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Juventud, divino tesoro… siempre volvés

Hace 4 años, comenté a un embajador europeo sobre el silencio de los 27 ante los fraudes electorales de una dinastía autoritaria, que dejó al país sin instituciones, sin separación de poderes, sin estado de derecho, con un poder ejecutivo y legislativo designados, poder judicial politizado, y un poder electoral al servicio del gobernante, sin balances ni contra-balances, sin libertad de expresión y sujeta a reiteradas violaciones a los derechos humanos. Su cínica respuesta me dejó frío. “No veo a los nicas en las calles” y, “si a ustedes no les importa… ¿cómo esperan que nosotros hablemos por ustedes?”.

Los héroes y mártires de abril demandan, entre otras cosas, una solución integral para el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

Primero hay que establecer que el INSS pertenece a los asegurados, que no debe ser un ente autónomo, sino una ONG.

Solo deberían beneficiarse de ese fondo quienes hayan contribuido al mismo y en su junta directiva no tiene cabida ni el gobierno, ni el Cosep, ni la sociedad civil, ni los partidos políticos, sino únicamente los cotizantes activos y pasivos. La supervisión gubernamental y la patronal debería limitarse al control de ONG del Ministerio de Gobernación y al vigilante de la junta directiva.

Las madres de héroes y mártires 19 de julio y ahora también las del 19 de abril, los desmovilizados de la resistencia y SMP, así como los discapacitados del Ejército tienen derecho a reclamar pensiones por sus sacrificios en el altar de la patria, pero ese derecho no obliga al INSS sino al Presupuesto General de la República o eventualmente al Instituto de Previsión Militar, que dicho sea de paso parece haber sido manejado en forma solvente.

La Asamblea Nacional no tiene jurisdicción para conceder pensiones de gracia, ni siquiera “gracia divina” a cargo del INSS. Ni la misma junta directiva del INSS debería poder obligarse a otorgar pensiones a quienes no cotizaron.

Esa misma separación conceptual debe hacerse con respecto a la deuda del Estado con el INSS. Que entienda el Fondo Monetario que el déficit del Estado no se corrige disminuyendo los beneficios a los jubilados, sino apretando el cinturón a los supernumerarios y pagándole al INSS la deuda del Estado y los morosos del sector privado. El INSS no debe ser caja chica del Gobierno, ni del Banco Central ni del Fondo Monetario. Para corregir los déficits ante la ausencia de la ayuda venezolana, hagan que paren la emisión de las maquinitas y obliguen al Gobierno a reducir su gasto.

En segundo lugar, no es mi lugar juzgar la mala gestión administrativa, por ineptitud, o por posibles malos manejos del INSS. Una buena auditoría por una firma reconocida debe ser además, el modo de ubicar y rescatar los activos que el INSS tanto necesita para seguir operando y para castigar a los que resulten culpables.

Una clara situación actuarial del INSS es la base para encontrar una solución de fondo.

Sin embargo, tal como dicen los muchachos enardecidos, los viejos maltratados y un mar de gente que marchó en todo el país el 23 de abril, urge primero el fin de la represión, la liberación de los presos políticos y la aclaración de las desapariciones, la absoluta libertad de expresión, el retorno de los medios, la reducción del gasto superfluo, el derroche y la malversación que causa reiteradas crisis en el INSS y en el Presupuesto General de la República.

Sin Venezuela, sin la ONU, sin la cooperación bilateral de 22 países amigos que recibieron burlas y maltrato, el peligro es que un gobierno acostumbrado a la opulencia y a la abundancia, dé palos de ciego tratando de recaudar donde no hay, inventando impuestos y alzas injustificadas a la gasolina y a la energía, haciendo además reparos arbitrarios.

Pero en el fondo, lo que quieren los muchachos de hoy (y los de ayer que hoy están en el poder), es que “Nicaragua vuelva a ser República”, es decir, la posibilidad de elegir libremente a un gobierno que rinda cuentas al soberano, al elector.

Es menester un diálogo multisectorial incluyendo a la Conferencia Episcopal como garante, donde deberían participar los jóvenes y universitarios, la sociedad civil, los jubilados, y una renovada dirección del Cosep, incluyendo pequeñas y medianas empresas.

Para que haya paz, habrá que sentar las bases de unas elecciones libres, democráticas, verificables, auditables y vigiladas. La Unión Europea debe apoyar a la OEA en la vigilancia electoral. Siempre he dicho que la OEA es dariana, porque cuando debe venir no viene y a veces viene sin deber (sin tarea). ¡Que venga Ya! Nuevas leyes electorales y de partidos deberán sentar el rol de los nuevos partidos políticos, los viejos renovados o los movimientos ciudadanos sin partido.

Señores embajadores: Las marchas multitudinarias que ustedes exigían están en las calles, pero tal como pronostiqué, llegaron con sangre y luto. Ya la IDC-CDI se pronunció. ¿Y los demás?
¡La juventud nicaragüense, divino tesoro, se va pero siempre vuelve!
El autor fue canciller de Nicaragua 2002-2007.

Opinión
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