Elaborar más de 40 “peroles” de cajetas diarios en época de purísima, o cuando hay encargos especiales, sitúan a “Dulces la Rivense” de Potosí, como una de las dulcerías más productivas en Rivas.
Doña Marritza Marín cuenta que su trabajo sigue siendo artesanal, con las mismas recetas de sus abuelas y tía de crianza, y aunque reconoce que es un trabajo muy duro, se enorgullece que producto de la venta de sus dulces, logró sacar adelante a sus cinco hijos durante cuarenta años de trabajo continuo.
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“Se trabaja con leña, con siete fogones donde se pueden poner siete peroles de cajetas al mismo tiempo, en las temporadas altas como la novena de la Purísima contratamos hasta 17 trabajadoras temporales, pero en la época normal son tres a cinco peroles diarios, a menos que tengamos un encargo grande, eso varía” detalló.
También tienen un horno artesanal, donde le dan el punto final a los deliciosos marquesotes.
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Llegar a ese nivel de producción le ha costado mucho trabajo a Marín, pues recuerda que cuando tenía 14 años compró el primer perol, actualmente cuenta con 20 y tiene planeado comprar 10 más.
“Este es un trabajo duro, como de esclavos, todos los días se trabaja, no hay días libres, ni feriados, porque esos son los mejores días para vender dulces, yo no faltaba en las fiestas patronales y en las barreras de toros, y ahora gracias al Intur (Instituto Nicaragüense de Turismo), que nos han proyectado en varias ferias departamentales y nacionales, tenemos mayor demanda”, afirmó Marín.
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Asegura que sus dulces además de variados son saludables, no llevan ningún tipo de preservantes y tienen un vencimiento de 12 días.
Entre la variedad de dulces se encuentran las cajetas de cocos rosadas y las de tamarindo y dulce, cajetas de leche, piñonates, cajeta verde (de papaya), huevo chimbo, gofios, dulce de leche, requesón, melcocha de leche de coco o de maní. En cuanto a los postres, elaboran dulce de leche, atol de pujaguaba, arroz con leche, almíbar y ayote en miel.