El incendio que azota la Reserva Biológica Indio Maíz, una de las más importantes en Centroamérica, no se detiene. El fuego se ha propagado porque en la zona hay palmas de aceite que generan más combustión, así como los vientos y la falta de recursos del Gobierno, coinciden ambientalistas.
Los árboles caídos en la reserva tras el paso del huracán Otto en el 2016 han causado además que el fuego no se detenga. “Cuando esa maleza seca, que dejó el huracán, es tocada por una pequeña chispa también comienza a expandir las llamas”, dice Dennis Meléndez, de la Mesa Nacional para la Gestión de Riesgo.
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Según las cifras oficiales, el fuego ha afectado 3,585 hectáreas. Los ambientalistas, sin embargo, aseguran que es mucho más: 5,400 hectáreas. Estos defensores ambientales señalan que el Gobierno minimiza la situación y la respuesta ante el desastre no ha sido la correcta.
Vientos
El científico Jaime Incer Barquero, quien sigue de cerca lo que ocurre en Indio Maíz, señala que los vientos que se producen en esa zona del país son de entre 50 y 60 kilómetros por hora. “Esto es alarmante porque causa que el fuego avance con mayor rapidez entre el bosque”.
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Melendez destaca que la palma de aceite, que es utilizada para producir cosméticos, mantequilla y aceites, provoca que en los suelos de la Reserva Indio Maíz hayan gases que influyan en la expansión del fuego, que podría llegar a cuatro comunidades donde habitan más de 500 personas.
Por su parte, Amaru Ruiz, presidente de la Fundación del Río, destaca que la lentitud con atender la emergencia por parte del Gobierno central, así como la falta de recursos o unidades aéreas para este tipo de situaciones abona a que el siniestro continúe arrasando la reserva.
El gobierno de Nicaragua rechazó el apoyo de Costa Rica para combatir el fuego, que había enviado a 40 bomberos y 10 vehículos. Pero aceptó la ayuda de México, que envió un helicóptero cisterna modelo MI17 de la Fuerza Aérea mexicana.
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