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Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Bosco Matamoros: “La Magnitsky es una ley maravillosa”

Bosco Matamoros, que sostiene vínculos con funcionarios de Washington DC desde hace más de tres décadas, analiza la Nica Act, la Ley Magnitsky y el rol de Nicaragua en la VIII Cumbre de las Américas.

Bosco Matamoros asegura que en Nicaragua pocos entienden cómo funciona la política en Estados Unidos. Y más precisamente el ritmo que tiene en Washington DC. Él sí la entiende, afirma, pues sostiene vínculos e intercambia con funcionarios norteamericanos desde hace más de 30 años.

Fue ministro en Roma de la Organización de Agricultura y Alimentación de Naciones Unidas, fue representante de la Contrarrevolución en Washington en los años ochenta y fue embajador de Nicaragua en Escandinavia para cuatro países. Hoy es catedrático universitario y experto en Geopolítica.

“En Washington les llama la atención Nicaragua —dice—. Nos miran como una pequeña superpotencia del engaño. Revisan la iconografía de los actores nacionales y casi todos siguen siendo los mismos. Entonces les llama la atención. Qué país más mágico ese. Está anclado en el tiempo”.

En esta entrevista, Matamoros expone el retraso histórico en el cual ve a Nicaragua en temas políticos, analiza el rol de Daniel Ortega en la próxima Cumbre de las Américas de Lima, da su punto de vista sobre la Ley Global Magnitsky, a la que llama “maravillosa”, y da pistas sobre lo que podría pasar este año con la Nica Act.

¿Qué ha pasado con la Nica Act? ¿Será que el Senado y Trump la aprobarán este año?
En el caso que la Nica Act fuera aprobada por el Senado, Trump la firma inmediatamente. Si en esta legislatura fuera aprobada Trump la firma. Y si no la firma y pasa un tiempo determinado, aunque no lo haga, automáticamente se convierte en Ley. Pero recordemos que vienen las elecciones legislativas intermedias y las legislaciones presidenciales, y todo parece indicar que él quiere reelegirse. Así que si ocurriera ese contexto, la firmaría. Luego, en Nicaragua ya parece que hay una obsesión casi subliminal con la Nica Act. Se le atribuyen todos los males, por una parte, y por otra parte no hay un análisis lógico de lo que es la Nica Act. Se han cometido errores estratégicos por parte de las élites políticas y económicas del país en el manejo de esa situación.

¿Errores como cuáles?
Primero, ¿qué es la Ley? La Ley dice que no afecta programas sociales y dirigidos a los sectores vulnerables de la población, ni a educación. Y que tiene como objetivo de que haya en el país elecciones libres, transparentes, periódicas, con observación nacional e internacional, y que haya una separación efectiva de los poderes del Estado. En ningún momento la Nica Act ha dicho: “El presidente Ortega debe dejar la Presidencia”. ¿Has leído tú eso? ¡No existe! Hay un análisis crítico de la estructura del Estado a como existe actualmente en Nicaragua. Por otra parte, una pregunta que yo me hago es: ¿qué sandinista, qué liberal, qué conservador no quiere que existan esas condiciones?

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Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Bueno, parece que algunos, porque estamos con el mismo gobierno desde hace 11 años y Ortega ha ejercido el poder por más de 22. Han amasado un poder enorme.
A eso se refiere el Nica Act, pero hay algo que es bien importante: si tú miras los acuerdos que hay con los países del Triángulo Norte; Honduras, Guatemala y El Salvador, esas disposiciones, la transparencia de elecciones, etcétera, son las que están contenidas en el mismo Nica Act. Eso es, fundamentalmente, pero aquí en una forma excepcional se le llamó Nica Act.

¿O sea que una especie de Nica Act ya existe en esos tres países?
Es parte de la política norteamericana en esos países. Y en Washington hay una escuela de pensamiento que está contemplando la posibilidad de que esas políticas que se están aplicando en los países del triángulo norte, sean aplicadas en los otros países de Centroamérica. Es el enfoque global.

