El chef Silvio Arévalo es conocido en la televisión por sus bailes. Nació en una familia pobre de Managua y quiso ser diplomático. Ha estado a punto de morir y además de presentar sus recetas en la revista de TV Primera Hora, trabaja en la Federación Culinaria Nicaragüense.
¿Tiene algún apodo?
Me llamaban “el Tierno”, pero ahora me dicen “el Chef Bailarín”.
¿Qué es lo más raro o asqueroso que ha comido o bebido?
Lo más asqueroso que he comido es el pelibuey. Hace muchos años tuve una congestión y ahora no soporto el olor. Y lo más horrible que he bebido es una cerveza bien caliente (ríe).
¿Qué es lo más vergonzoso que le ha pasado?
Se me quemó la cocina estando en vivo. Yo no hallaba qué hacer. Era una cocina eléctrica y parece que hizo mal contacto y se incendió.
¿A quién no le gustaría contestarle el celular?
Al ex de mi esposa.
¿En el colegio qué materia no le gustaba?
Química. Me aplazaron y tuve que reparar.
¿Miedos o fobias?
Le tengo horror a las motos. Hace ocho años me asaltaron unos hombres que iban en una moto. Yo llevaba un bolso de laptop que me habían regalado y ellos pensaron que llevaba una computadora. Me tiraron dos balazos, pero no era mi momento de irme.
¿Sin qué prenda de ropa no podría salir de casa?
Sin camisa, porque no tengo buen físico.
¿Cambiaría algo?
No. Tal vez mi color (ríe).
¿Es vanidoso?
Sí, demasiado. Tardo arreglándome una hora… Y salgo igual.
¿Creyó en Santa Claus?
Me usaron durante muchos años. Cuando me di cuenta que no existía lloré y lloré. Me lo dijo mi hermano y fue traumático.
¿Es romántico?
Sí, eso ha sido mi talón de Aquiles. He llevado serenatas, flores, me he hincado muchas veces.
Si no fuera chef, ¿qué sería?
¡Diplomático!
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