El odio hacia las mujeres manifestado en las muertes atroces que se han cometido en los últimos meses en Nicaragua se debe al pensamiento machista arraigado y a un Estado indiferente a este fenómeno, analizaron especialistas.
Para Magaly Quintana, activista del movimiento Católicas por el Derecho a Decidir, la atrocidad de los crímenes contra las mujeres se ha mantenido latente de manera sistemática. “La cultura machista está interiorizada y enseña a muchos hombres que pueden decidir sobre la vida de las mujeres”, apunta.
Quintana considera que estos niveles de odio y cifras de femicidios se han mantenido desde hace muchos años. “La brutalidad es histórica. Lo que hay que destacar ahora es el papel que han jugado algunos medios de comunicación en la difusión y visibilización de este trabajo que por años han hecho las organizaciones de mujeres”.
El psicólogo Julio Jiménez, por su parte, analiza que en los últimos veinte años ha observado un aumento de la violencia hacia la mujer y de la atrocidad de los femicidios. “Pienso que el machismo ha involucionado, porque ahora hay más hombres que respetan a la mujer, pero todavía hay sectores que lo conservan. Las familias tienen un pensamiento machista, tanto hombres como mujeres. Eso se hereda y puede tener un grado de influencia”, señala.
Jiménez considera que existe un mal manejo de las emociones de parte de los hombres violentos. “Hay un problema de manejo de la ira. Eso influye en cómo los hombres se ensañan contra las mujeres”, sostiene.
2018 empezó mal
En el primer mes de este año, según el monitoreo realizado por Católicas por el Derecho a Decidir, hubo cinco víctimas de femicidio entre las edades de 34 y 50 años. Tres de ellas murieron a manos de sus parejas y las otras perdieron la vida ante desconocidos.
A tres de las víctimas les segaron la vida a golpes y una de ellas también fue violada, las otras dos fueron asesinadas con arma blanca.
Juanita Jiménez, coordinadora del estudio Violencia contra las mujeres: percepciones, realidades y pistas para el cambio, considera que los principales hallazgos del documento fue la falta de aplicación de la Ley 779 por las reformas y reglamentación decretadas, el pensamiento machista, la corrupción y el tráfico de influencias existente en las instituciones.
Según Juanita Jiménez, las mejores condiciones para la aplicación de la Ley 779 dependen de que vuelva a funcionar el Sistema de Atención Especializado para las víctimas de violencia, porque dentro de este cada institución tenía un rol fundamental para el acceso a la justicia.
Sin embargo, a juicio de Magaly Quintana, activista feminista, existe un Estado que no quiere hacer absolutamente nada para poder enfrentar esta realidad de violencia contra las mujeres.
Menos tipificaciones de femicidio
Magaly Quintana, activista del movimiento Católicas por el Derecho a Decidir, pronostica que este año 2018 se reportarán menos casos de femicidios para obedecer a una política de invisibilización de estos delitos de violencia contra las mujeres.
“Tanto el instituto de Medicina Legal como la Policía están sacando tipificaciones encaminadas para que esta realidad no se conozca”, sostiene.
63
muertes violentas de mujeres fue el recuento final de 2017. De estos casos, 51 son femicidios, siete asesinatos de mujeres y cinco de niñas, según Católicas por el Derecho a Decidir.