Dado a que ninguna administración ha hecho su tarea de revisar y hacer ajustes periódicamente para garantizar que el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) continuara funcionando —situación que lo tiene al borde del colapso—, distintos especialistas consideran que el momento de aplicar medidas severas ha llegado.
El economista Adolfo Acevedo dice que “en Nicaragua nunca se hicieron las revisiones periódicas de las tasas de contribución que requiere un sistema financiero de primas escalonadas, y la rama IVM (Invalidez, Vejez y Muerte) se convirtió de facto en un sistema de reparto simple, donde las contribuciones de los afiliados activos (empleadores y trabajadores) se utilizan para pagar las prestaciones de los afiliados pasivos (pensionados)”.
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El no haber revisado periódicamente las contribuciones, tal como lo exige un sistema de reparto, según Acevedo comenzó a generar un fuerte desequilibrio de las finanzas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), situación que empeoró cuando en los ochenta se le adjudicó al instituto asumir funciones de protección social que solamente le correspondían al Estado, como por ejemplo el pago de pensiones de guerra y especiales.
La crisis del INSS, entonces, se comenzó a incubar, de tal manera que a medida que pasaron las administraciones optaron por ignorar los resultados que durante 13 años venían arrojando los estudios actuariales: el instituto caería en crisis crecientes a partir de 2014 dado a los desequilibrios que provocaría la evolución del mercado, los salarios y la baja productividad, por lo que urgían paquetes de reformas graduales.
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Ahora el INSS lleva cinco años en crisis y aunque en 2013 se hicieron ajustes paramétricos, la incorporación de la pensión reducida, el incremento abrumador de los gastos administrativos y los manejos discrecionales de las inversiones lo tienen al borde de la quiebra. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya le puso fecha de muerte: 2019.
El camino para salvar al INSS
Entonces, ¿qué tipo de medicina requiere el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social?
De entrada el economista Acevedo, Róger Murillo, José Dolores Gómez y Manuel Israel Ruiz han planteado transparentar el manejo del INSS, que implique transitar de una administración politizada a una profesional y técnicamente preparada.
“Es indispensable que el INSS se transforme en una entidad administrada de manera autónoma, por representantes legítimos de los aportantes, concentrada estrictamente en el cumplimiento eficaz de sus funciones y objetivos, técnicamente capaz, y absolutamente transparente, capaz de rendir cuenta sistemática y detallada de la utilización de los recursos de los cotizantes, la cual deberá estar estrictamente normada”, afirma Acevedo.
Gómez lo plantea así: “Despartidarizar la administración del INSS” y a su vez incorporar a la junta directiva de dicho instituto miembros de “alto nivel, público y privado” y reducir facultades a la administración todo esto “como elemento esencial para alcanzar una administración transparente y eficiente”.
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Asimismo, que los estados financieros sean publicados mensualmente, con todos sus anexos, tal como lo hace el Sistema Financiero Nacional.
El INSS ha estado bajo crítica desde que en 2014 se comenzaron a enfocar en inversiones en el sector inmobiliario, cuyos préstamos han sido aprobados de manera poco transparente y han beneficiado a personas ligadas al Gobierno e inclusive a miembros de la junta directa, pero hasta hoy ninguna autoridad de dicha entidad ha rendido una explicación.
Todos los especialistas han coincidido que los gastos administrativos del INSS deben reducirse drásticamente hasta que representen el 6.5 por ciento de los ingresos y mantenerse en ese nivel en los próximos años. Actualmente estos gastos representan más del 12 por ciento y cuando el presidente ejecutivo del INSS, Roberto López, anunció el lunes el paquete de reforma defendió los niveles de gastos de la entidad.
Pero los números públicos dicen otra cosa: la planilla pasó de 1,500 en 2007 a más de 4,000 hasta el año pasado y el grueso de trabajadores con salarios mayores a los 20,000 córdobas ha crecido sustancialmente desde entonces.
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Asimismo, Acevedo plantea que se debe evaluar la cartera de inversión del fondo de reserva del INSS, y liquidar aquellos activos que no sean consistentes con la naturaleza y objetivos del INSS o que cuyo rendimiento sea inferior al de los títulos valores del Estado. Este mismo planteamiento fue planteado por el Fondo Monetario Internacional, que señaló que el INSS estaba invirtiendo en negocios de alto riesgo y difícil de recuperar.
Y dado a que el INSS ha invertido en un sinnúmero de activos inmobiliarios, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) plantea que se deben liquidar, debido a que estos “han deteriorado la calidad de su cartera de inversiones”.
Liberar de responsabilidades al INSS
También Acevedo plantea que se debe liberar al INSS de responsabilidades que no le corresponden y que representan una carga desmedida sobre sus finanzas.
Al respecto tanto Murillo como Acevedo han planteado que el Programa de Víctimas de Guerra, la pensión mínima, la pensión reducida y las pensiones especiales sean asumidas por el Presupuesto General de la República.
Gómez al respecto señala que se debe incrementar a quinientas semanas mínimas para que las personas puedan gozar de una pensión de este tipo y no 250 como se establece ahora.
