14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
/ Justo Pastor Ramos

Tiempo Cuaresmal

Siempre identificado entre el tiempo y la distancia con una lejana tradición que implica la preservación de la fe, el universo cristiano como reeditando las páginas de la historia sagrada se congrega nuevamente alrededor de Cristo para conmemorar el Tiempo Cuaresmal, una costumbre de devota religiosidad cuya raíz primigenia se profundiza en la fe desde cuando los israelitas salieron de Egipto hace unos 3,500 años aproximadamente, acción que ellos suponían su liberación de la esclavitud a que estaban sometidos bajo el poder que ejercía el faraón con extremada crueldad, según lo describe el libro del Éxodo de las escrituras.

Un acontecimiento histórico-religioso acaecido en el mes de Xánticus —mes macedonio que en su libro Antigüedades Judías el historiador judío Flavio Josefo equipara con el mes de Nisán— 430 años después que Abrahán cruzó el Eufrates camino hacia Canaán, tiempo que luego para ellos sería señalado por Jehová —según la misma escritura— el primero de los meses del año, celebrándolo como fiesta dedicada a su nombre durante todas las generaciones.

Era pues, la Pascua de Jehová, Dios eterno, siempre dueño de la eternidad, cuya celebración el pueblo judío, fiel al mandato divino, celebraba con gran solemnidad y bajo un estricto cumplimiento de la ley.

La Pascua era el tiempo de la purificación y preparación en el que había días de fiesta anterior a su celebración en los que se comía la torta no fermentada o pan sin levadura, tanto como la carne del cordero que era preparado para el mismo fin; un ritual infalible en el día 15 de nisán, cuando el pueblo judío realizaba la fiesta de Pascua, fiesta que a la muerte de Jesús se había celebrado durante 1,480 años, y en la que por una coincidencia, o más bien por un designio del Dios Altísimo, sorpresivamente sucede la resurrección de Jesús que había sido sentenciado a muerte días antes, transformándose en la nueva Pascua; un signo de esperanza, una ofrenda de amor cuyo sacrificio encarnó la liberación interior del espíritu.

Así se instituye espiritualmente la Cuaresma, cuya referencia se encuentra tanto en el calendario judío como en el calendario cristiano, y se convierte como una sucesión conmemorativa de la secular costumbre rememorada para observar igualmente la preparación, la cual hoy en día muchos cristianos observan con piadosa devoción hacia la purificación del espíritu como antes en la celebración de la pascua judía.

De manera que la Cuaresma es una cuarentena de días, un tiempo simbólico que nos recuerda hechos y personajes bíblicos coherentes con la fe que practicamos, por ejemplo: el diluvio por cuarenta días permaneció sobre la faz de la Tierra, Moisés pasa cuarenta días en el monte Sinaí para su purificación y preparación, tanto como el pueblo judío pasó viviendo por cuarenta años en el desierto luego de su salida de Egipto; Elías necesitó de cuarenta años para el mismo fin, como cuarenta fueron los días de Jesús, el prometido de tiempos tempranos, después de haber recibido las aguas en el Jordán que se mantuvo internado en el árido desierto preparándose para su obra liberadora; ahí, entregado con su Padre en sus más íntimos sentimientos, entre la soledad y el abandono, era la luz que resplandecía sobre un cielo sin nubes y un suelo sediento; abrazado por el calor de aquella desértica latitud, entre guijarros y peñascos de donde se levantaban las águilas y soplaba impetuoso y tórrido el Siroco; se preparaba consecuente consigo mismo para lo que había sido llamado desde antes que el mundo fuera; preparado para predicar en adelante la verdad, la justicia, el derecho al respeto de la dignidad humana, la tolerancia y el perdón; la pasividad, la armonía y la virtud del amor con la vocación natural de su alma… La arcilla estaba fecundada.

En este sentido creemos que la Pascua como el Tiempo Cuaresmal más que una historia sagrada o simbolismo es un punto de referencia para meditar en su real contenido y razón de ser.
¿Qué significó en su momento? ¿Qué representa en nuestros días? ¿Qué deberíamos pensar o hacer?
Seguramente sea mejor vivir este tiempo creciendo en la verdad, la fe y la virtud de amar.

El autor es historiador.

Opinión Cuaresma Fe Pascua Semana Santa archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí