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LA PRENSA/Imagen de trailer, Cocaine Prison

Cocaine prison: un documental boliviano que destapa a capos que se burlan de la justicia

"Quería contar la historia de estas hormigas" (pequeños contrabandistas), que existen detrás de los casos tan mediatizados como los de grandes capos como Pablo Escobar y el "Chapo" Guzmán, explica la cineasta Violeta Ayala

¿Quién paga en la guerra contra el narcotráfico? Sin estrenar en su país pero ya adquirido por Amazon, el documental boliviano Cocaine prison denuncia el desproporcionado castigo que se inflige a los pequeños contrabandistas, mientras sus capos eluden tranquilamente la justicia.

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Rodado en gran parte en la prisión de San Sebastián, en Cochabamba, por la cineasta Violeta Ayala, el documental, presentado en el Festival Internacional de Toronto donde fue comprado por el gigante estadounidense, se llevó el viernes el premio del público del Cinelatino de Toulouse.

Una imagen inicial de hormigas que transportan diminutos trozos de hojas de coca ilustra elocuentemente el mensaje de la cinta: en el lucrativo comercio de la droga, hay un ejército de pequeños trabajadores.

“Quería contar la historia de estas hormigas”, que existen detrás de los casos tan mediatizados como los de grandes capos como Pablo Escobar y el “Chapo” Guzmán, explica Ayala.

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Colándose durante cinco años en la cárcel como supuesta profesora de inglés para los presos, esta cineasta cuenta principalmente la historia de Hernán, hijo de agricultores de coca, que llega a la ciudad con su hermana para estudiar.

Con el fin de ganar un poco de dinero para comprarse una guitarra, acepta llevar una bolsa de cocaína a la frontera. Es apresado en su primera misión.

En la cárcel, un pequeño edificio colonial donde viven hacinados centenares de presos, Hernán descubrirá que no es el único y que muchos de ellos llevan varios años encarcelados por delitos como el suyo, a la espera de un juicio que se va posponiendo, toda vez que sus acaudalados capos se lavan las manos.

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“Íbamos todos los días a la cárcel. Llevábamos la cámara, decíamos que era para grabar a los estudiantes”, explica Ayala.
Con la complicidad de los presos, también les distribuyó cámaras, de manera que parte de la película está grabada por ellos, especialmente las escenas nocturnas.

Ayala siguió también a la hermana de Hernán, Daisy, que llama a todas las puertas posibles para lograr la excarcelación de su hermano y que con mucho temor acaba por aceptar una misión de contrabando con la esperanza de obtener ayuda.

Un indulto del presidente Evo Morales para aliviar el hacinamiento de las cárceles acabará con la pesadilla de Hernán, que quedará en libertad.

Con su documental, Ayala muestra cómo el narcotráfico “nunca se va a acabar”. “Agarras a un Hernán y hay 10 para reemplazarlo”, entre los más pobres y vulnerables, explica. “Hay mucho dinero de por medio”, destaca la cineasta, subrayando que el mismo kilo de cocaína que cuesta 1.500 dólares en Bolivia, vale 15.000 en Brasil y 150.000 en Estados Unidos.

La lucha de los discapacitados en The fight

Ayala, que durante estos últimos meses ha vivido en Europa, se granjeó una reputación en festivales internacionales con el corto The fight (La lucha), divulgado por primera vez en la plataforma del diario británico The Guardian.

La cinta siguió la batalla que protagonizó en 2016 un grupo de discapacitados para que el gobierno les pagara una pensión mensual, desde que empezaron a recorrer en sillas de ruedas los 400 km que separan Cochabamba de La Paz, hasta que finalizó su acampada en el centro de la capital al cabo de 100 días, en los que hubo varios altercados con las fuerzas del orden.

Hace un mes, el gobierno empezó a pagarles 250 bolivianos mensuales (36 dólares), la mitad de lo que ellos pedían.

Cultura capos cine Documental archivo

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