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30 aniversario de la paz de Sapoá

El Acuerdo de Sapoá fue un proceso prolongado, complejo, difícil.

En 1981, el delegado de EE.UU., Thomas Enders, llega a Managua, pero fracasa el intento de negociación, porque el gobierno del presidente Ronald Reagan se opone a un “Acuerdo Bilateral” con Nicaragua, que impida su “guerra de agresión”.

En 1982, el presidente de México José López Portillo propone “un sistema de Pactos de No Agresión entre EU y Nicaragua”, pero Reagan lo rechaza.

En 1983 surge el “Grupo de Contadora”, con México, Venezuela, Colombia y Panamá, que hace público “21 puntos para la Pacificación de Centroamérica”, pero EE.UU. objeta 8 de estos, y solo Nicaragua acepta firmar.

En 1984, EE.UU. y Nicaragua conversan en Manzanillo, México, en 9 rondas que abordan temas de seguridad nacional, asesores y bases militares, apoyo a guerrilla salvadoreña, niveles de armamento, democracia y cooperación económica; EE.UU. reitera que no acepta un “Acuerdo Bilateral de No Agresión” con Nicaragua, y suspende los encuentros en enero de 1985, expresando Henry Kissinger que en último recurso EE.UU. se “reserva la opción del uso de la fuerza en Nicaragua”, impulsando el “Bloque Centroamericano” para arrinconar a la Revolución, y en Guatemala es electo presidente Vinicio Cerezo, conllevando a que el “bloque centroamericano” se limite a Honduras, El Salvador y Costa Rica, el que tiende a desintegrarse, por la candidatura de Óscar Arias a la presidencia de su país.

Entonces, Reagan agita su “Plan de Paz” y aprueba el embargo económico a Nicaragua. En agosto, Contadora se refuerza con Brasil, Argentina, Uruguay y Perú, e insta a EU a reanudar los encuentros con Nicaragua. En diciembre, el presidente Vinicio Cerezo reafirma su “neutralidad activa”, y en mayo 1986 se lleva a cabo en Guatemala “Esquipulas I”, primera Cumbre Presidentes Centroamericanos, asumiendo los puntos de Contadora para su Acuerdo de Paz; paralelamente nuestro ejército adquiere su constitución jerárquica universal con leyes que fortalecen el orden jurídico-institucional del cuerpo armado, y surgen los primeros generales y coroneles sandinistas modernos.

La opinión nacional e internacional es desfavorable al gobierno de Reagan por desconocer el fallo de La Haya de condena de su guerra de agresión y los llamados de paz de la ONU. En enero de 1987 se promulga nuestra Constitución Política, imprescindible para el Acuerdo de Esquipulas, que se sustenta en la Constitución Política de cada Estado; los jefes Contras adquieren el nombre de Resistencia Nicaragüense y reciben 100 millones de dólares del Congreso de EE.UU. El presidente de la Cámara de Representantes, Jim Wright, acoge la “propuesta para la Paz de 10 Puntos” del presidente Óscar Arias, pero esto no detiene el “Plan Reagan-Wright”, que exige la disolución de nuestro Ejército, y nuevas elecciones presidenciales, el fin de la revolución.

El 7 de agosto 87, se suscribe, por los 5, Contadora y el “Plan de Paz de Arias”, y en septiembre la TV mundial difunde el momento en el que el veterano de guerra norteamericano Brian Wilson protesta contra la guerra de Reagan acostado ante un tren militar en California que lentamente le amputa sus piernas.

El congresista Wright se desliga del Plan de Reagan, al considerar que en “Esquipulas II” está la salida política negociada, sin afectar la seguridad nacional de EU. Pero en noviembre el Congreso aprueba 3.5 millones de dólares para la guerra, mientras en la sede de la Nunciatura en Washington se salva Esquipulas II, cuando el líder Wright recibe de manos del presidente Daniel Ortega, en presencia del cardenal Miguel Obando y Bravo, la propuesta de 11 puntos para alcanzar la concertación del “Cese del fuego total” con la Contra, hecho político que deteriora a Reagan en el Congreso, y este no puede aprobar 270 millones de dólares para continuar la guerra.

El 8 marzo de 1988 en el “Plan Danto” tropas del EPS desarticulan en Honduras el Comando Estratégico de la Contra, y el día 23, en frontera nicatica, forjamos el “Acuerdo de Paz de Sapoá”, el que firmamos, mi persona en nombre del gobierno de Nicaragua, y el Directorio de la Resistencia Nicaragüense, que preside Adolfo Calero; acuerdo que obliga a EE.UU. a reconocer la existencia legítima del EPS, con lo que Ronald Reagan sella su derrota, al fracasar su intento de sustituir al EPS por la Contra, la que, al aceptar el punto 4 del “Acuerdo de Sapoá”, ejecuta el punto 5 del “Acuerdo de Esquipulas II”, que no permite ningún suministro para la guerra. El día 30 los indígenas contras de Yatama aceptan su desarme definitivo. Las negociaciones para implementar el desarme gradual de la Contra se llevan a cabo en Managua presidiendo por la RN su relevante jefe Enrique Bermúdez, coronel de la ex-GN. En enero 1989 asume la presidencia de EE.UU. George Bush y la Unión Soviética acelera su desintegración. El dirigente RN Alfredo César se acoge a la amnistía, y apoyado por el presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, impulsa la UNO con 14 partidos políticos, mientras miles de contras invaden desde Honduras amenazando colapsar el proceso de paz y electoral, pero son expulsados por el EPS, quedando evidente el rechazo del presidente Bush y la UNO del Acuerdo que obliga a la Contra desarmarse antes de las elecciones. El gobierno sandinista, pese a este grave incumplimiento, asegura las primeras elecciones libres de Nicaragua que permiten el triunfo en febrero de 1990 de doña Violeta Barrios, y así entonces poder el EPS suspender el servicio militar SMP y a la Contra su desarme total en junio.

En Sapoá armas en manos y odio logramos la paz gracias al diálogo y acuerdo. ¡Jamás perderemos la paz ni la ruta compleja de forja de nuestro particular proceso democrático!

El autor es general retirado, miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.

Opinión aniversario paz Sapoá archivo
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