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tiempos de Facebook, Facebook

El amor en tiempos de Facebook

¿Estamos siendo testigos de una revolución democratizadora, del surgimiento de una cultura global desde las personas?

“Yo estaba decidida a venirme con él cuando nos encontramos por primera vez en Matagalpa”, narra Emily, jinotegana oriunda de una comarca tierra adentro del Bocay, actualmente residente en Pochotillo, comunidad rural en aquellos campos de los Diriomos, sitio en el que se encuentra forjando un hogar con Marcos, lugareño miembro de familia ancestral en la región. Ninguno de los dos conocía sus respectivos domicilios, ni habían viajado fuera de sus terruños. ¿Cómo se conocieron? Con la tecnología del siglo XXI, disponible mediante los celulares, los teléfonos inteligentes que a costos bajos están transformando la vida cotidiana de las personas, sea cual sea su posición socioeconómica o educativa; transformando a los individuos y transformando las culturas.

Cupido ha cambiado su carcaj y flechas por los bytes y smartphones. Viaja por los satélites estacionarios, el internet y las redes sociales.

Cierto día, Emily recibió en su celular una llamada equivocada de un desconocido joven de Diriomo. Así iniciaron una amistad virtual la joven del Bocay con el joven de Diriomo. Se hicieron amigos en Facebook, la amistad derivó en noviazgo, siempre virtual, hasta que un día Marcos propuso a Emily que formaran pareja real, viviendo juntos en la comarca de Pochotillo. Ella le contó a su mamá, quien puso el grito al cielo y le dijo a su hija que aquello era una locura, cómo iba a irse a un lugar tan largo a vivir con un desconocido, con gente de una familia extraña, con quién sabe qué costumbres. Para Emily la cosa no era tan rara, muchas de sus amigas eran vía Facebook; de Bluefields, León, Matagalpa. Pero con todo aquel viaje era una gran aventura y una tremenda decisión, ni ella ni Marcos tenían dinero para visitarse y conocerse directamente, si se iba, tenía que ser con una decisión de quedarse. Y la tomó. Un buen día acordaron de reunirse en la parada de autobuses de Matagalpa, la ciudad punto intermedio. Se fue.

Hoy tienen ya dos años de convivencia en su hogar de Pochotillo, se sienten bien y tienen planes a largo plazo. Cupido virtual logró su cometido.

Enriqueta, joven profesional odontóloga, graduada de un prestigioso colegio privado de la capital, Managua, coincidió en un evento académico con un joven médico mexicano, continuaron amistad virtual, en la cual se enamoraron. Su boda la ofició en Nicaragua un obispo católico y desde hace cuatro años viven en México.

Pero la cosa no se circunscribe a las nuevas generaciones. Zenobia, una nica viuda, sesentona y residente en los Estados Unidos, mediante Facebook conoció a Héctor, sesentón mexicano, residente en México y son ahora novios virtuales. Zenobia espera emocionada la hora diaria de cita con su enamorado virtual. Ambos se sienten acompañados y con una pareja que les apoya emocionalmente.

Porque como decíamos, no hay restricciones de ningún tipo. Miriam, campesina del Corozo, comarca a dos horas en camión y una más a pie desde Camoapa, tiene amigos en Egipto y la India. Al preguntarle como sabía que realmente estaban en dichos países, responde: “Por el GPS”. Los amigos no hablan español, pero esa “pequeña” dificultad se resuelve con el traductor de Google.

¿Qué resultará de estos intercambios culturales e interpersonales en las bases de sociedades tan disímiles, con oportunidades por primera vez en la historia de interactuar de manera espontánea e incidiendo en los individuos?

Asistimos a una increíble democratización en los contactos directos entre habitantes de los más diversos países y culturas. No hace mucho tiempo, estas interacciones eran prohibidas, delitos políticos o sacrilegios.

¿Estamos siendo testigos de una revolución democratizadora, del surgimiento de una cultura global desde las personas? ¿O a una era de absoluto control del ciudadano y de las sociedades por parte de quienes detentan el control de las tecnologías? El tiempo lo dirá.

Por ahora Cupido parece extender sus alas y el radio de sus flechas desde las redes sociales.

El autor es psicólogo social.

Columna del día cupido Facebook Redes Sociales archivo

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