¿Aquí se ha satanizado la Nica Act?
Mirá, como nosotros vivimos en un mundo religioso, trascendental, esotérico, yo no sé si aquí estamos hablando con Satán o con el Arcángel San Miguel qué cosa es la Nica Act. Pero no ha habido un análisis lógico en ese sentido. Aquí han enviado delegaciones del sector empresarial sin plantear ninguna agenda propositiva. ¿Qué quiere decir eso? Que tú vas a visitar las oficinas del Senado, y les planteás a ellos como organización empresarial, gremial o sectorial, “nosotros nos oponemos a la Nica Act porque va a afectar la economía del país”. Primero, no ha habido una demostración ni un análisis de cómo realmente va a afectar. Número dos: no han hecho ningún planteamiento. Han dicho: “Nos va a afectar a nosotros como sector gremial”. ¿Pero y el país, qué le ocurre al país?

¿Entonces el Cosep (Consejo Superior de la Empresa Privada) y los empresarios ignoran todo esto?
Yo creo que lo que hay es un cierto sentido de arrogancia de clases. Estos representan la élite y el concepto de que es una sociedad donde tienen los grupos más poderosos, todos los privilegios y cuáles son las responsabilidades de ellos. Tercero: contratar a un lobista en Washington no es ningún problema. Idi Amin, por ejemplo, que era el dictador de Uganda, tenía lobistas en Washington. El lobista no rige sus acciones con base a criterios morales sino a criterios de oportunidad económica. Así que tú puedes contratar a cualquiera. Y aquí se han contratado. La cuestión es ¿cuál de esas acciones que tomaron los lobistas han dado resultados? ¿Se ha retirado la propuesta de Ley del Senado? No. ¿Qué ocurrió con la Nica Act en la cámara de Representantes? Tampoco se retiró. Pero algo que para mí es muy mal calculado es el hecho de que el Nica Act está teniendo los efectos como si hubiera sido aprobada. Muchos inversionistas extranjeros tienen preocupación de venir a Nicaragua. Porque dicen: “¿Y si aprueban el Nica Act, qué va a ocurrir?” Si ocurre esto en el Senado, ¿cómo vamos a ser afectados nosotros como empresa? Lo mejor era haber dejado que se definiera por inercia. Y no hubo una creatividad de parte de estos sectores. Yo lo que hubiera hecho era un planteamiento específico y calendarizado. “Vamos a reformar el poder electoral dentro de estos plazos”.

Lea la entrevista – Ileana Ros-Lehtinen: “Ortega es el problema en Nicaragua”

¿Quién podría tener esa agenda, el Gobierno?
El Gobierno. Es que este era un proceso de diálogo que tenía que haberse desarrollado aquí en Nicaragua.

Pero eso suena ilógico, ¿porque más bien lo que quiere el Gobierno es mantener su poder y a la vez no ser afectado?
Es que es absurdo. No podés cuadrar ese círculo. Es imposible. ¿Y aquí qué es lo que se ha hecho? Aquellos que hemos manifestado esta opinión; yo lo he hecho en entrevistas y cosas así, hemos sido demonizados. Yo encuentro que es una forma bastante pobre, elemental, debatir un tema político la manera como tratan o cómo reaccionan esos actores sociales, económicos y políticos, cuando tú manifiestas una opinión diferente. No conocen el espíritu fundamental de vivir en democracia. El derecho de tener opiniones diferentes.

¿Qué cree usted que ocurrirá con la Nica Act?
Es impredecible lo que pueda pasar en este momento. Nos hemos equivocado todos en predecir los tiempos de una política exterior, de una acción cuando está en el Congreso. Pero el Nica Act en el Senado tiene una connotación muy especial. Si ganan la mayoría (en las próximas elecciones legislativas de Estados Unidos) los Demócratas, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, sería el senador Bob Menéndez de New Jersey, y uno de los patrocinadores del Nica Act. Paradójicamente el senador Bob Corker, de Tennessee, tiene por el momento congelada la introducción en el plenario del Comité de Relaciones Exteriores, el Nica Act. El senador Corker ha dicho que se retira, pero no sabemos. Y es muy incierto el futuro de quién va a controlar el Senado en este momento. Pero si son los republicanos y se retira Corker, puede ser el nuevo presidente el senador Marco Rubio, a quien nosotros conocemos, porque también es patrocinador del Nica Act. Y algo interesante: al senador Rubio nosotros elegantemente le dijimos que no era bienvenido a Nicaragua. Así que Rubio, con base en consideraciones de la preocupación sobre la democracia de Nicaragua, y como una retribución a la gentileza que se le hizo, me imagino yo que no engavetaría la Nica Act.

