Resguardar y proteger la agricultura familiar campesina e indígena es uno de los principales objetivos de los Bancos comunitarios de semillas criollas y acriolladas, una iniciativa de organización campesina que permite impulsar la producción, almacenamiento, mejoramiento e intercambio de semillas criollas y acriolladas entre las familias campesinas y sus comunidades.
La creación y fortalecimiento de estos bancos comunitarios de semillas se viene impulsando desde 2008 por las organizaciones socias de la Alianza Semillas de Identidad a nivel nacional, dando lugar a más de 416 bancos localizados en 12 departamentos de Nicaragua.
Estos bancos de semillas han logrado el autoabastecimiento comunitario de semillas criollas y acriolladas de calidad, a través de la implementación de prácticas agroecológicas amigables con el medioambiente, garantizando las cosechas y la seguridad alimentaria de las familias campesinas, aun en periodos de crisis, estimulando su autoconfianza y generando una conciencia positiva sobre el valor de la diversidad genética local, y su libre acceso para su producción y su consumo.
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Asimismo, son la forma de resguardar y proteger la agricultura familiar campesina e indígena, lo que significa también conservar la diversidad de las semillas criollas y acriolladas.
Los productores y productoras agroecológicos son quienes por generaciones han mantenido, mejorado y distribuido las semillas criollas, protegiendo la agrobiodiversidad del país. “Para que la agricultura de Nicaragua pueda tener buenas perspectivas de futuro, es necesario resguardar nuestra Diversidad Biológica, la cual garantizará nuestra seguridad alimentaria. Debemos continuar con la recuperación y el aumento del acervo de plantas para el consumo animal y humano”, aconseja Carlos Vidal, productor agroecológico de Rivas.
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Para Vidal, quien es coordinador de la Red de Bancos Comunitarios de Semillas Criollas del Pacífico Sur, es vital promover una agricultura agroecológica, “basada en la conservación y recuperación de la fertilidad de suelos, en la rotación y asociación de cultivos, en el uso de semillas criollas adaptadas a cada zona, con la utilización de insumos proporcionados por los mismos sistemas productivos, todo esto hace que disminuyan los costos de producción, además de que se incrementan los alimentos para las familias y las comunidades”.
Harold Calvo, coordinador de la Alianza Semillas de Identidad (ASI) señala que: “Si los 236,000 productores y productoras existentes en el país, unen esfuerzos con técnicos y científicos nacionales para seguir mejorando las variedades de semillas criollas, con prácticas de fitomejoramiento participativo campesino a partir de nuestras variedades criollas y acriolladas, Nicaragua ampliaría significativamente su base genética y su seguridad alimentaria, y aumentaría rendimientos con sostenibilidad hacia el futuro”.
Carlos Vidal explica que en la actualidad están conformadas cuatro Redes departamentales de bancos de semillas criollas y acriolladas: Red Norte – Matagalpa y Jinotega con 152 bancos en 11 municipios. Red Pacifico Sur (Carazo, Granada y Rivas) con 37 bancos comunitarios. Red de Estelí con 35 bancos y la Red Nueva Segovia con 30 bancos comunitarios.
“Además hay 162 bancos de semillas en otros departamentos para un total de 416 bancos comunitarios de semillas criollas”, puntualiza Vidal.
“Nuestro objetivo es rescatar y promover el uso y consumo de semillas criollas y acriolladas de calidad como estrategia de Seguridad Alimentaria”, señala Vidal, quien además agrega que para lograr esto trabajan en mejorar la producción y conservación de semillas criollas y acriolladas de calidad para el consumo y el libre intercambio a nivel local, departamental y nacional.