Casi siempre, cuando en una discusión decimos: “calmate”, “no te pongás así” o “no llorés”, acabamos desatando más el enojo o las lágrimas de nuestro interlocutor. Esto tiene una explicación, según afirma el psicólogo Jesús Matos a la revista Elle: en el momento de una discusión acalorada nos dominan las emociones, entonces, al decirle a una persona que se calme, lo único que se logrará es que ella se descontrole. En cambio, si se le pregunta cómo está o qué la hace sentir así, se podrá mejorar la comunicación. “Y es que hablar de cómo nos sentimos nos ayuda a disminuir la intensidad de la emoción, mientras que intentar reprimirla hace que la intensidad suba”, explica Matos.
Lea también: La dieta especial que deberían seguir las personas que fuman