A nadie le gusta perder. Incluso a nosotros, que le ganamos a Cuba tan pocas veces que hasta le celebramos el aniversario a esas victorias, nos incomoda una nueva derrota. No importa que vayan 21 en forma consecutiva. Siempre es molesto perder.
Ahora, ese sentimiento es correcto. Lo lamentable sería que nos acostumbráramos a ser vencidos y nos viésemos con sentido de auto conmiseración. Pero mientras haya incomodidad al caer, seguro vamos a buscar la forma de levantar más alto los pies.
La serie ante los cubanos nos dejó muchos detalles, que seguro van a ser tomados en cuenta por la dirigencia del beisbol nacional. A mí me queda una conclusión: Cuba no es tan fiero como antes, ni Nicaragua es tan flojo como algunos creen.
La distancia se ha acortado, aunque aún estamos largo de alcanzarlos. Pero si hay un equipo al que se le pudo ganar, era a este. Lo que pasa es no ejecutamos bien aspectos básicos del juego y eso nos pasó factura. Salvo el segundo juego, los demás se pudieron ganar.
Y el que más dolió fue el último. Gustavo Martínez, que ha sido el brazo más consistente de la Selección, no se presentó bien. Eso obligó a Julio Sánchez a echar mano temprano del bullpen. Y los Bucardo (Jorge y Wilber), que son para el tramo final del juego, de pronto estaban lanzando a medio partido.
Pero además Sánchez se apuró en sacar a Jorge, que estaba dominando con su sinker y ha sido pícher de carrera larga, y aguantó mucho a Wilber, que se ha establecido como un cerrador aquí. Debió ser a la inversa. Hablo del trayecto, no del orden en que se les usó.
Para remate, la defensiva se colocó de una forma y los lanzadores trabajaron de otra. Es decir, se lanza afuera y se coloca el cuadro como si van a jalar bola. Incluso, se ordena una formación especial y Frederich Cepeda solo empujó un disparo afuera, aprovechando el hueco.
Sin embargo, en el fondo, el detalle más importante que ofreció la serie, es que varios peloteros caracterizados, entraron en declive y los jóvenes están pujando por un espacio. El proceso natural de renovar el equipo ha llegado y los duelos con Cuba lo precipitaron. Los jóvenes vienen ahí.