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El compromiso empresarial

La empresa privada y los ciudadanos unidos en la acción demostraron con la gigantesca marcha de ayer en Managua y múltiples manifestaciones en otras ciudades del país, su fortaleza, consistencia democrática y compromiso con Nicaragua.

A pesar de la desconfianza de algunos sectores democráticos hacia la empresa privada, los ciudadanos atendieron su convocatoria y salieron a la calle para rescatar el derecho de manifestación pública pacífica, que ha sido negado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo con una sangrienta represión contra los estudiantes.

Por la diseminación social de las ideologías socialistas y populistas, muchas personas identifican a los empresarios con el egoísmo, excesiva acumulación de riqueza, explotación de los trabajadores y abusos a los consumidores, presentándolos como símbolos de la inequidad económica y social.

Pero en circunstancias como las actuales hay que dejar a un lado las desconfianzas recíprocas y unir esfuerzos para lograr los cambios democráticos, lo que no es fácil por el empecinamiento de Ortega y Murillo de perpetuarse en el poder y su falta de escrúpulos para reprimir a quienes impugnan su dictadura.

La empresa privada es la pieza clave del sistema económico de libre mercado, que funciona con éxito en Nicaragua a pesar de las aberraciones del régimen orteguista. El progreso de la sociedad y las personas no lo garantiza el Estado, que solo gasta y derrocha lo que producen los demás. Son las empresas privadas las que crean puestos de trabajo productivos y producen riqueza, función principal de los empresarios que no siempre se reconoce. Digámoslo de una vez: cuantas más empresas privadas haya, grandes, medianas y pequeñas, formales e informales, más riqueza se puede crear y mayor será el progreso económico y el bienestar social de los nicaragüenses.

Los empresarios nicaragüenses que han salido a la calle respaldados por sus trabajadores y acompañados por la sociedad civil, miembros de partidos políticos y población en general, demostraron también su sensibilidad democrática. Porque eso es lo que significa la demanda empresarial de que cese la represión; que se libere a todos los detenidos durante las protestas estudiantiles; que se respete el derecho a la manifestación pública pacífica y que se garantice la libertad de expresión y de prensa. Estas son condiciones indispensables que los empresarios han planteado para que pueda haber diálogo con el Gobierno.

Además, los empresarios han demandado y en esto no se pueden echar hacia atrás, que el diálogo no debe ser solo sobre la crisis del Seguro Social; que se tienen que abordar los grandes y graves problemas nacionales y resolverlos de manera democrática.

El diálogo tampoco podría ser como ha sido en los últimos años, o sea solo de los empresarios con el Gobierno y sus adláteres sindicales. En el diálogo tienen que ser incluidos los demás sectores sociales y religiosos mencionados por los mismos empresarios, quienes también deberían considerar la convocatoria a un paro nacional para respaldar la demanda nacional de que Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen que renunciar.

Editorial Amcham compromiso empresarial cosep archivo
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