La juventud ha sido el músculo y vitalidad de una lucha continua en estos días, restaurando la moral de la sociedad nicaragüense pisoteada por un régimen dictatorial sediento de sangre, que ha enlutado nuestros corazones.
La juventud exige verdaderos cambios políticos y sociales, luchando por la defensa de la seguridad ciudadana, comprendida como el triunfo de la paz sobre la guerra, y no necesita de monólogos que buscan entre líneas pactos con cúpulas.
Es cierto que el detonante fue la reforma a la seguridad social pero también los abusos continuos como la violación de los derechos humanos y un régimen dinástico-dictatorial.
La señora de Ortega después de muchos jóvenes muertos, desaparecidos y agredidos llama al diálogo, pero los oprimidos no dialogan. Mientras su esposo, con cinismo rayando en lo ridículo y con aire de nuevo rico se pavonea con los explotadores de la maquila y habla de inversiones como buen burgués, sin embargo, no invierte en el verdadero futuro de Nicaragua que son los jóvenes.
Es importante aclararle a la familia Ortega-Murillo que el problema no solo es el INSS, el problema es ella que no da muestras legítimas de verdaderos cambios subestimando la inteligencia del pueblo con descalificaciones ideológicas.
¡Nuestra lucha no es de izquierdas ni de derechas!
Nuestra lucha es lo racional contra lo irracional, la transparencia contra la corrupción, la democracia contra la dictadura, la libertad contra la esclavitud. Por tanto, apostemos por una verdadera democratización en el país.
La nueva visión, no es ideológica ni dogmática, sino es la búsqueda constante de un ideal de libertad reconocido en nuestra filosofía de vida, porque el hombre que es fiel consigo mismo construye con dignidad la historia.
Se necesitan reformas profundas en la sociedad nicaragüense para transparentar los procesos de elección, donde se erradique a los caudillos que atienden los partidos políticos como empresas familiares, donde se responda a las necesidades ciudadanas, donde se promueva la descentralización, donde no haya discriminación económica ni social, ni de edad, ni étnica, ni de género; donde se legitimen liderazgos auténticos.
Las condiciones están a nuestro favor, porque de las crisis surgen las mejores oportunidades, por eso debemos abandonar los sectarismos en la búsqueda de la unidad, apoyando a todas aquellas agrupaciones juveniles que estén enfocadas en la lucha por causas comunes.
Señores Ortega-Murillo, no pretendan ganar tiempo a costa de más vidas, den muestras de que su discurso es sincero, liberando a los presos políticos, dando razón por los desaparecidos, respetando la libertad de movilización, no reprimiendo con sus turbas a nuestros estudiantes y respetando la libertad de expresión.
¡Les recuerdo que mientras ustedes están armados con balas, nuestra juventud está armada de futuro!
El autor es escritor y abogado.
@irvincordero3