Lionel Messi espantó los fantasmas en Stamford Bridge en el empate 1-1 ante el Chelsea. La pelota era del Barcelona, pero las oportunidades de gol del Chelsea. Vuelve el dilema de la posesión, ¿de qué sirve tener tanto el esférico si tu rival es más efectivo? Por lo menos contra los ingleses, el 70 por ciento de posesión no se tradujo en goles ni en llegadas de peligro. Eso hacía que Conte le sacara la partida a Ernesto Valverde, pero en el futbol valen los intangibles, juegan las sorpresas, los fallos dolorosos y casi suicidas como ocurrió con Christensen, al entregar a su equipo a la guillotina tras un mal pase en el cual Messi no perdonó a Courtois.
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El Chelsea estaba haciendo todo bien. Nadie se atrevía a criticar el esquema reservado de Conte en el partido de ida de los octavos de la Champions. ¿Se imaginan la cantidad de equipos que desearan a un hombre con la calidad de Álvaro Morata o Giroud? Al Chelsea del primer tiempo y una parte del segundo no lo necesitaba.
La posesión inútil del Barcelona solamente se tradujo a una llegada fallida de cabeza de Paulihno tras un pase magistral de Messi. Entretanto, Willian se había convertido en el jugador más desequilibrante y de mayor peligro del Chelsea. Dos disparos al poste, primero al derecho y luego al izquierdo, el gol se le hacía difícil, entradas peligrosas de Hazard en contragolpe. Hacía falta solamente el invitado de la fiesta: el gol.
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El Barcelona mejoró un poco en la segunda mitad, Iniesta advirtió con un pase a Luis Suárez que Courtois rechazó, pero al 61’, después de un centro en corto, la defensa blaugrana olvidó cubrir a Willian, grave error. El brasileño encontró las redes en la tercera oportunidad. Un gol exquisito que el mismo Ter Stegen prefirió observarlo que ensuciarlo con su estirada.
El duelo se estaba enfriando. Messi tenía cerraduras por doquier, las grietas eran escasas, pero un equipo como el Barsa que olfatea y mata, supo aprovechar el error en entrega de Christensen. Iniesta lo tomó y encontró a Messi (74’), el argentino que nunca había roto las redes del Chelsea, lo hizo por primera vez. Y de estar al borde del fango pasaron a la cima de la montaña. Ese fue el fin de la sequía.