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Seguro Social nicaragüense. INSS, políticas de desarrollo, instituciones públicas

Para poder conocer las razones subyacentes de los procesos económicos y sociales que vive el país, se requeriría un acceso mucho más abierto a la información pública. LA PRENSA/ARCHIVO

Sobre la rama enfermedad -maternidad del INSS

El Programa Enfermedad-Maternidad (EM) del INSS requiere, para ser sostenible a lo largo del tiempo, que el incremento en los costos unitarios de atención médica.

El Programa Enfermedad-Maternidad (EM) del INSS requiere, para ser sostenible a lo largo del tiempo, que el incremento en los costos unitarios de atención médica, tratamientos y subsidios por afiliado pueda ser cubierto con el monto per cápita promedio asignado.

Para 2006 estaban excluidas, dentro de las prestaciones de la rama Enfermedad-Maternidad (E-M) del INSS, la atención de la mayor parte de aquellas patologías más complejas, típicas de las enfermedades crónicas y degenerativas y no transmisibles, las cuales requieren técnicas de diagnóstico y tratamiento más costosas, muchas de las cuales no estaban disponibles en el país.

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El Informe Final del Estudio de la Comisión Tecnica Interinstitucional (CTI) establecida por el presidente Enrique Bolaños, indicaba que la tasa de cotización del 8.5 por ciento resultaba insuficiente para que esta rama pudiese ampliar la cobertura de los servicios de salud, para abarcar estas patologías.

Sin embargo, esas patologías, más complejas y de mayor costo, comenzaron a ser cubiertas por esta rama en la última década, lo cual ha ido incrementado de manera rápida y sostenida los costos promedio por afiliado de la misma, mientras la tasa de cotización se mantenía invariable.

También se expandió la cobertura, en términos del número de personas afiliadas que cotizan a la rama EM, las cuales pasaron de 195.2 miles en el año 2000 a 318. 5 miles en 2006 y a 723.7 miles en 2016.

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Ambas razones han contribuido a que en la última década los costos totales de la rama EM hayan crecido con mayor rapidez, incluso, que los de la rama Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), responsable del pago de pensiones.

Por otra parte, el denominado ¨Programa de Atención a los Adultos Mayores¨ fue creado en 2002 como programa piloto, sin que se estableciese una fuente de financiamiento propia para el mismo –recuérdese que la rama EM solo cubre a los cotizantes afiliados a esta rama, a sus cónyuges y a sus hijos hasta los 12 años-.

Al año 2006, este programa tenía una cobertura geográfica limitada y solo cubría un listado de patologías básicas, de manera que tampoco incluía las patologías más complejas y de mayor costo, que suelen ser típicas de las edades más avanzadas.

En la última década también se amplió la cobertura de este Programa de atención a los jubilados, que pasó a incluir de manera irrestricta las patologías más complejas, y la cobertura se extendió al 100 por ciento de los jubilados, lo cual contribuyó a incrementar aún más los costos totales de la rama, sin que se considerase siquiera la necesidad de dotar a este programa de una fuente de financiamiento propia.

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En todo caso, el hecho es que ahora, cuando las “aguas financieras” se han salido fuera de sus cauces, porque el incremento tan fuerte en los costos de las prestaciones ha llegado a comprometer la sostenibilidad financiera de la rama, se ha enfrentado la situación con medidas draconianas, tales como restringir el acceso de los jubilados a los medicamentos prescritos, y retrasos de meses en las citas médicas.

Recuérdese, a este respecto. que la demanda por atención medica relacionada las patologías crónico-degenerativas y no transmisibles se está incrementando con rapidez, – su peso que ya se sitúan entre las principales causas de mortalidad -, y resulta previsible dicha demanda continuara aumentando con mayor intensidad a medida que avancen la transición demográfica y epidemiológica, sin que ni el INSS, ni el MINSA, estén preparados para hacer
frente a los costos que ello representará.

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El desafío más inmediato reside en proporcionar una fuente propia de financiamiento al programa de atención a los adultos mayores.

Además, el aporte estatal equivalente al 0.25 por ciento de la nómina salarial de los afiliados activos, que según el decreto 37-2013 debe ser aplicado a la rama Enfermedad-Maternidad, debía incrementarse progresivamente hasta alcanzar el 1 por ciento en los próximos  cinco años.

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