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/ Raúl A. Lacayo

Crear una nueva Nicaragua

Como presidente de la Bolsa de Valores de Nicaragua me tocó dar la semana pasada un Mensaje Anual a sus accionistas evaluando los resultados de cierre de año y las perspectivas futuras. Al organizar el mensaje, vi dos elementos contrastantes que debía tomar en cuenta para hacerlo significativo. Aquí comparto las reflexiones que hice al elaborarlo y doy además mi opinión personal sobre algunas acciones que pienso debemos de tomar con prontitud.

Si bien el desempeño de la Bolsa y el mercado de valores en 2017 fue bueno, estaban los acontecimientos sociales que se han venido desarrollando con gran velocidad en protesta por el intento fallido del Gobierno de reformar el Seguro Social. Las perspectivas de la Bolsa son influenciadas por el entorno socio económico ya que, como la mayoría de las empresas, requiere de estabilidad para su desempeño, estabilidad que habíamos tenido durante los últimos veintiséis años, sobre todo en los aspectos macroeconómicos.

Por otro lado, las reformas que se intentaron implementar al Seguro Social, además de reflejar la situación propia del Instituto, ponen en evidencia las nuevas condiciones económicas bajo las cuales nuestro país se desenvolverá en el futuro inmediato. La abundancia de recursos provenientes de la cooperación externa permitió un gasto que, si bien exuberante y frecuentemente ineficiente, estimuló fuertemente la actividad económica. Al agotarse estos recursos, se esfuma uno de los estímulos más importantes que tuvo la economía en años recientes.

Existen otras fuentes de recursos que pueden ser atraídos en el futuro, especialmente los fondos multilaterales y la inversión privada local y extranjera. Pero estos recursos, aún si logramos crear las condiciones para atraerlos, no lograrán compensar los niveles de recursos externos alcanzados en años anteriores. Dadas estas perspectivas, un paso que debemos tomar, mientras más pronto mejor, es el de llevar a cabo un ajuste económico que permita adaptarnos a la nueva realidad, minimizando el impacto en los diferentes sectores productivos. Es más, ese ajuste debemos de hacerlo viéndolo como una oportunidad única que tendremos para sentar las bases de un crecimiento futuro sano y sólido.

El ajuste debe estar basado, por supuesto, en que los diferentes actores hagamos cada cual la contribución que nos toque hacer, corrigiendo, en lo posible, la ineficiencia en el uso de los recursos y la baja productividad que nos trajo la exuberancia pasada.

El ajuste debe hacerse respetando las leyes económicas y sin desestimular la actividad de las pequeñas, medianas, y grandes empresas. Hay que recordar que la iniciativa privada es la fuente de riqueza en un país. También, por supuesto, debemos priorizar el desarrollo social y la profesionalización y tecnificación de nuestra clase trabajadora, invirtiendo en tecnología que nos permita modernizarnos.

Lograr un ajuste de esta naturaleza requiere de la buena voluntad y del consenso de los diferentes sectores, ya que requerirá de sacrificios, y traerá beneficios, a todos ellos. Para lograr el consenso, va a ser necesario un esfuerzo similar al que hizo doña Violeta Barrios de Chamorro a inicios de su Gobierno, esfuerzo que permitió llevar a cabo transformaciones profundas en nuestro país.

Podemos iniciar el proceso de ajuste y de consenso con una reforma profunda al Seguro Social, uno de los temas claramente más urgentes. Esta reforma, si se hace de forma sagaz e innovativa, resultará no solo en cuadrar los números de la institución, sino también en empoderar a los asegurados y en un salto cualitativo en los servicios de las instituciones que les proveen servicios. El diseño de esa reforma debe ser guiado por la sociedad civil, que sería la afectada directamente.

Tenemos un gran desafío por delante, pero es un reto del cual podremos salir adelante si actuamos inteligentemente y con amor por Nicaragua. No nos olvidemos que este es el único país y la única patria que tenemos, y que todos queremos que sea un lugar atractivo y viable no solo para nosotros, sino también para nuestros hijos.
El autor es presidente de la bolsa de valores de Nicaragua.

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