadora”, señaló.

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Al menos el 60 por ciento de la zona de trabajo de la entidad que Ruiz representa está en el área rural de siete departamentos del país, donde han identificado que los bienes de mayor valor están en manos del hombre, y debido a los múltiples roles que desempeña la mujer esto ocasiona que sus negocios sean menos productivos con relación a los que están en manos de los hombres.

Ruiz y Herrera coinciden en que para cerrar esa brecha en el acceso al crédito en los sectores productivos del país han venido trabajando en capacitar a las mujeres en aspectos relacionados a la independencia económica, pero que los resultados de ese esfuerzo se verán a mediano plazo.

“El empoderamiento de la mujer comienza con el empoderamiento financiero, porque quien tiene el control financiero tiene el poder, eso estimula muchísimo que ellas sean capaces de tomar decisiones de no tener miedo a tomar un préstamo, de convertir la materia prima con un valor determinado y ponerlo a venta con un margen de ganancia y después puedan devolver a la entidad el dinero”, resaltó Herrera.

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Ruiz indicó que una de las estrategias que están desarrollando para que las mujeres de las zonas rurales se inserten al sector financiero es la plataforma de bancos comunales, “para que las mujeres que no tienen garantías puedan acceder a un crédito”.

Han ido perdiendo terreno en otras áreas

Pero el panorama de acceso al financiamiento de las mujeres se vislumbra adverso en otras actividades económicas, donde si bien se mantienen líder en la captación de microcrédito, respecto a los últimos cuatro años han perdido terreno.

Las cifras de Asomif reflejan que en 2013 el 57.1 por ciento de los clientes con créditos de consumo eran mujeres, pero esa participación en 2016 se redujo a 45.3 por ciento. En el crédito al sector servicio, en 2013 los hombres representaban el 23.6 por ciento de esta cartera, pero en 2016 se había incrementado a 42.6 por ciento.

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Las mujeres son líderes en la captación de microcrédito en el sector comercio, donde acaparan el 80 por ciento del total de crédito que se da en este segmento económico.

En el caso de los clientes que demandan crédito para viviendas, son las mujeres quienes mayor peso tienen con el 59.8 por ciento del total de los clientes de ese segmento. Ese comportamiento se ha mantenido, de acuerdo con los datos de Asomif.

Para dar más empoderamiento financiero a las mujeres, Asomif impulsa la reforma a la Ley 769, Ley de Fomento y Regulación de las Microfinanzas, de tal manera que se les permita captar ahorros de sus clientes, esto les permitiría involucrar a las mujeres en el mercado financiero.

Desventaja en plazos

Quienes adquieren microcréditos a largo plazo son los hombres. Así lo confirman las estadísticas de Asomif, mientras que las mujeres son las que tienen una gran mayoría de los préstamos a corto plazo.

En los préstamos diseñados para pagar en seis meses las mujeres representan el 60.7 por ciento.

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El 58.1 por ciento de los hombres son los que acceden a créditos con plazos de 19 a 24 meses, mientras que la mujer representa el restante. Ese mismo comportamiento se repite en los créditos otorgados a pago de plazo de 24 a más meses, pues el 59.4 por ciento son hombres.

Verónica Herrera apuntó que influye los montos que solicitan los clientes, entre más alto sea el monto más plazo se otorga para pagarlo.

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