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Jesús es el Buen Pastor

Una de las imágenes más lindas de Jesús es la del Buen Pastor (Jn. 10, 11). Se nos presenta no como el jefe que se impone y silencia la voz de las ovejas, sino como el que las guía para que sean ellas mismas en libertad, como Jesús (Jn. 10, 9).

No como el líder que se las echa, sino como el servidor que calladamente se las juega, como Jesús (Mc. 10, 45). No como el que ordena y manda con estilo dictatorial, sino como el que sirve y no le importa correr el riesgo de perder la vida con tal de salvar a sus ovejas, como Jesús (Jn. 10, 11-12.15).

No como el jefe demagogo que engaña al redil con falsas promesas, sino como el servidor leal que le conduce hacia metas y pastos prometedores, como Jesús (Jn. 10, 9). No como el soldado en guerrilla, sino como la mano reconciliadora que une a todos en un solo redil, como Jesús (Jn. 10, 16).

No como el que golpea con su bastón de mando a diestra y siniestra, sino como el que acoge a todas las ovejas sin distinción alguna, como Jesús (Jn. 10, 14). No como el líder que dispersa y divide, sino como el que une, aún a las lejanas ovejas, en un solo redil porque sus ovejas les importan mucho, como Jesús (Jn. 10, 13).

No como el que se busca a sí mismo para levantar su ego a costa de la humillación de los otros, sino como el que arriesga todo por el bien de todos sin buscar intereses personales algunos, como Jesús (Jn. 10, 8-10). Jesús es el verdadero y único pastor del pueblo: el mal pastor piensa en sí mismo y explota a las ovejas; el pastor bueno piensa en sus ovejas y se dona a sí mismo.

Hoy existen muchos pastores que pretenden adueñarse de las ovejas, del pueblo, de las comunidades, de los grupos sociales, políticos, familiares o religiosos y convertirse en sus líderes mesiánicos.

Estos mesías utilizan su liderazgo para engañar al pueblo con sus palabras. No son verdaderos pastores, solo buscan su yo y la lana de las ovejas. Hay pastores que no se merecen este nombre, pues son falsos líderes, lobos con piel de oveja y, por tanto, es necesario guardarse de ellos como nos dice Jesús. (Mt. 7, 15).

Estos falsos pastores: “Pierden y dispersan a las ovejas” (Jer. 23, 1). “Se preocupan sólo de apacentarse a sí mismos” (Ez. 34, 2).

“No les importa el rebaño” (Ez. 34, 3). “Dominan y oprimen con violencia” (Ez. 34, 4). “Son ladrones y salteadores” (Jn. 10, 1) “que matan y destruyen” (Jn. 10, 16), “que huyen cuando ven el peligro” (Jn. 10, 12).

Estos falsos pastores destruían y siguen destruyendo a los pueblos y comunidades con sus actitudes egoístas, dictatoriales o paternalistas.

El profeta Ezequiel pone en boca de Dios estas palabras: “Mis ovejas se han dispersado por falta de pastores y se han convertido en presa de fieras, se han perdido… sin que nadie las cuide ni las busque” (Ez. 34, 5-6).
Y San Marcos nos dice que Jesús sintió “compasión del pueblo porque andaba como ovejas sin pastor” (Mc. 6, 34). Esos falsos pastores, lobos con piel de oveja, han existido y siguen existiendo en nuestro mundo de hoy, por desgracia; por ello hay que avisparse para no caer en sus garras. No buscan servir a la gente sino sus propios intereses.

Jesús se llamó a sí mismo “El Buen Pastor”. El que se da a conocer sin pretextos y conoce a las personas más allá de sus pantallas (Jn. 10, 14-15). Es el que siempre está a la orden; que tiene como orgullo servir (Mc. 10, 45); que es capaz de arriesgar su vida para salvar la nuestra (Jn. 10, 11.17); que a nadie anula, pero sí levanta a todos.

El autor es sacerdote.

Opinión Buen Pastor Iglesia Jesús archivo
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