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Miles de vidas pagaron el derecho a expresarnos

El derecho de expresarnos libremente consignado en nuestra Constitución fue conquistado con la sangre de más de cincuenta mil nicaragüenses. Ese derecho inherente en todo ser humano, hoy se encuentra amenazado por los actuales inquilinos del Carmen y sus comparsas. Sin ánimo de dramatizar, pero sí con el deseo de llamar la atención de los nicaragüenses, les recuerdo que de todas las conquistas alcanzadas con el sacrificio de nuestros compatriotas más humildes —me refiero a la gloriosa resistencia nicaragüense—, la libertad de prensa, la libertad de expresarnos individual y colectivamente, era la última que no había sido conculcada por el actual gobierno. E

l derecho a elegir y ser electo es historia, el respeto a los derechos humanos. El derecho a la vida y la propiedad no existe. La separación e independencia de los poderes del Estado, balanza indispensable en toda sociedad democrática, también sucumbieron ante el odioso pacto que llevó a Ortega al poder y que hoy nos tiene convertido en un país parte del mal llamado socialismo del siglo XXI, junto a Cuba, Venezuela, Bolivia y una que otra islita del Caribe.

Este intento de coartarnos la libertad de expresión y la libertad de prensa, nació viciado y en realidad es un intento por encubrir las corruptelas del gobierno que hoy son expuestas al público a través de las redes sociales. Pregunto: ¿qué es más dañino para la familia y para nuestra sociedad? ¿Unas frases salidas de tono que no aplaudo o el funcionario corrupto a quien sus jefes apañan y permiten su deshonestidad simplemente porque esta o este sirve a sus intereses? ¿Alguien sabe de alguna investigación en proceso contra el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, o contra algún funcionario acusado de nepotismo, o que se esté investigando el valor real de un saco de cemento o de un camión de arena de los que usa la comuna capitalina en sus obras?

Recientemente la embajadora norteamericana Laura Dogu nos invitó a reflexionar sobre el país en que vivimos y en el que vivirán nuestros hijos y nietos si no hacemos un alto en el camino. La embajadora habló de libertad de prensa, de respeto a los derechos humanos, de la necesidad de un sistema de justicia imparcial, así como la urgencia de cambios en el corrupto CSE. Todos estos cambios son necesarios si quieren construir la sociedad que anhelan, terminó diciendo. Contribuir a lograrlo es responsabilidad de nosotros, de la empresa privada, de la sociedad civil, de los partidos políticos, pero de entre todos únicamente las redes sociales están haciendo su aporte y por eso es que hoy son motivo de escrutinio y de persecución.

Si permitimos que el gobierno y su asamblea nos dicten lo que podemos y no podemos opinar, habremos perdido la última conquista de nuestra fugaz democracia. Para finalizar deseo expresar dos cosas. Primero, que albergo la peregrina idea de que este gobierno se dé cuenta que la época de dictadores y bucaneros ya terminó. La segunda es un mensaje al pueblo y mis hermanos exmiembros de la Resistencia Nicaragüense: nuestra lucha no fue en vano, no estamos solos, el mundo nos observa y están haciendo su parte para ayudarnos a recuperar la democracia que unos malos hijos de Nicaragua entregaron a nuestros actuales verdugos. La lucha por recuperar nuestra democracia es una llama que jamás se apagará.

El autor es analista político.

Opinión derecho expresarnos vidas archivo
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