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Jaime Moreno le marcó a Cuba en 2018. LAPRENSA/ROBERTO FONSECA

La Azul y Blanco cumple y gusta sobre un conjunto cubano irreverente

Con goles de Carlos Chavarría, Jaime Moreno y Juan Barrera, Nicaragua venció a Cuba en el primer encuentro amistoso de dos programados en el Estadio Nacional

En pocas ocasiones se puede saborear dos cosas al mismo tiempo. Por mucho tiempo el conformismo del triunfo ha sido suficiente para Nicaragua. Sin embargo, anoche la Selección cumplió y gustó. Cuando parecía que el huracán cubano succionaba  al desorientado conjunto pinolero en la primera media hora: con un gol tempranero de Yordan Santa Cruz al minuto 12, una jugada que en el banquillo cubano ya se estaba celebrando como tanto de Rolando Abreu y un disparo de Santa Cruz que Lorente sacó con las uñas, cuando todo indicaba que nos hundíamos en la ruina, la Azul y Blanco despertó, aguantó sin desesperarse, generó el peligro y giró drásticamente la pizarra 3-1.

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Nicaragua no tenía salida, con el balón tocando en el área defensiva Cuba aguardaba para las contras, ¡Para qué tener la pelota si tenemos las jugadas de peligro! decían los caribeños. Un cambio de banda entre Carlos Chavarría y Juan Barrera comenzó a generar desequilibrio en el rival. Al 34, la Azul y Blanco inició la operación remontada. Primero por un pase bien medido de Luis Galeano. La pelota se elevó en cámara lenta sobre los defensores cubanos, Chavarría la recepcionó, empezó la carrera, avanzó hasta tener en frente al arquero Nelson Joshton y definió en un cruce perfecto por debajo del guardameta.

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Las 1,500 personas en el Estadio Nacional celebraron con júbilo. A partir de ahí Nicaragua impuso su dominio. Seis minutos posteriores, nuevamente Chavarría empezó una jugada, pasó a Josué Quijano, quien encendió el motor por la banda derecha, centró peligrosamente, ahí en medio de la selva, donde sobrevive el más feroz Juan Barrera prefirió el paso de cabeza que el tiro a marco ¡Bien hecho, capitán! Jaime Moreno metió la pierna para que el esférico rompiera las redes. Estábamos a la vista de otro equipo, desbordante, implacable y temible.

En el segundo tiempo Cuba se abrió más. Buscaba empatar y debían arriesgar. Nicaragua encontró más espacios y llegó de forma constante. Una oportunidad que Barrera no pudo cerrar al 61, luego el cabezazo con olor a gol de Galeano al 62 que un defensor salvó. Diez minutos después pareció que todo regresaba al principio. Chavarría desborda, pasa a Quijano, este a Moreno, que no concreta y Barrera evita el fallo y mete la pierna: 3-1 el encuentro, los caribeños desmoralizados y los pinolero con el hambre de seguir devorando al mundo.

Anoche este equipo encontró el sazón del triunfo, empezaron tímidos y sin brújula para terminar embistiendo. Ayer fueron letales, mañana ya se verá.

Barrera, el más goleador

Con el gol que marcó Juan Barrera se convirtió en el anotador histórico de la Selección Nacional con 11 anotaciones. Emilio Palacios tenía esa distinción hasta antes del Iluminado.

Chavarría, Quijano, Cadena y Moreno lucieron extraordinarios. Sin embargo, el que dejó mucho que desear fue el central Henry Niño, de no ser por Cyril Errington otra historia hubiese sido.

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