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/ Ricardo A. de León Borge

Grandes pasos, gestos necesarios

El deshielo que está ocurriendo en la Península Coreana apunta hacia esfuerzos conjuntos y un camino complicado y largo para lograr que no quede en simples actos y palabras que el viento se lleve como en anteriores ocasiones.

Los juegos de invierno en Corea del Sur (la diplomacia del deporte, ya utilizada en el acercamiento entre Estados Unidos y China en los setenta), sirvieron para dicho acercamiento con Corea del Norte, separados a finales de la década de los cuarenta, en los gélidos tiempos de la Guerra Fría, y que en este año, se estarían cumpliendo setenta años de separación en la Península.

Los pasos dados en búsqueda de un acercamiento, han dado una idea fuerte del compromiso de ambas partes, el Norte y el Sur, de que el diálogo y la negociación a niveles intermedios, y en conjunto, son un primer gran paso. Las consultas con los actores externos más influyentes en el proceso (Estados Unidos y China), dieron una clara percepción de la seriedad del acercamiento y el posible encuentro entre los máximos líderes de ambos, resaltan, en primer lugar, una rapidez inusitada para lograr acciones concretas y la posibilidad de que se acerquen a acuerdos que impulsen una renovada relación bilateral.

Recordemos que técnicamente el Sur y el Norte se encuentran en estado de guerra. También que el diálogo intercoreano ha estado presente en algunas partes de la historia de la Península dividida, sin tener resultados positivos, tangibles, ni duraderos. Por lo que, las autoridades del Sur deben de ser prudentes en esta ocasión, y no dar concesiones más allá de lo previsto por el arsenal nuclear en desarrollo en el Norte, además de la preocupación ante la necesidad de Kim Jong-un, de obtener una retirada parcial de las sanciones que actualmente tiene su régimen.

Los gestos han sido claros, paso a paso, y hasta hoy, desembocaron en el encuentro, en este mes de abril, entre Kim Jong-un y Moon Jae-in (será la primera vez que un líder del Norte, pise territorio del Sur) para seguir avanzando en la negociación y lograr además, un acercamiento entre el Norte y Estados Unidos, para que se sienten y hablen alrededor del tema nuclear.

La diplomacia se ha logrado imponer a los tambores de guerra de Estados Unidos y el Norte de Corea, que se vieron intensificados en los últimos meses y llegaron a niveles de que el mundo temió un enfrentamiento. De esa forma, la vía de las pláticas a través de la diplomacia, se ha obtenido la posibilidad de que el Norte deje de lado su programa nuclear, a cambio de que la política exterior estadounidense haga de lado los ejercicios militares, y la amenaza que eso significa para su seguridad. A lo que el presidente Trump también hizo un giro radical, indicando que se podría reunir con su homólogo norcoreano.

A partir de esas aseveraciones, podríamos pensar que estamos en presencia de negociaciones fructíferas, resultados positivos en la búsqueda de la desnuclearización, pacificación y reinserción al sistema internacional del Norte, de una estabilidad política y militar en la Península y sus alrededores, y de los primeros intentos para una posible reunificación de Corea.

El autor es máster en Relaciones Internacionales.

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