Luego de seis compromisos, el San Fernando no gana ni uno. Y quizá lo peor, es que da la impresión que ese tipo de resultados le serán muy frecuentes en este Pomares.
Lo más dramático, es que no se ve que tenga a mano el talento para revertir la tendencia de permanecer en el fondo, lo cual es impropio para una ciudad enloquecida por el beisbol como Masaya.
Al igual que el Frente Sur de Rivas, el San Fernando decidió deshacerse de jugadores que a su juicio eran improductivos, problemáticos o muy veteranos, pero quizá no era el momento.
Cuando Rivas “sacudió la rama” estaba preparado con reemplazos que había cultivado en sus ligas juveniles. Así que la transición no solo no fue traumática, sino que resultó un verdadero éxito.
Rivas atrapó el título y dio una gran lección a esos equipos que acostumbran chinchinear jugadores conflictivos o discretos, pero hizo el cambio en el momento justo.
¿Qué le queda a Masaya? Tener paciencia, porque a menos que ocurra algo inesperado, ese equipo va a pasar muy duros momentos. Y luego, pensar en una buena directiva.
Los buenos equipos se arman desde el escritorio, con un plan, con visión, con pasión. La directiva debe tener gente que le guste de verdad el beisbol, no políticos cumpliendo una orden.
A la directiva le faltó humildad para tratar el caso de Justo Rivas, un artillero que optó por el retiro luego de batear .388, con 21 jonrones y 70 empujadas en 76 juegos.
¿Quién se retira después de eso? Además, Justo es una leyenda en el beisbol y más en Masaya. Merecía respeto. Él junto a Renato en ese line up sería una cosa distinta.
Los relevos de los peloteros de Primera División no andan ahí en la Mayor A. Hay que cultivarlos, algo que sí hizo el Rivas pero que olvidó la directiva del San Fernando.
Esa afición tan apasionada, merece un mejor equipo.