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accidentes de motocicleta

Louding Dávila tiene dos años de movilizarse en moto, aun cuando él no tiene una propia. El día que se accidentó iba como pasajero y fue quien resultó más afectado. LA PRENSA/ Óscar Navarrete

Cómo cambió la vida de cuatro personas el sobrevivir a accidentes de motocicleta

Los motorizados que sobreviven a accidentes de tráfico terminan sin brazos, sin piernas, cojos y en estado vegetal. Estas son historias de supervivientes cuya vida les cambió en segundos

En la madrugada del 7 del diciembre del 2017, Edward Varela perdió el control de su moto y se estrelló contra un poste de cemento y contra uno de aluminio. Minutos antes le había pedido a un amigo que le terminara el turno del taxi porque ya no aguantaba el sueño. Tenía casi 48 horas sin dormir y por más que tomara pastillas para seguir despierto, estas ya no le hacían efecto.

Se montó en su moto a eso de las 12:00 de la noche y salió rumbo a su casa en el barrio José Benito Escobar, en Estelí. Ya solo le faltaban cuatro cuadras para llegar cuando perdió el control de la moto y se estrelló contra los postes que lo dejaron de inmediato en coma. Varela, de 28 años, tenía menos de un mes de haber sacado al crédito la motocicleta, y estaba trabajando tanto para recoger el primer abono, cuenta su madre, Juana Centeno, quien desde entonces lo ha cuidado.

Según estadísticas oficiales, los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte violenta en el país. Y de cada diez muertes por esa vía, siete involucran a motorizados. Para los que sobreviven, el futuro es incierto. Algunos pierden las extremidades. Otros quedan con un trauma psicológico de por vida. Y quienes quedan igual que Varela, luchan para salir del estado vegetativo. Estas son historias de motorizados que vieron la muerte de cerca sobre dos ruedas y vivieron para contarlo.

Peligro sobre ruedas

Louding Dávila desconoce si a largo plazo quedará con alguna secuela física del accidente, pero dice tener fe que se recuperará completamente. LA PRENSA/ CORTESÍA
Louding Dávila desconoce si a largo plazo quedará con alguna secuela física del accidente, pero dice tener fe que se recuperará completamente. LA PRENSA/ CORTESÍA

Desde que Louding Dávila, de 31 años, vio que su amigo perdió el control de la moto en la que viajaban, supo lo que iba a pasar. Se agarró lo más fuerte que pudo, pero cuando chocaron contra el bulevar, salió por los aires a varios metros del impacto. Dio varias vueltas y cuando se detuvo sintió un fuerte dolor en el brazo derecho, en la pelvis y en el pie izquierdo. Ya estando en el pavimento buscó con la mirada a su amigo y al no verlo le gritó:

— ¡Yeser! ¿Dónde estás?

—Aquí estoy. Estoy bien y vos, ¿cómo estás? —oyó que le respondió mientras este salía de lo que parecía un polvazal.

—A mí ni me preguntés porque yo sí estoy mal —alcanzó a decirle mientras el dolor se apoderaba de él.

Cuando la Policía y la ambulancia llegaron, habían pasado aproximadamente 25 minutos. Se lo llevaron de inmediato al Hospital Alemán Nicaragüense y allí descartaron que tuviera fractura en la pelvis. Lo que sí tenía eran dos fracturas graves que ameritaban cirugía en el brazo y el pie, pero que por falta de recursos médicos se harían después.

Ese accidente le ocurrió el 2 de enero de este año a eso de las 9:30 a.m. cuando se dirigía a su trabajo, y según le dijeron los médicos, su recuperación tardaría casi un año. Que todo ese tiempo pasaría en cama reposando.

Según el médico ortopédico Morlan López, encargado del área de emergencia de Salud Integral del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), los factores que generan accidentes de tránsito en motos son varios. Entre ellos está la imprudencia, el aumento del parque vehicular y el alcoholismo. Este último, sin embargo, no es la causa de casos predominantes, pues en su mayoría ocurren en las “horas pico”, cuando las personas se movilizan a sus trabajos.

