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presos políticos, Nicaragua, crisis, protestas
/ Editorial

Qué esperar con Pompeo

¿Qué significado tendrá para las relaciones de los Estados Unidos (EE.UU.) con América Latina, en particular para Venezuela y Nicaragua, la sustitución de Rex Tillerson como secretario de Estado y su reemplazo con el jefe de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, Mike Pompeo?

El senador republicano Marco Rubio, crítico implacable de los regímenes autoritarios de Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua, ha dicho que el nombramiento de Pompeo como nuevo secretario de Estado es lo mejor que podía haber ocurrido. Rubio anticipó que apoyará su confirmación en el Senado y trabajará con él para promover activamente los intereses estratégicos de EE.UU. en el hemisferio occidental, y para abordar la crisis de Venezuela.

Por su parte el diplomático estadounidense y presidente del Consejo de Asuntos Mundiales, Charles Shapiro, valoró como muy positivo este cambio, porque según él como director de la CIA Pompeo “entiende lo que está pasando en todo el mundo”.

En realidad, se sabe que Pompeo está muy bien informado acerca de la situación de Venezuela y, por lo consiguiente, hay que suponer que conoce igualmente el caso de Nicaragua, cuyo régimen autoritario es un estrecho aliado de la dictadura de Nicolás Maduro.

A principios del presente año, Pompeo reveló que los servicios de Inteligencia de la CIA alentaron algunas de las sanciones que han sido impuestas a la dictadura venezolana. Y razonó que “Venezuela podría convertirse en un riesgo para los Estados Unidos. Los cubanos están allí —dijo Pompeo—, los rusos están ahí, (así como) los iraníes, Hezbolá… esto es algo que tiene el riesgo de llegar a un lugar muy malo y Estados Unidos necesita tomar esto muy en serio”.

No se conoce que Pompeo hubiera hablado de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, pero eso no significa que no tenga información ni interés en este país. En todo caso Ortega debe esperar un endurecimiento de la política del Departamento de Estado hacia su régimen autoritario, sobre todo si se empeña en seguir tomando medidas totalitarias como el plan para controlar internet y censurar la libertad de información en las redes sociales.

Nosotros pensamos, y lo hemos dicho con claridad, que cada señal que llega de los EE.UU. para Nicaragua ya sea positiva para Daniel Ortega, como sin duda es su avance relativo en el cabildeo en Washington contra la Nica Act, o negativa como ha sido la sanción estadounidense a su régimen por medio de la aplicación de la Ley Magnitsky a Roberto Rivas, es una oportunidad para abrirse a las reformas electorales y políticas que necesita el país para restablecer la institucionalidad y volver a la democracia. No solo porque lo exige la comunidad democrática internacional sino también porque lo necesita Nicaragua

En este sentido podemos decir que el nombramiento de Mike Pompeo como nuevo secretario de Estado de los EE.UU., viene a ser otra oportunidad para comenzar a implementar las reformas democráticas. Daniel Ortega, por el bien del país y de él mismo debería entenderlo, ser menos ideológico y más racional y comprensivo de la realidad y sus perspectivas.

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