Siete de cada diez nicaragüenses mayores de 40 años no están cotizando al Seguro Social, situación que confirma la crisis de empleo formal que enfrenta este segmento de la población, según revelan cifras del Anuario Estadístico del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS) y Nicaragua en Cifras, que publica el Banco Central de Nicaragua (BCN).
La situación es más grave para las mujeres, porque solo el 23.98 por ciento en edades de entre 40 y 59 años logran mantenerse en el mercado laboral, mientras que los hombres alcanzan el 30.53 por ciento, de acuerdo con los datos oficiales.
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En el país solo el 27 por ciento de la población de entre 40 y 59 años tiene un empleo formal o gana igual o más del salario mínimo promedio. Ese segmento de la población representa 1.08 millones de personas, de ellas solo 293,865 están en el Seguro Social.
Las cifras revelan que a mayor edad es menos su participación en plazas formales. Según el economista Luis Murillo, ese comportamiento se ve influido por la alta informalidad en que está sumergido el mercado laboral del país, la matriz productiva poco diversificada y la política laboral pasiva que en su conjunto no les da opciones a los nicaragüenses.
“En el mercado laboral nicaragüense la contratación casi nunca se hace con criterios de meritocracia, sino de dedocracia, por tal razón, por mucho nivel de escolaridad y experiencia que tenga el recurso humano, eso no se valora del todo, generando con ello bajos niveles salariales, además debemos de tomar en cuenta que al no valorar la experiencia del trabajador, este ya es excluido a una temprana edad, afectando con ello la productividad”, declaró Murillo.
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Otro economista, que optó por no ser citado, dijo que la desventaja de las mujeres en el mercado laboral formal se ve marcada porque se ocupan en actividades informales que les permiten cumplir las obligaciones del hogar y responsabilidades con los hijos y a la vez generar algún tipo de ingreso.
Por su parte, el sociólogo Amílcar Espinoza apuntó que son decisiones de las empresas apostar por mano de obra menos calificada para reducir costos y descarta la posición de representantes empresariales y políticos del país en que las personas mayores de 40 años no se adecuan a las tendencias tecnológicas.
Uso de tecnología, un pretexto en las empresas
“Muchos de los trabajos no necesariamente están demandado el uso de tecnología, ese es un pretexto, porque muchas de las empresas de nuestro país no tienen los altos niveles de tecnificación.
Entonces, si querés hablar del proceso de modernización, ellos (los empresarios) tienen la obligación de capacitar a su personal, pero están apostando a mano de obra con menos calificación”, aseveró Espinoza.
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Además dijo que este tipo de situaciones está creando una especie de clasificación social que a cierto tiempo empiezan a valorar como útil o no útil al empleado.
“No es por casualidad que la edad sea importante o no. Porque te están diciendo desde ya que sos una mano de obra flexible y adaptable, porque si no tenés ganas de ser flexible o adaptable, habrá otra persona que te va a querer sustituir. Se está perdiendo de parte de las empresas las obligaciones con el trabajador, ahí viene todo lo vinculado a la subcontratación, donde encuentran gente útil para la productividad, pero sin generar mayor responsabilidad de la empresa hacia el trabajador”, agregó Espinoza.
Discriminación alienta la pobreza en el país
Murillo dice que la decisión de desechar del mercado laboral formal a los mayores de 40 años empuja a las familias de estas personas a caer en niveles de pobreza, lo que no contribuye a la estabilidad económica del país.
“El exceso de personas en el llamado ejército de reserva laboral permite replicar vulnerabilidades y situaciones de pobreza en la mayor parte de la población, incluso, si tiene buen nivel de escolaridad y años de experiencia”, resaltó el economista.
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Espinoza agrega que la pobreza no será relacionada con bajo nivel educativo, sino con la falta de oportunidades para desempeñar sus profesiones, lo cual empuja a muchos a migrar para generar un ingreso fijo a sus familias.
“Antes a los pobres los relacionaban con no ser educados o que migraron del campo a la ciudad. Hoy te vas a encontrar con abogados, periodistas, médicos e ingenieros pobres, porque los ingresos que perciben están por debajo de las mediciones que ponen las instituciones internacionales. Y también te vas a encontrar con nuevos pobres aún con un nivel de calificación técnica y profesional; están en el desempleo total o están ejerciendo funciones de sobrevivencia”, añadió Espinoza.
Lo que piden las empresas
El mercado laboral formal del país se concentra en la población de entre 26 y 35 años, de acuerdo con las bolsas de trabajo, estadísticas oficiales del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social y el impacto del bono demográfico.
Los economistas indican que las empresas buscan el equilibrio entre experiencia y costo, lo cual logran encontrar en esos rangos de edades, que son etapas de la vida donde en su mayoría las responsabilidades no están tan marcadas como cuando tienen una familia a cargo.
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Según información brindada a LA PRENSA, las empresas de capital nacional son las que principalmente demandan mano de obra joven para los sectores de comercio y servicios.
Propuesta del FMI
En la actualidad la edad de jubilación es a los 60 años, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que para equilibrar las finanzas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) es necesario elevar la edad de jubilación, lo cual sería caótico para los nicaragüenses, coinciden economistas del país, dadas las condiciones laborales formales, las cuales apuntan que a partir de los 50 años la participación en el Seguro Social se desploma considerablemente, condenando a los jubilados a una pensión reducida o el salario mínimo en caso que logre completar sus cotizaciones.
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