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/ Arnoldo R. Martínez Ramíre

El país está enfermo

Aquellos que pueden hacerte creer absurdidades, pueden hacerte cometer atrocidades. Voltaire, Francia (1694-1778)

¿Es la corrupción en Nicaragua un problema de Salud Pública? ¿Es una epidemia carente de vacunas? ¿Están nuestros genes integrados por moléculas proclives a la corrupción? La practicamos, la vemos de lejos, o la dejamos pasar. Está encarnada en los sectores públicos y privado, partidos políticos, empresas, agrupaciones civiles y religiosas.

Se habita en el fango de la corrupción cuando personas con poder político, económico, militar y religioso, caen en comportamientos soberbios, y atrapados por la codicia, son verdugos de la justicia y ultrajan a los humildes. Venerándose entre poderosos, justifican el adquirir indebidamente tierras, bienes y dinero.

La experiencia nos dice que la corrupción obstaculiza el crecimiento intelectual, el desarrollo económico, la equidad social, la justicia, y estanca a los países en la miseria. Los corruptos se convierten en una casta abominable, sin credibilidad alguna. Al ver los recursos dilapidados, la comunidad se frustra y surgen comportamientos disfuncionales. Los partidos políticos son desnaturalizados y comercian sus “principios” al mejor postor.

La sinfonía en el mundo de los negocios, el sector público y los medios pro-gobierno, avalados por los mensajeros siderales del FMI, al unísono, como en majestuoso concierto: “Nicaragua está creciendo en forma sostenida”, tiene un progreso sólido, las condiciones de salud, educación y vivienda se están mejorando, la pobreza se ha disminuido, se tiene una tasa de desempleo del 4%, somos eficientes en administrar proyectos. Sin embargo, existen al menos once condiciones que contradicen al enunciado “crecimiento”.

1. La supeditación de los poderes del Estado al poder ejecutivo, entorpece cualquier posibilidad de buen gobierno. Los legisladores fabrican leyes obedeciendo intereses particulares; la justicia es parcializada y carece de independencia; las elecciones son amañadas; y el derecho a votar y ser votado es ignorado.
Ejemplo de esto es el desatino de “aliviar las funciones del presidente del Consejo Supremo Electoral”, lo cual es inconstitucional e incomprensible. Además, el presunto transgresor mantiene su cargo, salario, beneficios e inmunidad.

2. Se omiten las buenas prácticas de gestión pública: al no rendir cuentas; ocultar la información; realizar licitaciones adulteradas, o excluirlas para comprar bienes y servicios; uso particular de bienes del Estado; e inoperancia de los organismos fiscalizadores.

3. Impunidad absoluta de gobernantes, partidarios, familiares y amigos. Están “protegidos” de delitos civiles, mercantiles, laborales, penales, fiscales. Igual la Policía y el Ejército parecen tener un fuero especial que los protege.

4. Cada año es anunciada de manera estridente la negociación del incremento del salario mínimo entre el Estado, sindicatos y empresarios. La verdad es que se trata de una charada de mal gusto. Los aumentos anuales a los trabajadores nunca se acercan al aumento del costo de vida. El rango de salarios mínimos en Nicaragua está entre C$3,773.82 y C$8,445.44 (Canasta Básica es de C$13,187.00). Son aumentos de salario desvinculados de quienes laboran en la economía informal (70% de la PEA), que a su vez, están desamparados por la seguridad social, vacaciones y décimo tercer mes.

5. La rentabilidad de los bancos en Nicaragua es del 30% al 40% anual, la más alta de Latinoamérica. Las tarjetas de crédito cargan entre el 50% y 60%; los créditos personales entre el 20% y el 30%. En la eventualidad que un cliente caiga en mora, le cargan intereses mayores, al grado de convertir en impagable la deuda, perdiendo el cliente la garantía. ¿Es efectiva la Superintendencia de Bancos?

6. Las exoneraciones de impuestos, se otorgan en forma discrecional, desconociéndose los criterios técnicos aplicados, adicionalmente, no son del conocimiento público. Se estiman en US$1,000 millones anuales, cerca del 10% del PIB.

7. Los conflictos de la propiedad son manejados por funcionarios importantes del gobierno, haciendo caso omiso de los títulos de propiedad, leyes y registros públicos.

8. Las concesiones a compañías mineras al año 2013 eran del 13.5% del territorio nacional. Una gran parte está en la Reserva Biosfera de Bosawas, en violación a las leyes de Áreas Protegidas y los Territorios Indígenas. Igual sucede con las concesiones madereras (Decreto Presidencial No. 01-2018, suspende en todo el territorio nacional, incluyendo áreas protegidas, la veda para el corte del pino… con vigencia de un año…) Se especula que para los casos indicados del 5 al 8, existe tráfico de influencias.

9. A pesar que Nicaragua es “un muro de contención”, las drogas circulan y se consumen en el país. Se desconoce el destino de las incautaciones de drogas, dinero, armas, vehículos, lanchas, aviones.

10. La precariedad y/o inaccesibilidad de los servicios de seguridad social, salud pública, educación, vivienda, agua, alcantarillado y energía eléctrica, hace que la mayoría de la población viva en condiciones infrahumanas.

11. Las cifras oficiales de los ministerios y BCN están incompletas, o alteradas. Se tiene la impresión de vivir embobados por el gobierno y el sector privado. Las encuestas ilusionistas todo lo pintan bonito y en prosperidad. Pero, es suficiente ir a los semáforos, hospitales, barrios marginales y al mundo rural, para observar la miseria.

Debemos recuperar la salud del país: amando a Dios y a nuestro prójimo, honrando a nuestros padres, proscribiendo matar, robar, decir falsos testimonios, codiciar los bienes ajenos. En fin, cumpliendo las leyes; actuando honestamente; respetando la dignidad humana; participando como ciudadanos responsables.

El autor es contador.

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