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El voluntariado en Techo Nicaragua se sostiene en un gran compromiso social, aseguró, Moisés Flores, director social de la misma. LA PRENSA/ CORTESÍA

El voluntariado en Techo Nicaragua se sostiene en un gran compromiso social, aseguró, Moisés Flores, director social de la misma. LA PRENSA/ CORTESÍA

Techo Nicaragua: diez años cambiando vidas y casas

Techo Nicaragua inició en operaciones en el país en 2008 y este año es su décimo aniversario. A lo largo de este tiempo ha trabajado en 44 comunidades de todo el territorio nacional.

Fueron 18 metros cuadrados, ni un poco más ni menos, lo suficiente para que Techo Nicaragua garantizara a Karla Ríos y a su familia la percepción de estar seguros en su propia casa, la misma por la que ocho años después ha recibido ofertas de compra de hasta 15 mil dólares, pero con lo tentador que parezca la cifra, no la vende.

Fue en 2010 cuando la Organización, entonces conocida como Techo para mi País, y ahora denominada Techo Nicaragua, llegó a la comunidad Panamá Los Amadores, ubicada cerca del kilómetro 26 1/2 de la vía que conduce hacia La Concepción, municipio de Masaya. En esa ocasión, la casa de emergencia de Ríos fue una de las 14 viviendas que la organización construyó con apoyo de jóvenes voluntarios e integrantes de las mismas familias.

En ese mismo proceso ha participado Marlon Argueta. A sus 18 años se unió a Techo Nicaragua y después de dos años estima que ha estado presente en unas 12 jornadas de construcción de viviendas o tal vez más, ya que perdió la cuenta, aseguró a LA PRENSA. Las edificaciones se hacen con base en paneles de madera prefabricados, las cuales puedan estar en pie en dos días.

“Yo me sentí alegre, ya sabía que mis niños iban a estar más seguros porque el nicalit (techo de su casa anterior) estaba en mal estado y nos mojábamos”, así relata Ríos, cómo se sintió cuando le dijeron que iba a ser una de las beneficiadas con las viviendas de Techo. Su antigua vivienda contaba con todas las condiciones para sentirse insegura: cubierta por pedazos de plástico negro, tablas y plycem; ahí adentro cabían sus cuatros niños, su esposo y Ríos, quienes se auxiliaban de telas para hacer divisiones improvisadas.

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Ríos y Argueta son solo dos historias de la gran lista de jóvenes voluntarios, beneficiados, líderes comunitarios y colaboradores en general que han estado en diferentes momentos de los diez años del trabajo que ha impulsado la organización Techo Nicaragua, la cual inició en el 2008 con un reducido grupo de 40 jóvenes y hasta la fecha, ha logrado movilizar a 28 mil jóvenes o voluntades, como la organización les denomina, con edades de 16 a 23 años.

De acuerdo con Moisés Flores, director social de Techo Nicaragua, la organización persigue superar la pobreza que viven miles de familias en asentamientos urbanos informales y comunidades rurales, además de formar jóvenes críticos ante la realidad, a través del voluntariado, lo cual ha sido consolidado en 44 comunidades del país.

Esta misma misión ha sido disgregada por el continente, puesto que Techo nació en 1997, en Chile, y desde ahí se ha expandido a 19 países en América Latina.

A Nicaragua llegaron porque siempre ha figurado como uno de los más pobres de la región y es precisamente ahí donde la organización quiere llegar, “donde las situaciones de vulnerabilidad que viven las familias son más urgentes”, expresó Flores.

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El trabajo de esta organización de jóvenes, que se caracterizan por el compromiso social, se integra conforme a cuatro pilares: el desarrollo comunitario, la conciencia y la acción social, la incidencia con el trabajo en red política, y el desarrollo institucional.

“Nosotros tenemos una organización de base muy fuerte, que trabaja articuladamente con los líderes políticos de las comunidades y que articula fuertemente con el voluntariado”, explicó Flores.

