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presos políticos, Nicaragua, crisis, protestas
/ Editorial

Gran paso en Venezuela

Este jueves 8 de marzo se formó en Caracas el “Frente Amplio Venezuela Libre”, la asociación política y social democrática más amplia creada a lo largo de su historia por el pueblo venezolano, el cual soporta la dictadura de Nicolás Maduro pero no ha dejado de luchar contra ella por todos los medios a su alcance.

En la formación del Frente Amplio Venezuela Libre han participado los partidos políticos agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), organizaciones de la sociedad civil, sectores empresariales, rectores y profesores universitarios, movimientos estudiantiles, defensores de los derechos humanos, representantes de las iglesias cristianas católica y protestante, e inclusive chavistas disidentes.

Todos los sectores sociales y políticos venezolanos opuestos a la dictadura están en el Frente Amplio, a excepción del movimiento Soy Venezuela que representan María Corina Machado dentro del país y Antonio Ledezma en el exilio, que no han decidido incorporarse. Pero pueden hacerlo en cuanto ellos lo dispongan.

El Frente Amplio y el movimiento Soy Venezuela tienen los mismos objetivos, repudian la farsa electoral programada por Maduro para el próximo 20 de mayo y su objetivo es poner fin a la dictadura bolivariana. La única diferencia entre ellos, según lo que expresó María Corina Machado, es que el Frente Amplio considera que se puede sacar del poder a la dictadura por medio de unas elecciones libres y limpias y, a fin de facilitarlas, pide la renuncia de Maduro; mientras que Soy Venezuela plantea que primero hay que derrocarlo para poder después realizar las elecciones democráticas.

En realidad, a partir de la creación del Frente Amplio Venezuela Libre y su apertura a los pocos opositores que aún no se integran, lo único que hace falta para derrocar a la dictadura bolivariana de Nicolás Maduro es que el sector sano de las Fuerzas Armadas, que seguramente existe, se ponga del lado del pueblo. Esto es muy difícil, sin duda, por el férreo control que la cúpula madurista y la fuerza cubana de ocupación tienen sobre el estamento militar venezolano, pero no es imposible.

Hace 60 años, el 23 de enero de 1958, la dictadura venezolana del general Marcos Pérez Jiménez, que era tan poderosa, cruel y criminal como la de Nicolás Maduro, aunque menos totalitaria, fue derrocada por la Junta Patriótica en la que los partidos políticos y los movimientos sociales democráticos se unieron con los militares que voltearon sus armas contra la tiranía.

Ahora, con la formación del Frente Amplio solo falta que los militares patrióticos se rebelen y unan a la población, para darle el golpe de gracia a la dictadura y liberar al país de los interventores castristas. Esta salida sería mucho menos costosa que una intervención armada internacional por razones humanitarias.

La dictadura de Nicolás Maduro está tan podrida y aislada nacional e internacionalmente, que lo más probable es que caiga de cualquier manera, incluso aunque no haya militares que se rebelen. Pero sin duda que sin la participación de un sector del Ejército la salida sería más difícil y mucho mayor la cuota de sacrificios que tendría que pagar la población venezolana.

Editorial Venezuela archivo
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