En el deporte tiende a crecerse que para todo hay solución y que si algo falla, basta con cambiar una pieza para restituir la normalidad y alcanzar las expectativas.
A veces funciona, a veces no. Los equipos no son mecanismos a los que se puede cambiar un repuesto por otro igual y ya vuelve a funcionar como antes.
En un equipo hay múltiples tipos de personalidades, de caracteres, de temperamentos. Los atletas tienen distintas ilusiones y diferentes metas en sus carreras.
Agruparlos y comprometerlos a jalar en una misma dirección, es lo que hace la diferencia en un dirigente que desarrolla su liderazgo en función de los demás.
Eso no es sencillo, pero en Estelí, la directiva cree que era hora de probar un estilo diferente en la dirección del equipo y quitó a Henry Roa, nombrando en su lugar a Ramiro Toruño.
Desde fuera, pareciera una buena decisión. Toruño es un mentor con experiencia y considerable éxito. Desde que se restablecieron los Pomares en 2009, es el único que ha ganado dos títulos.
Ramiro se llevó los campeonatos en 2012 y 2015 con Matagalpa y este año fue separado de ese plantel, a pesar de llevar marca de 9-6. Ahora vamos a ver cómo le va con Estelí.
Necesita enderezar un equipo que tiene 4-14 en la campaña, cuando quedan 33 partidos por jugar. Y a diferencia de Roa, tendrá el equipo completo ahora.
A Henry, a parte de iniciar la liga frente a equipos como Dantos, Bóer, Carazo o Chinandega, por ejemplo, le tocó hacerlo sin Elvin García y Esteban Pérez, dos brazos esenciales en el staff de lanzadores.
Aun con eso, se esperaba algo mejor de este Estelí, que en 2017 fue a las semifinales, que ganó el campeonato en 2011 y fue subcampeón en el 2009. No, por tanto, es un club de advenedizos. Es un equipo que desea ganar ahora.
De modo que Toruño está frente al reto de enderezar al Estelí y tendrá a Henry como coach en una misión que no parece inalcanzable, aunque tampoco es sencilla.
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