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En el caso de Dávila, la recuperación ha sido rápida, pues a los dos meses del accidente ya andaba caminando sin muletas y no requirió cirugía en el brazo porque el hueso sanó pronto. Pero su vida cambió.

Hasta antes del accidente, a Louding Dávila no le gustaba estar desocupado. Él se caracterizaba por ser alegre y siempre hacía reír a sus amigos. Es cocinero, le gusta correr, ejercitarse en el gimnasio, pero desde que se accidentó ha aprendido a llevar la vida a paso lento. En las primeras semanas después del siniestro sintió ansiedad porque no podía hacer lo de antes. “Ahora siento más amor por la vida que el que sentía”, dice.

Como la fractura en el brazo le dañó un nervio ni siquiera puede moverlo o abrir la mano. Aprendió a cocinar, a vestirse, a comer con la mano izquierda; incluso aprendió a escribir y a dibujar, uno de sus pasatiempos. No sabe si quedará con alguna secuela permanente, pero está positivo de que no será así.

Accidentes cuestan caro al Estado

Solo ponerle un clavo a un paciente con el fémur roto le cuesta al estado 800 dólares. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE
Solo ponerle un clavo a un paciente con el fémur roto le cuesta al estado 800 dólares. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

La recuperación de este tipo de pacientes depende de los tipos de fracturas que tenga, señala el doctor Morlan López. Sin embargo, atender tantos casos al día para el Estado se ha convertido en un gasto de salud pública significativo.

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“Estos accidentes aumentan los gastos requeridos en el INSS porque son personas que ya no van a poder desempeñarse en sus actividades normales. Pasarán al menos ocho meses en rehabilitación y cuánto pierde la empresa, la persona y el mismo Gobierno en ese tiempo. Además que los costos se elevan si esta persona no reacciona como esperamos y hay que hacerle dos o tres intervenciones quirúrgicas más”, dice López.

Algunas investigaciones periodísticas de LA PRENSA señalan que solo trasladar a los pacientes hasta el hospital puede costar entre trescientos y quinientos dólares, y si el paciente es hospitalizado y necesita alguna cirugía el gasto aumenta hasta 1,800 dólares. López afirma que solo ponerle un clavo a una persona que sufrió fracturas en la tibia puede ascender hasta ochocientos dólares.

Esto, sumando a la alta cantidad de pacientes por accidentes de tránsito que reciben a diario los hospitales del país, es un gasto bastante alto. Por ejemplo, solo en el Hospital Salud Integral atienden en un día a ochenta personas a causas de accidentes en moto, y de esa cantidad más de la mitad presentan lesiones graves.

No más deporte

Desde que Bismark Rivera, de 38 años, se quebró en varias partes su pierna izquierda, durante un accidente de moto, tuvo que renunciar a una de las cosas que más le gustaban: el deporte. Hasta entonces había dirigido por seis años un equipo de softbol en una liga interna de su trabajo, y cuando podía jugaba beisbol, baloncesto o cualquiera de los deportes a que lo invitaran. Ahora solo mira de largo, deseando estar allí, porque quedó con problemas en el pie a causa de un accidente de tránsito.

No puede caminar con firmeza porque perdió parte de la movilidad de su rodilla. De hecho, para salvarle la pierna tuvieron que incrustarle 11 tornillos y una placa de metal. Esto, además de alejarlo del deporte, le causó un trauma psicológico.

“He quedado con cierto impedimento en el pie. No puedo correr, saltar, hacer cuestiones físicas que antes podía. Además que eso a uno le causa un trauma psicológico terrible porque cuando yo empecé con las muletas a mí me daba pena de todo el mundo. Al verme con muletas estaba acomplejado. Y ahora que ya camino casi normal, pero que aun ando falseando, yo todavía siento vergüenza. Me parece que la gente me queda viendo”, cuenta Rivera.

