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La catástrofe ecológica

El doctor Jaime Incer Barquero, el científico ambientalista más autorizado de Nicaragua y seguramente de Centroamérica, ha calificado como “catástrofe ecológica” el incendio que desde el martes 3 de abril está arrasando la reserva natural Indio Maíz, en el sur del país, frontera con Costa Rica.

Se le llama catástrofe ecológica a una gran desgracia ocurrida ya sea por causas naturales, como por ejemplo un terremoto, tsunami o huracán, o por motivos humanos, como los derrames de petróleo en el mar, la contaminación de lagos y ríos, los incendios forestales provocados, etc., que destruyen o dañan gravemente el medioambiente, la fauna y a los mismos seres humanos.

Según el doctor Incer Barquero, el incendio en la Reserva Indio Maíz “es posiblemente la catástrofe ecológica más dramática que Nicaragua experimenta, por la magnitud (del siniestro) y por tratarse de una selva húmeda tropical, un sistema muy delicado y muy valioso. Además, porque es una categoría de Reserva de Biosfera de carácter internacional y Nicaragua estaba comprometida a respetar, mantener y conservarla, cosa que nunca hizo”.

Se conoce que en Nicaragua hay por lo menos 71 áreas protegidas, sin incluir las reservas silvestres privadas que pueden ser más de 100. Las áreas protegidas cubren una extensión del 17 por ciento del territorio nacional y son sitios de gran belleza natural que además tienen características únicas de flora y fauna silvestre, recursos hídricos, etc., que por eso mismo deben ser conservadas.

Las áreas protegidas albergan una gran riqueza biológica; producen beneficios vitales en el suministro de alimentos, materias primas y otros recursos naturales; ayudan a la regulación del clima y la conservación de las reservas de agua; mantienen la fertilidad de los suelos, etc. Por eso hay compromisos nacionales y convenios y programas internacionales para su protección. Sin embargo, en Nicaragua, paradójicamente y de manera inexplicable las áreas protegidas carecen de protección, según la denuncia del científico ambientalista Jaime Incer Barquero.

La falta de protección a las reservas protegidas se puede verificar no solo con el devastador incendio en Indio Maíz, que al parecer fue provocado, según denuncian los ambientalistas. También es el caso de la Reserva de Biosfera de Bosawas, la más importante de Nicaragua, que poco a poco está siendo destruida por la invasión ilegal de colonos, la deforestación con fines de lucro y el avance de la frontera agrícola.

La responsabilidad de proteger esas áreas vitales de la naturaleza del país corresponde al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), que es parte del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena). Pero estos aparatos burocráticos no cumplen sus funciones, o al menos no las cumplen de manera eficiente, como denuncian los ambientalistas serios e independientes.

No es que queramos culpar al Gobierno por todo lo malo que ocurre en el país. Es que las pruebas de su incompetencia o irresponsabilidad están a la vista; cualquiera las puede ver en la catástrofe ecológica que está ocurriendo en la Reserva Indio Maíz, en la depredación incontenible de Bosawas y en la invasión impune de los territorios indígenas del Caribe.

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