Techo Nicaragua no solo construye casas de emergencia, también apoya en el acceso a agua potable en las comunidades y asentamientos del país.
LAPRENSA/LUIS GONZÁLEZ

Asentamientos más vulnerables

Antes que una comunidad sea beneficiada con una casa de emergencia, la organización realiza un diagnóstico comunitario, que les permite identificar con base en los derechos económicos, sociales y culturales, qué necesidades son prioritarias para las comunidades y así, aportar de acuerdo con su capacidad institucional.

Esto tomando en consideración los ejes del trabajo comprendido en el período 2018-2022, los cuales se enfocan en la reducción del nivel de vivienda inadecuada, minimizar el impacto negativo que tienen los asentamientos en el medioambiente, aportar a mejorar el acceso a agua potable y el saneamiento adecuado y mejorar la economía familiar, así como la infraestructura existente en los asentamientos.

El problema de los asentamientos en el país es serio. Esto fue constatado mediante el Censo de Asentamientos del Pacífico Urbano de Nicaragua, elaborado por esta organización y la Universidad Centroamericana (publicado en el 2014). Se determinó que en el Pacífico Urbano existen 408 asentamientos.

También se conoció que uno de cada cinco asentamientos en el Pacífico no formaba parte de la red pública de agua potable y que el 53 por ciento de los mismos no tenían el servicio de energía eléctrica.

Como parte de esas necesidades Techo no solo construye viviendas. En este año iniciaron con un proyecto piloto enfocado en el saneamiento, como es la construcción de un baño ecológico, con el objetivo de eliminar la cifra del 75 por ciento de familias que tienen letrinas en los asentamientos. Esta iniciativa la desarrollarán en la comunidad La Unión, en Tipitapa.

También impulsarán un sistema de recolección de agua de lluvia, que les permitiría a las familias que tienen acceso a agua potable destinar esa agua para consumo humano y la cosechada para otras labores domésticas.

Como parte de la intervención de la organización Techo Nicaragua, desarrollan diagnósticos para conocer las prioridades de la población vulnerable.
LAPRENSA/CORTESÍA

Nueva década, nuevos retos

Olga Valle es gerente general de Techo Nicaragua y aseguró que durante los diez años de recorrido que ha tenido la organización ha logrado “madurar” el modelo de intervención. Ahora tienen nuevas metas enfocadas en los aprendizajes obtenidos; entre estas, esperan aumentar la cantidad de voluntarios para el 2021 a 50 mil jóvenes, establecer una oficina al interior del país, manteniendo el enfoque en las comunidades más vulnerables, así como sumar más donantes.

También esperan que los proyectos de infraestructura en las comunidades sigan creciendo, según las prioridades de los locales. Este año tienen contemplado rehabilitar escuelas y construir una casa comunal. Valle también destacó que durante estos diez años de trabajo todavía les quedan muchos retos para mejorar la condiciones del hábitat de las poblaciones, por lo que entre sus planes se inserta la actualización del Censo de Asentamientos del Pacífico Urbano de Nicaragua que publicaron hace cuatro años.

“¿Hacia dónde vamos? Queremos crecer, queremos estar en más comunidades, queremos expandir nuestro territorio y queremos invitar a más nicaragüenses a ser parte de Techo (…)”, expresó.

Una de las claves de Techo Nicaragua es el voluntariado, que apoyan en las jornadas de construcción de casas y organización con los líderes comunitarios.
LAPRENSA/CORTESÍA

Voluntariado que transforma

Marlon Argueta estudia Ingeniería Industrial y es originario de Estelí. Desde el primer momento que conoció a las familias que serían beneficiadas con una casa de emergencia por Techo Nicaragua, su perspectiva sobre la vida cambió. El “hecho de ver las condiciones en las que ellos vivían y compararlas con las mías, como joven que antes me quejaba mucho porque quería algo y no lo tenía. Eso me impactó mucho”, contó. A partir de ese episodio, Argueta consideró que es necesario apoyar a las familias a que salgan adelante. “Hacer algo productivo y no quejarse de la vida”, sostuvo.

Asimismo, Eloísa García, líder comunitaria de Santa Julia, en El Crucero, aseguró que se siente muy contenta porque su comunidad ha salido de la pobreza y “en mi comunidad, orgullosamente digo, ya no hay mamarrachitos, como decíamos antes”.

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