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En Cataluña aún estamos a tiempo

Cataluña está viviendo una situación de extrema complejidad. Con una buena parte de sus dirigentes encarcelados, otros en el extranjero y unas instituciones paralizadas los catalanes y catalanas viven con preocupación una situación a la que jamás deberíamos haber llegado. La detención del expresidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, ha sido la gota que ha colmado el vaso y se han producido escenas de tensión en la calle que hasta ahora no se habían producido con semejante intensidad.

Nos encontramos ante una Cataluña desconcertada y dividida. Desconcertada por la dificultad que, por diferentes motivos, están teniendo los partidos políticos catalanes para encontrar una vía de solución a un conflicto político y democrático de calado. La voluntad de internacionalizar y europeizar el conflicto ha sido un fracaso ante una Europa que da la espalda a las reivindicaciones de los líderes catalanes refrendados en las últimas elecciones autonómicas. Unas elecciones que mostraron la situación de división en la que se encuentra el país, con las tres candidaturas independentistas sumando mayoría en el Parlamento catalán pero con el principal partido constitucionalista y no-independentista, Ciudadanos, ganando las elecciones y ejerciendo de partido mayoritario en las principales ciudades del área metropolitana de Barcelona, incluida esta última.

Y ante esta situación los catalanes y las catalanas se preguntan cuál es el camino. ¿Trasladar el conflicto una vez más a la reivindicación en la calle? ¿Renovar los liderazgos independentistas en búsqueda de una cierta normalidad institucional? ¿Nuevas elecciones en el mes de julio?

Las opiniones son dispares pero los últimos días se empiezan a oír voces que reclaman romper con la dinámica de bloques que ha imperado los últimos años y que se ha acentuado los últimos meses. Voces como la del presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, o la de algunos líderes de los principales partidos políticos.

Nos encontramos ante un momento de oportunidad al certificar que la vía unilateral no tiene salida.

Los partidos independentistas han podido comprobar como el enfrentamiento con el Estado español no genera ningún resultado positivo y que Europa y el mundo se han posicionado lejos de lo que ellos aspiraban.

La sociedad civil está sufriendo un conflicto que se está prolongando demasiado y que ha provocado daños gravísimos en la convivencia entre sus ciudadanos.

Ha llegado el momento de la política y de la negociación. Ha llegado el momento de la distensión y del reconocimiento mutuo de errores más que evidentes. Ha llegado el momento en que la ciudadanía tiene que exigir soluciones que vayan más allá de visualizar vencedores y vencidos, porque algo así ya no tiene sentido, porque es absurdo y porque una situación así no cabe en la Europa avanzada que deseamos y merecemos.

Los políticos catalanes y españoles deben recoger el guante y avanzar en una solución dialogada que vuelva a situar Cataluña en el lugar que se merece, volviendo a hacer de ella una de las regiones más avanzadas del sur de Europa, de la Europa mediterránea.

Aún estamos a tiempo.

El autor es teniente de Alcaldía de Sant Boi de Llobregat, Barcelona. Vicepresidente del Ámbito de Sostenibilidad de la Federación de Municipios de Catalunya (FMC).

Opinión Cataluña España archivo
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