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Miembros de la Red Viva Juntos por la Niñez Nicaragüense presenta un análisis sobre el trabajo que se realiza en los centros de protección. LA PRENSA/ I.MUNGUÍA

Familias se desvinculan de los niños que están en centros de protección

Los centros de protección en Nicaragua enfrentan el desafío de hacer que las familias se involucren en el proceso de reintegración de la niñez

Debido a la estrategia gubernamental de desinstitucionalizar a los niños que estaban en centros de protección, las instituciones que no fueron cerradas por el Ministerio de la Familia Adolescencia y Niñez (Mifan) enfrentan el desafío de hacer que las familias se involucren en el proceso de reintegración, ya que muchas veces los niños están en condiciones de regresar a casa pero las familias no están preparadas.

Lo anterior es parte de una investigación cualitativa realizada en los centros de protección Casa Hogar CEB, Casa Alianza Nicaragua y Hogar Zacarías Guerra, donde miembros de la Red Viva Juntos por la Niñez de Nicaragua y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), documentaron la experiencia en el proceso de reintegración familiar.

Según el director de la Red Viva Juntos por la Niñez de Nicaragua, Jaime Tercero, los niños que han llegado a los centros de protección provienen de hogares disfuncionales donde hay antecedentes de abuso sexual, maltrato físico, abandono, adicciones y familias donde se les manifiesta poco afecto, por lo que es necesario un arduo trabajo psicológico y un seguimiento a estos hogares.

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“Hay padres que trabajan todo el día y dejan a los niños solos o en lugares donde se dan problemas de abusos tanto físico y sexual, un problema en la responsabilidad paterna y materna, se abandona a la niñez en sus necesidades principales entonces los niños toman la calle, toman adicciones o caen en manos de vecinos o familiares que no les dan un trato adecuado”, expresó Tercero.

La integración familiar consiste en evitar al máximo que la niñez ingrese a los centros de protección y en caso de que un menor sea enviado a estos centros inmediatamente se debe iniciar un proceso de restauración de la familia de donde proviene para que éste regrese al hogar o enviarlo a un hogar sustituto.

Mariela Espinosa es una de las autoras de la investigación cualitativa realizada en tres centros de protección de Managua. LA PRENSA/ I.MUNGUÍA

Una de las autoras de la investigación fue Mariela Espinoza, ella asegura que hace falta mucho trabajo de sensibilización con los padres de familia, ya que el hecho de que un menor ingrese a un centro de protección no significa que el padre haya perdido la responsabilidad sobre su hijo.

“Algo muy preocupante es la poca participación de los padres de familias dentro de los procesos de integración familiar, también es interesante cómo el centro de protección apoya a estos niños y les dan un seguimiento… También vimos la dificultad de los centros de protección en cuanto a la atención a los niños con capacidades diferentes, hay centros que tienen niños con problemas psiquiátricos y todavía no buscan como darles una atención de calidad”, afirmó Espinoza.

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Por su parte la representante de Casa Alianza, Raquel González, explicó que el proceso de reintegración familiar es algo que esa institución ejecuta desde hace mucho tiempo y todo el trabajo terapéutico que realizan con los niños también lo hacen con la familia. Por otro lado, los menores que no logran ser reintegrados reciben educación técnica y vocacional para que puedan defenderse solos cuando cumplan la mayoría de edad.

“Tenemos casos donde el niño no tienen un referente familiar o el referente familiar no es idóneo, en ese caso preparamos al adolescente para una vida independiente, procuramos que durante el tiempo que esté en Casa Alianza tome cursos, que estudie y que pueda salir de la institución ya con un ahorro, un empleo, pueda alquilar un lugar donde tenga lo básico para vivir”, explicó Espinoza.

Además, la funcionaria de Casa Alianza precisó que una vez que los jóvenes salen del centro de protección a una vida independiente, hay un seguimiento durante dos años para evitar que caiga en adicciones o que sea víctima de violencia.

Según la Sistematización de Experiencias del Proceso de Desinstitucionalización de Niñas, Niños y Adolescentes en Nicaragua del Mifan, la cantidad de niños en centros de protección pasó de 3,600 en el año 2007 hasta 716 niños en el año 2017. Por otro lado, en el año 2006 habían 92 centros de protección y al finalizar el año 2017 solo quedan 25 centros autorizados por el Mifan.

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