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“El INSS no puede ni debe seguir asumiendo funciones que no corresponden a su naturaleza, y el Estado debe asumir, por primera vez en nuestra historia, la Función de Protección Social y su financiamiento, en lugar de continuar descargando estas responsabilidades que le competen, sobre el INSS”, enfatiza Acevedo.
Al liberar al INSS de la responsabilidad de pagar la pensión reducida, este fondo se transfiera al Programa de Atención Médica a los pensionados, lo que permitiría, según Acevedo, que sea “por primera vez de una fuente propia de financiamiento”.
El año pasado, según Acevedo, se generaron 1,457 millones de córdobas a través del 1.5 por ciento que los empleadores aportan sobre la nómina salarial de los afiliados activos. Todo ese remanente pasaría a financiar la rama de atención de los pensionados.
Los tres especialistas coinciden en que el Estado debe aportar más que el 0.25 por ciento. Acevedo dice que este se debe incrementar un punto sobre la nómina salarial de los afiliados activos.
También “reducir la enorme heterogeneidad que existe en las semanas cotizadas por las distintas ramas, poniendo fin al denominado proceso de tercerización”, agrega Acevedo, un planteamiento que también ha coincidido Murillo, quien cree que el paquete de reformas anunciado por el Gobierno provocará que al incrementarle fuertemente el aporte a las empresas, estas comenzarán a tercerizar servicios, donde no están obligados a pagar Seguro Social.
¿Aumentar la edad de jubilación?
Y aunque es quizás una de las medidas más antipopulares en cualquier parte del mundo, aumentar la edad de jubilación es uno de los planteamientos del especialista en finanzas José Dolores Gómez, quien señala que esta se debe elevar a 63 años, actualmente es 60 años.
Sobre este punto, Acevedo afirma: “Cualquier aumento de la edad de jubilación debería evaluarse con extremo cuidado, no solo en función de las características de los diferentes tipos de empleo, sino también dado que, debido a las características de nuestro mercado laboral, resulta extremadamente difícil para las personas mayores de 50 años encontrar empleo, y a que, aunque la esperanza de vida promedio ha aumentado, también han aumentado los años promedio en que las personas de edad experimentan condiciones crónico-degenerativas y catastróficas. Al respecto, debe recordarse que los promedios ocultan con frecuencia grandes desigualdades”.
Funides plantea aumentara la edad de jubilación a los menores de 45 años, lo que permitiría al INSS “comprar 15 años de sostenibilidad… el Gobierno está desaprovechando una importante oportunidad para hacer un cambio que, si bien no es popular, sí hubiera servido para resolver el problema de fondo del INSS, como es el envejecimiento natural de la población. Una vez más, se está dejando para futuro la toma de acciones que luego serán más costosas y difíciles de implementar”.
Funides también sugirió considerar redirigir al INSS un uno por ciento del impuesto a la nómina que se destina al Instituto Tecnológico Nacional, “ya que actualmente este impuesto no está siendo aprovechado por las empresas ni por los trabajadores”.
Sobre la deuda histórica, Gómplea plantea que el Gobierno la reestructure a treinta años con el dos por ciento de interés. El Gobierno adeuda al instituto quinientos millones de dólares.
Los especialistas coinciden en que a medida que se posterguen los ajustes, la crisis del INSS se profundizará y la receta deberá ser severa para sacarlo a flote.
Reducir exoneraciones y pasarlas al INSS
El especialista en Finanzas, José Dolores Gómez, plantea que también se requiere reducir o eliminar exoneraciones y trasladar esos ahorros al fondo de reserva del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). El Gobierno tiene pendiente impulsar una reforma fiscal, que el mismo Fondo Monetario Internacional le ha orientado hacer para crear un colchón fiscal que le permita hacer frente a posibles choques externos.
US$81.8
millones ascendió el año pasado el déficit operativo del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, lo que representó un incremento del 42 por ciento comparado con el año anterior.
Sostenibilidad a largo plazo
Todas esas medidas permitirían darle respiro al INSS y comenzar a impulsar reformas estructurales que requiere el mercado laboral, para aumentar la calidad de los salarios y la productividad.
El economista Adolfo Acevedo afirma que “la sostenibilidad a largo plazo del INSS y de las prestaciones que otorga, solo será posible si este crecimiento de los costos se corresponde, en mayor medida, por el crecimiento de la base fiscal real sobre la cual descansan los ingresos del INSS, a saber, la evolución del empleo de mayor productividad e ingresos, y/o con el aumento sistemático de la tasa de cotización, y/o con la reducción cada vez mayor de la generosidad relativa de las prestaciones”.
Acevedo recuerda que “el crecimiento de la base fiscal sobre la cual descansan los ingresos del INSS se encuentra limitado debido a que nuestra economía genera, de manera predominante, empleo precario e informal, de bajísima productividad e ingresos, lo cual implica que la evolución de los ingresos del sistema tiende a quedar cada vez más rezagada con respecto a los costos crecientes”.