14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Desde su regreso al poder en 2007, Daniel Ortega prohibió la cooperación oficial a las organizaciones de la sociedad civil.

El presidente Daniel Ortega, según sus críticos, pone en riesgo la relación con Estados Unidos, el principal socio comercial de Nicaragua. LA PRENSA/ARCHIVO

Nicaragua, entre el partido único y las elecciones sin credibilidad

Opositores relatan el viaje hacia la autocracia del orteguismo. Nicaragua ya no puede ser clasificada como una democracia por el control que ejerce el FSLN sobre los poderes del Estado.

La exclusión de la oposición de las votaciones nacionales de 2016 y la destitución de 28 diputados opositores de la Asamblea Nacional el 28 de julio de ese mismo año son los hechos que marcaron el punto de inflexión del proceso dictatorial que inició Daniel Ortega desde su retorno al poder en 2007, según la valoración de políticos opositores.

También estos hechos son vistos como la principal causa de que Nicaragua ya no sea considerada una democracia a nivel internacional, como lo demuestra el estudio de la fundación alemana Bertelsmann, que coloca a Nicaragua en una lista de cinco países que muestran signos de retroceso hacia la autocracia.

Lea: Nicaragua ya no es una democracia, según fundación alemana

El exdiputado Eliseo Núñez Morales, quien fue uno de los legisladores destituidos en 2016, considera que todo lo que pasó antes de esa fecha fue un proceso de imposición y construcción de la dictadura de Ortega.

“La democracia en Nicaragua se viene desconstruyendo desde que Ortega asumió el poder (en 2007). Los fraudes electorales y el arreglo con la empresa privada, la combinación de las dos cosas, viene destruyendo los cimientos de la democracia representativa. Es decir, Ortega ha dejado de ocupar el mecanismo que la democracia emplea, a través de una Asamblea electa por el voto popular y se arregla con los grupos económicos de poder directamente desde su posición de líder absolutista”, manifestó Núñez.

Seis meses antes de las votaciones nacionales de 2016, el poder judicial, controlado por magistrados orteguistas, desarmó a los opositores quitándoles el partido con el que participarían en esos comicios, bajo la Coalición Nacional por la Democracia.

Lea además: Freedom House: Nicaragua vive “autoritarismo moderno”

Ortega participó en esas votaciones sin rival político y de la mano de su esposa Rosario Murillo, quien fue designada vicepresidenta del país, lo que para los críticos ha sido la instauración de una dictadura.

El coordinador de América Latina de la Fundación Bertelsmann, Peter Thiery, reconoce este hecho, al manifestar en un artículo que “las presidenciales de 2016 se efectuaron en Nicaragua sin competencia después que el FSLN a través de la justicia descabezara al partido político opositor”.

El exdiputado, otro de los destituidos, Carlos Langrand, manifestó que en 2016 Ortega logró su mayor anhelo político: establecer un sistema de partido único.

“2016 es cuando Ortega da un paso hacia el autoritarismo al estilo Rusia, al estilo Cuba, al estilo China, donde se proscribe a las voces críticas”.
Carlos Langrand”, exdiputado opositor.

Langrand asegura que en este momento en Nicaragua no hay oportunidad de alternancia en el poder y las elecciones son un “circo electoral, porque ya se sabe quién va a ganar”.

El exdiputado Víctor Hugo Tinoco, otro de los diputados destituidos, considera que 2016 fue el año de la destrucción de la democracia que se había fundado con las elecciones de 1990, después de años de guerra por el control del poder.

Informe de Bertelsmann

La Fundación Bertelsmann es una institución de prestigio en Alemania y pertenece a un grupo empresarial ligado a temas de comunicación y negocios editoriales.

El informe se llama Índice de Transformación y analiza la calidad de la democracia, la economía de mercado y la gobernanza en 129 países en desarrollo y emergente.

El investigador de la fundación, Hauke Hartmann, dijo que Nicaragua ya no puede ser clasificada como una democracia por el control que ejerce el FSLN sobre los poderes del Estado.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí