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Cartas al Director

Carta abierta a las mujeres Me place enviar un saludo a las mujeres nicaragüenses y reconocer lo mucho que significan en la sociedad, así como la admiración que me inspiran. Antonio Manero, en el Diccionario Antológico del Pensamiento Universal sostiene que “las mujeres poseen un sexto sentido que las hace descubrir al hombre que las […]

Carta abierta a las mujeres
Me place enviar un saludo a las mujeres nicaragüenses y reconocer lo mucho que significan en la sociedad, así como la admiración que me inspiran. Antonio Manero, en el Diccionario Antológico del Pensamiento Universal sostiene que “las mujeres poseen un sexto sentido que las hace descubrir al hombre que las ama”. Es cierto, eso ocurre cuando un hombre se muestra inhibido para expresarle su sentimiento a una mujer por algún impedimento emocional que lo aprisiona y se limita a conductas platónicas.

A la mujer siempre hay que darle un amplio espacio de consideraciones, no escatimar voluntad para exaltar su figura. En la mujer priva una indiscutida inteligencia de la cual nos hablan Víctor Hugo y Amado Nervo, ambos situándola en un lugar sobresaliente por su inigualable belleza. Por eso las mujeres son acreedoras de cuantas adulaciones positivas le debemos y que se vuelven precisas.

Una mujer percibe su realización humana cuando usamos el diálogo, alejándonos de egoísmos para encontrar las respuestas necesarias a las diferencias que se dan, y poder consolidar los sentimientos de amistad hacia una persona especial. Las apreciaciones para la mujer provenientes de mentes luminosas tienen siempre una agradable aceptación, y en este caso invoco para la mujer al panida mexicano Amado Nervo, con sus geniales palabras dedicadas a las embajadoras de la belleza y el amor: “Eres llena de gracia como el Ave María, quien te vio no pudo ya jamás olvidarte”.

Hugo Ramón García, periodista de Somoto.

Nada que celebrar
Disculpen si en lo personal no celebro el Día de la Mujer, al contrario guardo luto por el fallecimiento de decenas de mujeres y la violación y atroz asesinato de una inocente niña todas víctimas de irracionales y rabiosos verdugos.

No puedo celebrar cuando tengo que acompañar a mi hija a tomar el autobús y enfrentamos la vorágine del tráfico y que increíblemente son los conductores de los grandes armatostes los que en raras ocasiones nos ceden el paso. Mantengo a Jesús todo el día en mi boca pidiéndole al Creador que la proteja y libre de todo mal pues no puedo comunicarme con ella porque a su mochila le hicieron una gran herida y le sustrajeron su celular. La aburro con consejos de que aprenda a identificar la cortesía de lo prosaico, de que debe estudiar mucho para enfrentar el difícil y ahora corto mundo laboral donde se discrimina y castiga a la mujer como si fuese un delito pasar de los treinta y cinco o convertirse en madre.

Pido a Dios también porque todas las mujeres podamos encontrar un buen compañero que nos tenga como su igual y no como un ser inferior al que pueden manipular, controlar y hasta asesinar si esa es su voluntad, como si estuviésemos viviendo en aquellos primeros siglos de ignorancia y oscurantismo.

No puedo celebrar, señores, cuando con la tecnología y la comunicación abierta nos volvemos más chismosos e inquisidores incentivando la burla, la crítica destructiva y mal intencionada de quienes caen víctimas de las redes sociales y que lejos de solidarizarnos con la tragedia de alguna persona, hacemos mofa.

