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La literatura filipina en español “se ha llegado a llamar literatura zombi”

La literatura es un "género que se practica cada vez menos pero que tuvo su peso y una edad de oro hace unas décadas", explica el secretario de cultura de la Embajada de España en Filipinas, Guillermo Escribano

La literatura y el arte de España tomaron hoy el centro de Manila con motivo del Día del Libro en Filipinas, una gran fiesta anual en la que ambos países aprovechan para explorar sus vínculos culturales tras más de trescientos años de historia en común.

La duodécima edición del Día del Libro, la mayor hasta la fecha en cuanto a oferta literaria y actividades, recibió desde primera hora a centenares de visitantes en el Triángulo de Ayala, el principal parque de la urbe de Makati en pleno corazón del área metropolitana de la capital.

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“Nuestro propósito es promocionar la lectura, los libros y la literatura en español, e ir más allá y fomentar la cultura en torno al libro”, indicó a Efe Carlos Madrid, director del Instituto Cervantes de Manila, que con otras entidades coorganizó el evento junto con la Embajada de España.

La actividad gira en torno al mercadillo de libros, donde editores españoles y filipinos ofrecen novelas, ensayos, textos de historia y todo tipo de obras clásicas y contemporáneas a precios rebajados y acompañados de rosas como marca la tradición de este encuentro.

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Los visitantes también toman parte activa en la redacción del Quijote, agregando líneas a un manuscrito de la obra de Cervantes que se va completando cada año con la participación popular.

La música ha adquirido un especial protagonismo

Al caer el sol comienza la discoteca silenciosa, donde tres conocidos DJs locales envían sus notas a los auriculares inalámbricos del público para que este escoja a cuál de ellos escuchar pulsando un botón.

Antes de esto entra en escena la orquesta sinfónica de Filipinas, con melodías que desentierran los desconocidos vínculos musicales entre España y la que fue su colonia desde 1565 hasta el desastre de 1898.

“Han rescatado unas partituras del siglo XIX y otras melodías de principios del siglo XX compuestas por lvaro Retana, el literato y compositor filipino que escribió la letra de famosos cuplés españoles, entre ellos Las tardes del Ritz”, indicó a Efe el director del Cervantes.

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Entre los títulos literarios que hoy se presentan en Manila destaca la recién estrenada versión en inglés de Mabuhay (“Hola” en idioma filipino) con la que el periodista y escritor catalán Ramón Vilaró desgrana este país compuesto por 7.641 islas en el que viven más de 100 millones de personas.

El Día del Libro en Filipinas acontece en un momento de auge del castellano en el país asiático, donde más de un siglo después de la colonización crece el interés por aprender esta lengua.

El número de estudiantes de español en toda Filipinas aumentó de poco más de 20.000 en 1996 a 33.600 en 2016, según los últimos datos del Instituto Cervantes, que por su parte ha visto crecer las matrículas de nuevos alumnos de 3.700 en 2003 hasta más de 6.000 el año pasado.

Aún así, el regreso a la excolonia de la cultura y la literatura en castellano sigue siendo una tarea pendiente, por no decir imposible, dado que solo 3.000 personas (según estimaciones) conservan esta lengua como materna de un total de más de medio millón de hispanohablantes a diversos niveles, incluido el dialecto conocido como chabacano en la provincia sureña de Zamboanga.

La literatura filipina en español “se ha llegado a llamar literatura zombi, porque es un género que se practica cada vez menos pero que tuvo su peso y una edad de oro hace unas décadas”, explica a Efe el secretario de cultura de la Embajada de España en Filipinas, Guillermo Escribano.

El director del Cervantes, por su parte, recuerda que los vínculos culturales entre España y Filipinas van más allá de la literatura y las artes al abarcar “formas de socializar, gastronomía, tradiciones o folklore” que a día de hoy permanecen intactos en el país asiático.

“Siempre se dice que el español aquí se perdió, pero en realidad nunca se habló del todo; y se conserva, y nunca se perderá del todo”, apunta.

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