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La boina roja del mesías

De los comicios presidenciales latinoamericanos, todos importantes, todos decisivos, el que no parece ir en línea con los restantes es el que se celebrará en México el 1 de julio. Son previsibles la ideología, el programa y la ubicación política de otros candidatos, no así las de López Obrador, fuerte aspirante a ocupar la presidencia de la gran nación hermana.

Se ha consolidado la unidad para extender la democracia y sus instituciones al resto del continente. Uno de los más importantes nudos problemáticos que la cimentan, pese a diferencias de desigual significado, es la decisión de mantenerse firmes frente al sombrío régimen de Maduro.

La ruina de Venezuela por las envenenadas recetas oficialistas está ampliamente documentada. No se limita a lo físico y moral; también invade el léxico. El respeto a la opinión contraria, reinante por décadas en Venezuela, fue infectado de chavo-madurismo. El lenguaje infamante, salpicado de insultos grotescos, dio cuenta del abismal retroceso. Como grandes inquisidores, homologaron acusación y sentencia condenatoria. Las indefensas víctimas fueron a la hoguera. Chávez se las ingenió para proyectar semejante estilo a la oposición. El “chavismo al revés” descubriendo diablos ocultos en las esquinas.
¿Qué pasaría si Andrés Manuel López Obrador (AMLO) gana la presidencia? Su popularidad es sólida, también su propensión populista. Fuera de eso, poco más que penumbras figuran en su agenda. Con afirmaciones paralógicas AMLO se identifica con Juárez y Cárdenas, pero nada dice de Fidel o Chávez.

Venezuela despierta pasiones. Por temor a que se repita un fenómeno trágico que va de salida, la obsesión descubrirá fanatismos despiadados escondidos en personajes importantes. Parece que AMLO se percibe a sí mismo como un salvador, un mesías. Enrique Krauze (EK) ha resaltado con particular agudeza varios rasgos de su personalidad que pudieran ser útiles para avizorar sus eventuales políticas.

Entre los mencionados por Krauze, resalta el predominio casi exclusivo de México en el ánimo de AMLO, y más aún, de Tabasco, su patria chica. Mi hija Mariana pudo escucharlo en la Universidad de Columbia, cuando ella culminaba una maestría en esa Universidad. En 2014, AMLO fue invitado por esa institución. Se conocía su renuencia a salir de su país y notorio su desinterés por lo que ocurriera allende sus fronteras.

Grave —comentó EK— un presidente que desestime la importancia de la relación con el mundo y la enorme importancia del diestro manejo de las relaciones exteriores. A lo que me permito acotar: mucho más en un mundo tan internacionalizado como este, en el que afortunadamente vivimos. Afortunado, insisto, al presenciar la solidaria fuerza de la presión planetaria que, priorizando la defensa de los derechos humanos, ha ayudado a colocar a Maduro en la puerta de salida.

A Mariana, sin estar al tanto de esos pormenores, le llamó la atención la impavidez distante de AMLO al recibir las preguntas de los universitarios que no se refirieran a México. Sus gestos de indiferencia más bien aburrida, en relación con Chávez, Zelaya o los líderes democráticos, no parecían calculados. Eran genuinos, y de paso confirmaban las conclusiones de Krauze.
Muchas incógnitas rodean a este bien posicionado candidato. Confiemos en la resistencia que oponga la realidad a las decisiones extravagantes. En cualquier caso, si las encuestas no son desmentidas, como lo han sido en ocasiones recientes en el país azteca, ¿habrá razones para esperar virajes tipo Chávez, Maduro o Kirchner? Nada aseguro, pero tiendo a dudarlo.
¿Será determinante su ideología? No le faltan lecturas, pero no se sabe de alguna relación que haya tenido con el marxismo u otras de las ideologías duras, en boga antes de la caída del Muro de Berlín.

¿Qué decir de sus programas o políticas? No hay solidez al respecto. Al igual que otros líderes obrará quizá entre sus conveniencias y fantasías calculadamente inaplicables.
¿Y qué es entonces lo preocupante en AMLO? No se pondrá la boina roja del chavismo, ni empuñará las armas de Iván Márquez ni siquiera tratándose de la guerra sin guerra del subcomandante Marcos, desplazado del proscenio donde se agitó un rato sin consecuencias.

En realidad, el verdadero problema con AMLO —ha dicho Krauze— es AMLO. [©FIRMAS PRESS]
El autor es abogado, político, escritor y exguerrillero venezolano.
@AmericoMartin

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