Pero todavía conservo la idea de que en nuestras manos está cambiar las cosas, podemos hacerlo, juntas, unidas y que un día podamos salir a la calle libres, sin temor de ser agredidas, de sentir que estamos protegidas por nuestras autoridades, por nuestras familias, por nuestros maridos, pues no somos ni jamás hemos sido enemigas de nadie. Al contrario, ponemos la belleza y la alegría en cualquier entorno y poder caminar por calles hermosas, llenas de frondosos y naturales árboles, ¿por qué no? Por ahí dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero en este Día de la Mujer no he tenido nada que celebrar en mi Nicaragua.
Nimia Serena Pérez Bermúdez

Mujeres excombatientes
En principio quiero felicitar al Diario LA PRENSA por el reciente reportaje titulado “Las mujeres que lucharon en la Contra de Nicaragua”. Creo que este reportaje es un gran homenaje a las centenares de mujeres comandos de la libertad que integraron los diferentes comandos regionales y fuerzas de tarea en el Frente Norte de la Contra FDN-ERN, organización campesina guerrillera que representó más del noventa por ciento de todo el universo de la Contra en la lucha armada contra la primera dictadura sandinista.

Nuestras hermanas excombatientes, mujeres de la Contra, jugaron un papel de mucha importancia en nuestra lucha desde ser comandos de la libertad hasta ser madres en los campos de batalla. La mayoría de estas mujeres eran verdaderas combatientes de la Contra y se fajaban en los campos de batalla al igual que los hombres que conformábamos los comandos regionales y fuerzas de tarea de la Contra. Muchas de ellas incluso eran más valientes que los mismos hombres y me vino a los recuerdos los diferentes combates que se dieron en San Andrés de Bocay en el departamento de Jinotega, en la frontera entre Nicaragua y Honduras. Las mujeres de la Contra peleaban con su fusil en mano a la par de cualquiera y soportaban los bombardeos sandinistas.

A casi 28 años de la desmovilización de la Contra es importante recordar a nuestras hermanas de lucha que lo dieron todo por la libertad, la paz y la democracia de Nicaragua con su lucha. Ahora las madres pueden vivir felices y en paz al lado de sus hijos. A lo mejor en un día no muy lejano gobierne en nuestra sufrida Nicaragua un gobierno democrático que reconozca la lucha de la Contra, pero que en especial reconozca la lucha de las mujeres de la Contra.

Hoy quiero recordar a otras mujeres comandos de la libertad de la Contra como Mariluz que dicen vive cerca de Yalí; a Amanda, a Yolanda, a Martina, a Marina que dicen vive por Plan de Grama, Wiwilí-Jinotega, entre otras que también se merecen ser recordadas por su valiosa lucha por Nicaragua.

Máximo M. Castillo (Mexicano)

Cuaresma 2018
La Cuaresma, cuarenta días que nos preparan para la Pascua del Señor, comenzó el miércoles de ceniza (14 de febrero), con las iglesias llenas. Ese día todos los años es un día laborable. Es un “tiempo fuerte”, penitencial. Si siempre hemos de vivir la caridad, característica de un verdadero cristiano, mucho más en Cuaresma, tiempo en que deben acentuarse la práctica del ayuno, la oración y la limosna. Ayuno no solo de alimentos, también de cosas.

Muchos fieles ofrecen a los pobres el valor material de sus privaciones. Es característica de este tiempo un mayor recogimiento para reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida y su meta, el Cielo, porque esto que vivimos es pasajero. El papa nos da ejemplo de retiro orante: salió de Roma, al principio de la Cuaresma para hacer ejercicios espirituales y antes nos obsequió con una carta que hace pensar. En ella nos recuerda que la Cuaresma es un “tiempo de gracia”, que “anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida”. Con palabras del apóstol y evangelista Mateo, dice: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría” (24, 12). Afirma que “algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio”.

Evoca la imagen del Infierno que hace Dante Alighieri: “Imagina al diablo sentado en un trono de hielo, su morada es el hielo del amor extinguido”. Dice el papa que “lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, ‘raíz de todos los males’ (1 Tm 6, 10)”; “el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en Él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos”.

Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras “certezas”: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas. Muy interesante su reflexión sobre la realidad que nos rodea.
Josefa Romo

Cartas al Director mujeres Nicaragua reportajes archivo

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