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El lunes 23 de abril, miles de nicaragüenses participaron de la primera marcha masiva en rechazo a la represión y la violencia ejercidas por la Policía y en solidaridad de los estudiantes que se mantenían dentro de la Upoli. La marcha inició en la rotonda de Metrocentro y terminó en la Upoli (aproximadamente 6.5 kilómetros). LA PRENSA/ Carlos Valle

Protestas pacíficas demuestran que la violencia era perpetrada por paramilitares y policía orteguista

En cinco días de protestas pacíficas por parte de la población nicaragüense en diferentes ciudades del país, no se ha reportado lesionados, muertos o daños a la propiedad.

Más de cien personas caminaron por las calles de Managua para no olvidar a los que dieron su vida contra una dictadura. Este viernes, en el décimo día de protestas, jóvenes autoconvocados, vestidos de negro, se reunieron en la entrada de la Universidad Centraomericana (UCA), bastión de concentración.

Con la marcha de Velas, que finalizó en la rotonda Jean Paul Genie, terminaron los cinco días que el azul y blanco de la bandera no volvió a ser manchada con sangre.

En los primeros cinco días de protestas contra la reforma a la Seguridad Social- ahora revocada- la violencia ejercida por grupos paramilitares y policía hacia los manifestantes provocó más de treinta muertos, decenas de heridos, saqueos y daño a la propiedad pública y privada.

Todo ese panorama cambió en esta segunda semana, donde las marchas y plantones no se han detenido, pero el saldo de muertos y afectaciones ha sido cero.

En una comunicación especial del jueves 19 de abril, el mismo día que policías antimotines arremetieron con bombas lacrimógenas y balas de salva a estudiantes universitarios que protestaban contra la reforma de la Seguridad Social, la vicepresidenta designada por el Consejo Supremo Electoral, Rosario Murillo, afirmó que había grupos que alentaban y querían alterar la tranquilidad y provocar la violencia.

Y entonces Murillo justificó la violenta agresión de sus Jóvenes Sandinistas como “legítima defensa”.

El movimiento de estudiantes autoconvocados le ha plantado cara a las fuerzas represivas de la Policía y del partido sandinista, pero pagando un altísimo precio con sus propias vidas. LA PRENSA/J. FLORES

El saldo mortal de ese jueves, la represión policial contra jóvenes que deseaban expresarse de forma pacífica, fue tres muertos: dos jóvenes y un policía. Desde esa fecha, la lista de caídos, arrestados y desaparecidos empezó a crecer, a la vez que el discurso gubernamental de Murillo, invisibilizaba la lucha estudiantil y la revuelta del pueblo que también ocurrió en otras zonas del país.

Murillo llamó de “minúsculos” a la población que era reprimida por grupos paramilitares y antimotines. “Que estos minúsculos grupos, con minúsculas agendas y minúsculo pensamiento, y todavía más diminuta conciencia sepan que no van a alterar el rumbo que lleva Nicaragua hacia adelante y siempre más allá (…)”.

Lea además: Agresiones orteguista a la resistencia ciudadana 

La violencia no cesó y siguieron reprimiendo a los universitarios. La Policía Nacional utilizó armas de fuego y disparaba a matar, según testimonios que estuvieron en el fuego cruzado. Los jóvenes atrincherados en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), expusieron que los peores ataques se hacían durante la noche. Esa violencia paró el lunes, después que el presidente designado Daniel Ortega, revocó la reforma a la Seguridad Social.

En esta semana se han desarrollado diferentes eventos que además de demandar justicia por los caídos y una investigación veraz por la masacre estudiantil de Ortega, la población quiere que este deje la presidencia. En medio de la organización de un diálogo que tendrá el Gobierno con diferentes sectores de la sociedad, Ortega no ha recurrido a sus fuerzas paramilitares para intimidar a los manifestantes.

Para el catedrático en derechos humanos, Uriel Pineda, hubo una ruptura, un cambio en la política del régimen Ortega Murillo en referencia a la represión que caracterizó la primera semana de protestas. La orden era que las fuerzas paramilitares reprimieran cualquier expresión de protesta o manifestación pública que ejercieran los ciudadanos. En vista que la protesta arreció, el régimen también presionó más y eso produjo un resultado trágico. Esa situación llama la atención de la comunidad internacional y eso obliga a Ortega a cambiar de estrategia, explicó.

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Así se han desarrollado las actividades en Managua:

Lunes 23 de abril: marcha multitudinaria convocada por la empresa privada

Martes 24 d abril: Plantón en Camino de Oriente y caminata de la Universidad Centroamericana hacia la rotonda Cristo Rey.

Miércoles 25 de abril: Marcha de la Universidad Nacional de Ingeniería hacia Auxilio Judicial, El Chipote.

Jueves 26 de abril: Plantón en memoria del periodista Ángel Gahona, y posterior caminata hacia la rotonda Rubén Darío.

El saldo de estos eventos pacíficos: no hay muertos, no hay heridos, no hubo daños a la propiedad y tampoco alteración pública.

Paz es momentánea

De acuerdo con el catedrático en derechos humanos, Uriel Pineda, la represión en las protestas del país se va a contener temporalmente, “pero es un recurso al cual, Daniel Ortega no va a renunciar. Esto puede ser pan para hoy, pero hambre para mañana. Es decir, para bajar los niveles de tensión que hay en el país lo está permitiendo ahorita, pero sin lugar a dudas, él va a volver a reprimir la protesta, porque su estadía en el Gobierno dependen justamente de eso”, expuso el experto posterior a una semana de violentas protestas.

 

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