Aun en medio de una temporada que recién ha sido puesta sobre el escenario, ya hay una serie de aspectos que representan un atractivo interesante para los fanáticos del beisbol nacional.
Los de Chontales han arrancado como toros. El Bóer ya presentó su candidatura al título. El Rivas ha dejado en claro que no lo despojarán fácil, mientras que León todavía no infunde respeto y mucho menos temor.
Aún falta mucho camino por delante a través de una campaña de 51 juegos en la primera etapa. Pero ya hay desempeños que fortalecen el optimismo y otros que acentúan las preocupaciones.
A Chontales, que se le ha cuestionado su empuje en la postemporada, ha iniciado a todo vapor con seis victorias y es el único invicto. Sin embargo, este fin de semana tendrá un interesante examen ante los Leones.
A la vez, León será probado. Después de tropezar ante Chinandega y el Bóer, no ha lucido como un equipo con rasgos de campeón que se ha pronosticado. A lo mejor ahora enseña su furia y los Toros pagan los elotes.
Pero no se equivoquen, los Toros no es solo un equipo enrachado, que aprovechó para lucirse ante rivales débiles. Tiene talento. Su picheo es serio y el bateo no solo es Iván Hernández.
A la vez, León es mucho mejor de lo mostrado hasta ahora (2-4). Es asunto de ajustar las fichas y eso a veces toma tiempo. Pero también, hay talento ahí. Ya lo verán.
El Bóer es un plantel sólido. Su ofensiva es la más feroz de la liga y su picheo, sin ser brillante, cumple. Hay que contar con ese equipo. Lo mismo con los Dantos, otro conjunto con pretensiones.
El Rivas ya luce como un equipo serio, que domina los fundamentos del juego y aprovecha las oportunidades. La Costa Caribe tiene un estilo diferente a los sureños, pero también ya se ha hecho sentir.
El resto de equipos ya irán agarrando el ritmo a través de la temporada, mientras otros poco a poco comienzan a percatarse que tenían que haberse preparado con mayor anticipación.
Esa serie entre Bóer y Rivas debe ser tremenda, lo mismo que Toros y Leones, quienes deben echar chispas, pero en realidad, la mayoría de duelos tienen un llamativo nivel de atracción.