En reiteradas ocasiones periodistas de diferentes medios me han preguntado si en Nicaragua se ha cometido algún Crimen de Lesa Humanidad (CLH) en relación con las múltiples ejecuciones extrajudiciales que ha cometido el Ejército y la Policía, pero mi respuesta invariable ha sido que una violación grave a Derechos Humanos es distinta de un CLH. Sin embargo, la represión del régimen a las protestas por las reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) le hizo cruzar este umbral de gravedad.
Para que exista un CLH acorde al Derecho Internacional, es necesario acreditar dos elementos, la conducta y el contexto. Las conductas son: asesinato, exterminio, esclavitud, traslado forzado, privación grave de la libertad, tortura, violación, persecución, desaparición forzada y apartheid. El elemento contextual implica que el blanco de esas conductas sea la población civil en el marco de una política o estrategia. Una política o estrategia es la línea de conducta del Estado que conlleva a la comisión múltiple de algunas de estas conductas, todo lo anterior es acorde a lo establecido al artículo 7 del Estatuto de Roma.
Debemos partir del hecho que el régimen de Daniel Ortega tiene el firme propósito de mantenerse en el poder, por ello suprimió las elecciones auténticas y para evitar su deposición como consecuencia de alguna rebelión popular, impide a cualquier costa el derecho a la protesta pacífica del pueblo nicaragüense por el miedo a su escalada. Reprimir la protesta es la manera de contener el descontento social, evitar que este escale, es un medio para mantenerse en el poder.
El problema con esta estrategia o política del régimen, es que ha convertido en blanco de sus abusos y arbitrariedades a la población civil. La población ejerce su derecho a la protesta con el objeto de demandar respeto a su derecho a la seguridad social; a sus tierras; al voto; o cualquier otro Derecho Humano. Si como consecuencia de la política o estrategia de represión de la protesta por parte del régimen se comenten: asesinatos (por uso desproporcionado de la fuerza); privación grave de la libertad (detenciones sin control judicial); tortura (grave daño físico y/o psíquico de una persona detenida); y persecución (privación grave e intencional de derechos fundamentales a un grupo o colectividad), estamos en presencia de un CLH.
Si esto parece exagerado para alguno, me permito recordarles que esta situación de represión de la protesta no dista mucho de la realidad venezolana, Nicaragua es como Venezuela aunque hasta ahora sin crisis económica. En este orden de ideas, es de mi interés recordar que en febrero de la presente anualidad, la Fiscal de la Corte Penal Fatou Bensouda, anunció que se está realizando un examen preliminar sobre la situación en Venezuela. El siguiente paso implica investigación, que es la antesala de presentación de cargos contra Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional. La Corte Penal Internacional juzga Genocidio, Crímenes de Guerra y CLH, Venezuela no está en guerra, Nicolás Maduro no ha exterminado a ningún grupo, pero ha reprimido a un pueblo que demanda el respeto a sus Derechos Humanos y eso lo ha convertido en un virtual responsable de cometer CLH.
Comandante Ortega, le guste o no, los nicaragüenses tenemos el derecho a manifestar nuestra inconformidad contra su régimen, ya sea publicando estas palabras, protestando desde una universidad, solidarizándonos llevando víveres a quienes usted reprime o denunciando en redes sociales las palizas y agresiones que sus fuerzas armadas propinan a quienes se manifiestan en su contra. Si en su afán de perpetuarse en el poder viola este y otros derechos, tenga la certeza que existen personas comprometidos con la justicia que se encargaran de construir la memoria histórica y darle el lugar que merece, un vulgar criminal.
El autor es maestro en Derechos Humanos