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Lecciones aprendidas de Indio Maíz

Según informes oficiales, fueron calcinadas 5,484 hectáreas de las 318,000 que tiene la reserva, pero según otros estimados independientes ardieron 6,300 hectáreas

Por más de diez días el catastrófico incendio forestal que destruyó cerca del 1 por ciento de la Reserva de la Biósfera Indio Maíz estuvo en los titulares de todos los medios de comunicación de Nicaragua, citando a expertos en la materia como el doctor Jaime Incer Barquero y el ambientalista Víctor Campos, del Centro Humboldt.

Según informes oficiales, fueron calcinadas 5,484 hectáreas de las 318,000 que tiene la reserva, pero según otros estimados independientes ardieron 6,300 hectáreas, dejando un cuadro desolador revelado ahora por impactantes fotografías aéreas que han sido dadas a conocer por el Ejército de Nicaragua.

Tan trascendente fue la noticia, que el propio presidente Ortega, que raras veces aparece públicamente, le dedicó una conferencia de prensa —como de costumbre, cerrada para medios independientes— destacando los esfuerzos para controlar el incendio que hizo el Gobierno a través del Ejército de Nicaragua que envió a más de 1,350 efectivos, con el apoyo invaluable y oportuno de un helicóptero-cisterna mexicano MI-17 y dos UH-1H de El Salvador y Honduras también equipados con canastas de agua “Bambi Bucket”.

Sin menoscabar dicho loable esfuerzo, fueron factores naturales como el calor y el viento, los que se encargaron de propagarlo rápidamente, pero irónicamente, fue también la naturaleza con la ausencia y viento, sumado a tempranas lluvias, la que se encargó de extinguirlo finalmente.

Ojalá que la pródiga naturaleza de nuestro fértil suelo, combinada con la llegada temprana del invierno, se encarguen de darle nueva vida a la selva café y haga retoñar su verdor de vida.
¿Qué lecciones aprendimos de esta catástrofe ambiental?

La primera es que no estamos preparados para contener incendios forestales de gran magnitud como este, por tanto debemos estar doblemente preparados en prevenirlos, siendo muy severos con los que irresponsablemente los provoquen.

En este caso particular del incendio forestal en la Reserva de la Biosfera Indio Maíz, tal como lo señaló el cardenal Leopoldo Brenes el pasado lunes, no hemos visto se hayan hecho suficientes esfuerzos para castigar a los responsables, que según se ha determinado, se originó cerca de la comunidad Siempre Vida.

Las medidas precautelares como la prohibición de Marena a las quemas forestales deben tomarse antes y no después de los hechos, cuando ya amplias zonas del país están ardiendo, tal como lo señaló el doctor Jaime Incer, de lo contrario solo tienen un efecto publicitario y no real en la prevención de los incendios forestales.
Como es evidente que no estamos preparados con medios técnicos para enfrentar una catástrofe de esas proporciones, hay dos factores elementales que deben quedar como lecciones aprendidas: la reacción temprana para contener un incendio mediante rondas y el SOS internacional para la ayuda con medios específicos.

La verdad es que de nada hubieran servido los camiones cisterna convencionales que los bomberos de Costa Rica estaban enviando a la frontera con Nicaragua en Peñas Blancas.

La complicada logística para el traslado a la zona del incendio forestal en el otro extremo del país, donde no hay carreteras, hubiera tomado meses, pero el ofrecimiento de ayuda física de los bomberos ticos quizás se hubiera podido coordinar por la vía fluvial desde Barra del Colorado. En todo caso, hay que agradecer su oportuna disposición de cooperar apenas se conoció la noticia.

Como la capacidad de reaccionar ante los incendios forestales es limitada, tal como ha quedado demostrado, el gobierno debe concentrar sus mejores esfuerzos en las tareas preventivas, como evitar que los colonos continúen penetrando en la reserva, tanto en Indio Maíz como Bosawas, porque tarde o temprano le pegarán la mecha al monte el próximo verano para preparar las tierras para la agricultura o la ganadería y nuevamente se repetirá la triste película que acabamos de ver.

Y no es que lo hecho haya estado mal hecho: yo quiero reconocer la abnegada acción cívica de todos los miembros del Ejército de Nicaragua y los comunitarios, que arriesgando sus propias vidas, se enfrentaron al incendio y lograron contenerlo. Pero debemos aprender las lecciones: ¿cuánto le costó al país en recursos diez días de combate al incendio? ¿Cuánto le costó al país el ecocidio forestal que bien se pudo haber evitado?
El autor es periodista, exministro de Defensa y exdiputado.

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