Los culpables de la matanza deben pagar
Los acontecimientos de la semana pasada han conmocionado al país y han hecho estallar los sentimientos de una nación indignada. Desgraciadamente debemos aceptar que los jóvenes de hoy tienen ahora su propio 23 de julio, solo que en su caso no se trató de una tarde de locura criminal. Fue una semana de represión sistemática, planificada y ejecutada, con toda premeditación y alevosía. El número de muertos ha graficado claramente el tamaño del crimen.
Los jóvenes nicaragüenses nos han dado una lección de coraje y valor que ha sido grabada en nuestros corazones con su propia sangre. La juventud tiene esa extraña e inusual costumbre de llamar a las cosas por su nombre y eso se convierte en algo insoportable para todas las tiranías del mundo. Por eso, con ellos, la saña del poder tiene una oscuridad especial. En esa maldad indescriptible el poder trata siempre de descalificarlos para desatar contra ellos la ira que le provoca su desafío. Y entonces los llama “pandilleros” y “delincuentes” y “saqueadores”, tratando de que la nación atempere su reacción frente a la cacería.
Pero hoy, todas las máscaras están en el suelo. El pueblo conoce la verdad y la proclama a los cuatro vientos de la patria.
Hoy, que el aire se vuelve respirable, no debe llegar la hora de la venganza, sino la hora de la justicia. Los que dieron la orden de matar y los que la ejecutaron con entusiasmo criminal, deben pagar. Deben ser juzgados por tribunales limpios que pongan la barrera al deseo de la revancha, porque no es cierto que la sangre lava la sangre. La historia nos ha enseñado que al final, con esa espiral, todos terminamos ahogados en ella.
Pero la sentencia debe ser pronta y justa, porque los mártires y los héroes, no son enterrados por la tierra de la tumba en la que los sepultamos, sino por la impunidad de sus asesinos y ellos, por su ejemplo, merecen seguir viviendo entre nosotros.
Adrián Meza Soza.
Se buscan líderes
En los últimos días hemos podido apreciar múltiples iniciativas y manifestaciones de protesta en contra del autoritarismo del gobierno actual, teniendo como detonante las reformas a la política de Seguridad Social de nuestro país. ¿Pero cuál es la dirección de estos esfuerzos y quién los representa a la hora de un diálogo? ¿Con quién compartirá la mesa de negociaciones el gobierno? ¿Con el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), que se pronunció en contra de las reformas dos días después de iniciadas las protestas?
La derogación del Decreto Presidencial 03-2018, Reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), solamente es una medida temporal para calmar los ánimos en los diferentes sectores.
Eliminando los aumentos en las cotizaciones y la deducción a las pensiones, permanecen la mala administración y la carga económica que representa la planilla supernumeraria del INSS, y en el corto plazo tendríamos una nueva reforma que afecte a trabajadores, empleadores y pensionados. Detrás de esta protesta no está solamente la situación del INSS, está la serie de abusos que ha venido sufriendo el pueblo nicaragüense, el fraude en procesos electorales, disposiciones autoritarias de nuestros representantes, abusos de parte de las instituciones dedicadas a proteger y servir, violaciones a la libertad de expresión y sobre todas las cosas la permanencia inconstitucional de las personas que ostentan el poder ejecutivo.
En este contexto, no podemos permitir que se pierda el esfuerzo y la valentía de nuestros estudiantes universitarios, nuestro ejército del cambio, es necesario que aparezcan figuras que coordinen las iniciativas de los sectores y se conviertan en los voceros nacionales e internacionales de esta lucha. Los medios internacionales solo muestran escenas de los enfrentamientos que se han venido dando en diferentes puntos de nuestro país, minimizando su trasfondo y sus objetivos; si lo que se busca es un cambio real, es necesario consolidar nuestras demandas y publicarlas por todos los medios disponibles.
Se buscan líderes que amen a nuestro país y que puedan representar al pueblo en una mesa de negociaciones, líderes que puedan asumir responsablemente funciones de gobierno, líderes que enseñen con el ejemplo, líderes gestores del cambio; nuestro pueblo se está organizando y demostrando que quiere una Nicaragua diferente y que está dispuesto a luchar por esta.
No podemos dejar que sean las publicaciones dispersas en redes sociales las que orienten a la población sobre las acciones que se están tomando, que denuncien las agresiones de las cuales está siendo víctima el pueblo nicaragüense, y que brinden el reconocimiento que merecen aquellas personas que están perdiendo su vida por regresar a Nicaragua la libertad y la democracia que ha perdido en los últimos años.
Violeta Auxiliadora Pérez Guadamuz.
Por amor a Nicaragua
Dueles, Nicaragua. Dueles por la violación a tu Constitución, tus derechos, tus pobres, tus ancianos, tus jóvenes, tus mujeres, niños y universitarios. Dueles, porque mientras muchos luchamos por amor a tu nombre otros de brazos cruzados solo ven cómo te hundes. Pero muchos y muchas que te amamos nos hemos despertado y llenos de coraje defendemos tu nombre.
La lucha de tantos jóvenes es legítima, democrática. No nos obligan a plantarnos, no recibimos 100 pesos por estar en rotondas, pero sí recibimos batazos, pedradas, insultos, garrotazos, heridas y balas que solo marcan el inicio de una lucha que nos llena de orgullo. No somos una minoría, si fuéramos una minoría no mandarían la represión de quienes protestamos. Por amor a Nicaragua no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras leyes injustas caen sobre nuestro pueblo.
Quieren que guardemos silencio mientras Nicaragua se convierte en la granja de una familia que no representa el sentir de todo un pueblo nicaragüense. No podemos ser indiferentes. “Solo le pido a Dios”, dice el canto de Mercedes Sosa y que “el dolor no me sea indiferente”. Es el dolor que por más de una década cubre a Nicaragua.
Los avances económicos en Nicaragua no garantizan un gobierno exitoso, lo que garantiza un gobierno exitoso es la humanidad del propio gobierno. Pero el gobierno actual de Nicaragua carece de humanidad. Su éxito es el fracaso de todo un pueblo al que devoran en “paz y amor”. La lucha seguirá, no nos quedemos callados, no seamos espectadores, seamos protagonistas en esta lucha que es nuestra. Seamos parte de la historia. No seamos cómplices de tantos atropellos a los derechos humanos. Porque “El pueblo unido jamás será vencido”.
Gustavo Alberto Ramírez Escorcia.
Recurrir a un diálogo
¿Tildar, acusar de “vandalismo”, de “insensatez”, de “asedio”, de “odio visceral” las múltiples, generosas y valientes protestas estudiantiles y el solidario y multitudinario apoyo ciudadano?
¿Qué hacer ante tantas irreparables pérdidas humanas, sangre, duelo, terror, destrucción y violencia?
Se habla de recurrir al diálogo para intentar detener el conflicto. Pero, a ver, ¿será posible dar comienzo a un diálogo realmente honesto, abierto y público?
¿Un diálogo entre interlocutores limpios y libres de contubernios político-financieros corruptos?
¿Un diálogo en el que estén plenamente representados (por su valor, su entrega solidaria y lucidez) los estudiantes y los sectores populares beligerantes?
¿Un diálogo en el que, además de las reformas del INSS, pueda plantearse y revisarse la institucionalidad, la vulnerabilidad de los derechos humanos y civiles, la mengua de los valores democráticos?
En fin, ¿un diálogo en el que no se pretenda negociar la dignidad, la libertad ni la sangre del ciudadano, en nombre de la estabilidad del sistema?
¡Ay, Nicaragua Nicaragüita!
Pablo Centeno Gómez.