El accidente de Rivera ocurrió después de Semana Santa del 2016, cuando él regresaba a su casa y un perro atravesó el carril por donde él transitaba. Por la velocidad que traía, ochenta kilómetros por hora, frenó en seco y la moto le cayó encima. En el hospital le dijeron que tenía una fractura compleja por la cual estaban considerando amputarle el pie.

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La preocupación por el qué dirán lo agobió tanto que él mismo solicitó ayuda psicológica porque no podía caminar sin sentir que todos lo veían. “Yo sentí que no era normal, que tenía que adecuarme a esta vida y que para eso necesitaba ayuda extra. Mi vida cambió después de ese accidente. No hay cosa más linda que tener entero su cuerpo. Es un cambio de vida total”, confiesa.

Aunque los médicos le han dicho que en un par de años se recuperará completamente, Rivera sabe que quedará lisiado para siempre, pues ya no puede correr. “Ya nunca más podré correr, uno porque me duele y dos porque es peligroso ya un miembro que está afectado”, dice.

Este es el tercer accidente de tránsito que sufre Rivera. El primero le ocurrió en 2009 cuando fue atropellado por un camión mientras se cruzaba una calle, tuvo una quebradura en el mismo pie afectado y debieron colocarle un par de tornillos. Su segundo accidente, esta vez sí de moto, ocurrió en 2015 cuando conducía una motocicleta e igual se le quebró el fémur de su pierna. Dos años después sufrió este accidente.

Desde este choque no ha vuelto a andar en moto. Lo que más teme es no volver a caminar. Algunos médicos y conocidos le han recomendado que mejor se olvide de ese medio de transporte. Ahora conduce un automóvil.

Aunque la historia de Bismark Rivera es parecida a la de Jader Flores, de 30 años, este último aún quiere volver a conducir motos. “Soy rigioso”, se adelanta a decir cuando se le pregunta. Su accidente fue hace casi dos años, en mayo de 2016. Él iba al turno de la noche en su trabajo como enfermero y cuando iba en camino un bus que venía delante suyo frenó en seco y él no pudo esquivarlo.

De ese accidente resultó con una fractura en el fémur que le provocó que perdiera la flexibilidad en su rodilla derecha. A él tuvieron que ponerle un clavo en la rodilla que después de retirárselo, contrajo una pequeña infección. Según cuenta este proceso para él fue duro porque pasó en recuperación durante ocho meses.

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“Mi vida después de ese accidente cambió. Sentí una depresión que no fue jugando con la cirugía. Ando un clavo en la rodilla que no es jugando. Y eso duele. En la rótula también tengo otro clavo. Tengo que andar con el pie hacia arriba. Eso es horrible, pasar de andar con el pie normal a tenerlo tieso. No podés hacer tus necesidades por vos solo”, se lamenta Flores.

Según el médico Morlan López, la mayoría de pacientes que sufre accidentes en moto llegan con fracturas de fémur, de la tibia, de miembros superiores (hombros, codos, antebrazos, muñecas). “Una de las más graves son las fracturas expuestas o abiertas como las conocemos en las calles. Constituyen por suerte el 15 por ciento de todos los accidentes que vienen, el resto son fracturas cerradas”, explica.

Accidente lo dejó en estado vegetal

Edward Dávila estuvo dos meses en coma después de estrellar su moto contra unos postes. Él tiene dos hijos menores de 10 años y era él único que trabajaba. LA PRENSA/ CORTESÍA</em>
Edward Varela estuvo dos meses en coma después de estrellar su moto contra unos postes. Él tiene dos hijos menores de 10 años y era él único que trabajaba. LA PRENSA/ CORTESÍA

Quien no ha vuelto a levantarse es Edward Varela. Después que se estrellara en moto fue trasladado desde Estelí hasta Managua y estuvo internado en el hospital en estado vegetativo. A su mamá se lo entregaron así y desde entonces ella es quien lo ha cuidado.

