Managua y el resto de ciudades de la región centroamericana tienen el reto de que su crecimiento sea hacia arriba y no de forma plana y lineal, porque de continuar con esa tendencia se incrementará la vulnerabilidad y será imposible la inversión para ampliar los servicios básicos e insostenible su mantenimiento.
A esta conclusión llegó Haris Sanahuja, experto internacional en gestión del riesgo de desastres, del Banco Mundial, tras presentar en un hotel capitalino el Estudio de la Urbanización en Centroamérica, donde se expone la importancia de la urbanización planificada para el crecimiento sostenible, inclusivo y resiliente.
“No hay una densificación de la construcción y de las ciudades, con lo cual cada vez es más difícil llegar con los servicios, hacer la conectividad, eso implica mucho gasto público y hay que empezar a repensar las ciudades con criterios de densificar y unir”, explicó Sanahuja.
Por la misma expansión horizontal de la mancha urbana es que las ciudades se vuelven más vulnerables, pues al disminuir la zona boscosa las escorrentías bajan con más velocidad y mayor volumen.
Cálculo de Banco Mundial
De acuerdo con investigaciones del Banco Mundial, el 59 por ciento de la población del área centroamericana está asentada en zonas urbanas. Se espera que continúe la tendencia y que en la próxima generación siete de cada diez centroamericanos vivan en ciudades.
Esta ocupación habitacional demandará más infraestructura vial, conexión al sistema eléctrico, sanitario y agua potable.
“Los principales desafíos para el desarrollo de la región están relacionados con la falta de inclusión social, la vulnerabilidad a los desastres naturales y la falta de oportunidades económicas y de competitividad”, de acuerdo con el documento.