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Estrechando el cerco a la dictadura

El expresidente de Bolivia, Jorge Quiroga, quien encabezó la Misión de Observación Electoral de la OEA en las elecciones de Honduras del año pasado, ha hecho una propuesta pública de acciones políticas y diplomáticas para sacar del poder al dictador venezolano Nicolás Maduro, u obligarlo a enderezar el rumbo y permitir el regreso de Venezuela a la democracia.

Quiroga es parte del foro de expresidentes iberoamericanos denominado Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), pero su propuesta es personal. Al declarar su respaldo al llamado de los cancilleres del Grupo de Lima a no permitir la participación de Nicolás Maduro en la próxima Cumbre de las Américas, y la decisión del presidente de Perú de revocarle la invitación, Quiroga expresó que de inmediato se le debe aplicar al dictador venezolano la Carta Democrática Interamericana; imponer sanciones, incautaciones y expulsiones a “la cleptocracia” de Venezuela; denunciar colectivamente al régimen madurista ante la Corte Penal Internacional con base en las investigaciones del secretario general de la OEA, Luis Almagro; y romper relaciones diplomáticas con Venezuela ahora mismo, no hasta después del 22 de abril cuando realice el fraude electoral.

La propuesta de Quiroga es razonable y viable. Aunque no los menciona, hay antecedentes de sanciones colectivas de gran calado, políticas y diplomáticas, que han hecho caer a regímenes dictatoriales. Ese fue el caso de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua, en 1979.

La OEA no puede aplicar la Carta Democrática Interamericana a Nicolás Maduro, por el respaldo que este tiene de Bolivia, Nicaragua y las islas antillanas que dependen del petróleo venezolano. Por eso fue creado en agosto de 2017 el Grupo de Lima, integrado por 14 países del hemisferio entre ellos Brasil, México y Argentina, a fin de promover la solución democrática de la crisis venezolana causada por la dictadura bolivariana.

El escenario de la VIII Cumbre de las Américas que se va a reunir en Lima, Perú, el 13 y 14 de abril próximo, podría ser el indicado para imponer las medidas diplomáticas y políticas contra Maduro, ha expresado el excanciller y expresidente del Congreso peruano, Luis González Posada.

A Maduro le ha sido revocada la invitación para participar en esta Cumbre, pero él ha dicho que tendrán que aceptarlo por la fuerza y que estará en Lima “llueva, truene o relampaguee” para participar en el evento. Al parecer el dictador venezolano cree que podría repetir el show mediático que montó su excanciller Delcy Rodríguez, ahora presidenta de la espuria Asamblea Constituyente, cuando en diciembre de 2016 quiso entrar por la fuerza en una reunión del Mercosur que se realizaba en Argentina.

Sin embargo, el gobierno de Perú le ha ripostado de manera clara y categórica a Maduro, por medio de una declaración de la primera ministra Mercedes Aráoz, quien expresó que el dictador venezolano no es bienvenido en Perú y no entrará “ni al cielo ni a la tierra peruana”.

Las acciones diplomáticas, políticas y económicas, incluyendo la suspensión de las compras estadounidenses del petróleo de Venezuela, podrían ser una alternativa menos costosa y dolorosa, pero igualmente efectiva, a una posible intervención militar colectiva para derrocar a la dictadura.

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