“A él me lo entregaron en estado vegetativo y tengo que darle terapia aquí en la casa. Él quedó con la memoria en blanco. No puede hablar. No puede moverse y hace sus necesidades en un pamper. Y ya se mueve de la rabadilla para abajo”, cuenta vía telefónica Juana Centeno.

A la familia de Varela la vida se les ha complicado más porque el banco les está exigiendo que alguien se haga responsable por el pago de la moto, y como son de una familia pobre de Estelí, no tienen los recursos. Doña Juana trabaja cosiendo y vendiendo pastelitos en las calles, pero desde que su hijo está así ya no puede trabajar más. Además, se ha hecho cargo de los dos hijos que Edward tiene.

“No sabemos si va a quedar con algún problema. El doctor me dice que ese es un proceso largo y lento, pero que tuviera paciencia de mirarlo porque eso no es ni hoy ni mañana. Pero fíjese que yo le digo: ‘¿Me conoces hijito?’, Y él me cierra los ojos como diciendo que sí. Le digo: ‘Hágame de seña para cambiarle el pamper’, y él medio menea un dedo. Lo que pasa es que él no tiene fuerza en el cuerpo”, explica Centeno.



Parque vehicular es un negocio

Uno de los problemas que expresan los motorizados es que cuando la Policía Nacional les lleva la moto al déposito vehicular se les es difícil recuperarlas. LA PRENSA/ ARCHIVO
Uno de los problemas que expresan los motorizados es que cuando la Policía Nacional les lleva la moto al déposito vehicular se les es difícil recuperarlas. LA PRENSA/ ARCHIVO

Una de las medidas que implementó la Policía Nacional para controlar la alta cantidad de accidentes de tránsito fue la creación del depósito vehicular que, según organizaciones de motorizados, en vez de ayudar a reducir los problemas viales se ha convertido en un negocio.

“Nosotros vamos a meter a la Asamblea Nacional una contrarreforma para el cierre total del depósito vehicular porque hemos visto cómo se convirtió en una mina de recaudación. La Policía por cualquier cosa ya te llevan al depósito, aunque no lo contempla la Ley”, afirma Carlos Kabistán, líder de un movimiento de más de trescientos motociclistas.

Además, manifiesta que la Policía hasta ahora se dedica a multar sin tener un plan real para reducir la cantidad de accidentes. Otro de los puntos que solicitarán en la contrarreforma que propondrán en la Asamblea Nacional es la creación de un instituto de mediación porque, según Kabistán, cuando los conductores se quejan de multas mal aplicadas, la respuesta de la Fiscalía es tardía y en general se apega a la versión de la Policía, dejándolos a ellos desprotegidos.



Motorizados son los que más mueren

Una investigación del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) afirma los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte violenta en el país, superior a los homicidios. Se calculan 12.42 muertes por esa causa por cada 100 mil habitantes solo en el 2016. Por su parte, la Dirección de Seguridad de Tránsito Nacional calcula que siete de cada diez muertes en accidentes de tránsito son de motorizados.

Según datos de la Policía Nacional hasta el 2017 Nicaragua tenía un parque vehicular de 700 mil vehículos, y de esa cantidad 300 mil era motocicletas.

En el 2016, el comisionado general Roberto González Kraudy, jefe de la Dirección de Seguridad de Tránsito Nacional, aseguró que “el riesgo de fallecer tras un accidente de tránsito en motocicleta es 18 veces mayor que en un automóvil. Por cada 1.865 motocicletas inscritas se reporta una muerte”.

Las estadísticas también apuntan que quienes están falleciendo o quedando gravemente lesionados son los hombres en las edades de entre 16 a 35 años. En el caso de las mujeres que abordan las motos como pasajeras las edades oscilan entre 21 a 35 años.


Ayuda

Si está interesado en ayudar a la familia de Edward Varela puede contactarse con su hermano Widman Varela al número 8839-6091 o bien puede visitarlo en su casa ubicada del portón de la Upoli de Estelí tres cuadras al sur, una cuadra al oeste.


 

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