O sea que en varios escenarios de las elecciones legislativas de Estados Unidos la Nica Act podría aprobarse.
El senador Rubio obviamente no está enamorado del proyecto político de Nicaragua. El senador Menéndez, que es demócrata, tampoco. Y nosotros hemos actuado con una indolencia imperial. No hemos hecho prácticamente nada. Hemos dejado pasar el tiempo. Hemos desperdiciado las oportunidades para hacer esos cambios. Es lo que yo llamaba la “waverización” del Nica Act. Ahí está la Ley, la aprobaste, ahí están esas sanciones, pero nosotros estamos haciendo estas reformas, por lo tanto, no van a aplicarse estas sanciones.

Ortega se acercó a la OEA. Algunos vieron esto como una maniobra del Gobierno para apaciguar las aguas de la Nica Act. ¿Eso no contó?
La venida de la OEA a Nicaragua fue trágica para la OEA y trágica para el gobierno del presidente Ortega y trágica para el país. Creó expectativas que no podía alcanzar. Iba a llevar una misión con la cual no cumplió, y dejó en duda a todo el país. Y peor aún: aumentó las dudas sobre la buena voluntad política del Gobierno de Nicaragua y la efectividad de la OEA en el Congreso norteamericano. Al grado que al día siguiente que presenta su informe la OEA, la introducen en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el Nica Act. Eso es muy importante tener en cuenta. Y aquí vemos bien que los latinos no entendemos el proceso norteamericano. Yo no dudo de las credenciales democráticas del señor Almagro, pero dudo de su entendimiento de cómo funciona el proceso político norteamericano. Tengo conocimiento de primera persona que la OEA se comunica con los staffers del Senado porque he estado presente cuando se han recibido informaciones. A mí no me gusta mucho decir que he estado ahí, porque no es mi modo de ser, pero sí estoy enterado de primera persona.

¿Qué se puede esperar de Daniel Ortega en la Cumbre de las Américas Perú 2018?
Creo que la Cumbre de las Américas representa una enorme oportunidad y un enorme riesgo para el presidente Ortega de cometer un error estratégico en términos de su relación con los Estados Unidos. Aquí no hay distancia entre la retórica y la realidad. Lo que pueda plantear el presidente en términos retóricos va a ser tomado en cuenta como la realidad política de la postura que tome Nicaragua. Y esto va a tener implicaciones que pueden desencadenar una serie de situaciones políticas en los Estados Unidos. Una de estas es la Nica Act. El endurecimiento de las acciones que hasta el momento se han estado haciendo de forma muy gradual, y que en última instancia yo no miro qué beneficio le traerías a Nicaragua. Es admirable su coherencia en el apoyo que le da al presidente Maduro, pero aquí ya no se trata de una relación personal. Aquí estamos manejando una situación donde están en juego los intereses nacionales. Yo no creo en esa retórica latinoamericana de países hermanos.

Pero Ortega sí lo hace. En las últimas semanas le dio la espalda a Maduro en la OEA pero al terminar el evento sacó un comunicado dándole su apoyo.
Son pases de ballet que está tomando Nicaragua. Es imperceptible, pero desafortunadamente en la Cumbre de las Américas no hay margen de error.

¿Usted qué espera que hará o dirá Ortega en la Cumbre?
Yo le dije una vez al representante del gobierno chileno en la FAO, un general al que le gustaba tomar la palabra continuamente y representaba a Pinochet; mirá, le digo, la mejor intervención tuya es cuando te quedás en silencio. Y cuando tomás la palabra, quedate en silencio. No somos un país que tenemos las condiciones para entrar en un enfrentamiento, agudizar este distanciamiento que tenemos con los Estados Unidos. Hemos pasado ya el nivel de umbral en nuestra relación con los norteamericanos, y ya no hay ese nivel de tolerancia, de aceptación. Es un país pequeño, con un ingreso bajo per cápita, tuvo una revolución, por lo tanto aceptemos esos exotismos, esos exabruptos. Con la administración de Trump no podés manejar eso. Hemos pasado del minimalismo de Obama en relaciones exteriores, al hiperrealismo de la política exterior de Trump, donde el componente de seguridad juega un papel relevantísimo. Donde el peso seguridad-democracia es mucho más relevante la seguridad. No es que los norteamericanos estén cuestionando que tengamos relaciones o no con Rusia. Están cuestionando que haya cierto tipo de relaciones en temas de seguridad con Rusia, que afecta el interés nacional de los Estados Unidos. Y en la Cumbre, antes de pronunciarme, yo tomaría en consideración estos factores.

Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Bosco Matamoros, exdiplomático y catedrático nicaragüense. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Hablemos ahora de la Ley Magnitsky. Por ahora solo han castigado a Roberto Rivas.
Es una ley maravillosa. Es devastadora. Devastadora. Aquí todos hablan del Nica Act. No. La Magnitsky Act es más grande. Solo toca a un individuo, sí, pero el efecto multiplicador es inalcanzable. Me decía un funcionario que la Magnitsky Act sabés dónde comienza, pero no sabés dónde termina. Y ningún funcionario público puede decirle a los fiscales: “Detené esta investigación”, porque sería obstrucción de justicia y vos mismo serías puniperseguible por Ley.

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Algunos han catalogado esa ley como intervencionista…
Sí, pero estamos viviendo en un mundo donde el concepto de la soberanía está cambiando radicalmente. Y está la ultra jurisdicción. Ya no vivimos en el mundo del siglo XIX ni el XX. Estamos en el siglo XXI. La supranacionalidad está imponiendo los derechos de los individuos prima sobre los derechos del Estado. Nicaragua es un país que está a mitad de camino entre el feudalismo y el inicio de los primeros pasos de la modernidad. Y por el momento estamos en la etapa feudal, cuando estamos hablando de esa soberanía absoluta. ¿Soberanía en función de qué? Necesitamos préstamos, nicaragüenses migran a otros países, queremos libre circulación y transferencia de tecnología e información. Cada vez más se reduce el concepto de soberanía. En términos del Derecho, de los deberes, de la igualdad de la condición de los individuos, del tema de la transparencia. Es el problema de la corrupción. Por eso nos miran como una sociedad exótica. Donde nada cambia. ¿Qué es lo que hemos cambiado e innovado en Nicaragua en el siglo XXI? Aquí vivimos en un engaño continuo. El sector empresarial, la clase política. Este país es una ficción monstruosa que nos va alejando cada vez más del mundo. No queremos darnos cuenta que la realidad no es la retórica. La realidad es algo totalmente diferente a lo que nosotros decimos.

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Plano personal

Bosco Matamoros Hüeck nació en Masaya, Nicaragua, hace más de 70 años. “Tengo la edad en que uno ya ni sabe si existe”, dice con humor.
Estudió Ciencias Políticas, Sociología y Políticas Públicas.
Fue ministro permanente de Nicaragua ante la FAO (Organización de Agricultura y Alimentación de Naciones Unidas) en Roma. Ahí fue electo miembro del Comité de Control del Programa Mundial de Alimentos.
Fue representante de la Contrarrevolución en Washington DC en los años 80 por 3 años. Dice que al cabo de ese tiempo se aburrió porque ese puesto lo “saturó”.
Después fue embajador de Nicaragua en Escandinavia. Vivía en Estocolmo y representaba a Nicaragua en Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca.
Es catedrático de Geopolítica y Globalización en la Universidad Thomas More de Managua.
En sus tiempos libres lee literatura inglesa, escucha música clásica y mira partidos de fútbol. Es fanático del AC Milán de Italia.
También le encanta coleccionar pinturas.


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