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La desinformada OEA

Querida Nicaragua. En lo relativo a Nicaragua la Organización de Estados Americanos (OEA) parece vivir en la luna y no darse por enterada de que aquí ha ocurrido una masacre con un número mayor a 40 jóvenes muertos, más 100 heridos y otros tantos desaparecidos. El memorando de entendimiento firmado por el doctor Almagro y el Gobierno de Nicaragua, aparece como obsoleto después de todas las muertes que ha habido, de los asesinatos perpetrados por las turbas orteguistas y que han dejado un ambiente doloroso de luto y dolor en centenares de familias. Y las protestas siguen, los estudiantes han despertado de un largo letargo y exigen cambios sustantivos para tener en el país una democracia funcional, donde los poderes del Estado sean independientes y donde se cambie el Consejo Supremo Electoral y su enorme camarilla de cómplices fraudulentos en todas las cabeceras y municipios de toda la nación.

Y el colmo de los colmos, esto parece una tomadura de pelo. La OEA envía una comisión cuyo jefe es el señor Wilfredo Penco, quien debería tener vergüenza y no presentarse en un país martirizado que ha sufrido un baño de sangre, a iniciar los arreglos para perfeccionar el sistema electoral. Penco es el mismo que estuvo aquí en las últimas elecciones municipales como observador principal, y sordo y ciego ni oyó ni vio nada anormal, antes por el contrario declaró que hubo uno que otro incidente que son normales en todas las elecciones, pero que ello no tenía por qué variar el resultado final de las mismas. De este señor Penco el doctor Almagro declaró que “ponía sus manos al fuego por él”. Me imagino que se le deben haber quemado.

En unos pocos días, por la soberbia del dictador y por la furia de los estudiantes que no resistieron más abusos el país cambio radicalmente. Durante seis días estuvo clausurado el canal de TV 100% noticias, se censuró el Canal 12, se agredió a periodistas del Semanario Confidencial y al Diario LA PRENSA, se amenazó a Radio Corporación, mientras otras turbas orteguistas y diputados afines incendiaron totalmente la heroica emisora Radio Darío del periodista y radiodifusor Anibal Toruño que siempre ha luchado por la libertad de expresión. Lo que ocurre no es un problema político cualquiera. Es un problema que viene arrastrando dos siglos de angustias en guerras civiles, golpes de Estado, luchas fratricidas por el poder que no nos han permitido aprovechar las maravillas que Dios nos ha regalado en riquezas naturales y en paisajes de asombrosa belleza.

Por esto no es asunto de que la OEA venga a querer cumplir un compromiso que era oportuno aunque sospechoso en aquellos días en que se firmó, pero ahora, luego de la tragedia que está viviendo nuestro país con tanta muerte de jóvenes universitarios y con tanto dolor en todos los corazones, es casi un irrespeto que se aparezca un señor Penco de todos conocido, mientras la sociedad nicaragüense está empeñada en un diálogo que pide la organización total del Poder Electoral para que venga la democracia y los señores del Gobierno puedan ser desplazados en paz, sin ninguna violencia como lo deseamos los hombres sensatos de Nicaragua.

En el supuesto diálogo que está por realizarse lo primero debe ser la libertad de los jóvenes si todavía están detenidos, la transparencia en el mismo diálogo y la escogencia de personas de calidad moral en el mismo. Políticamente lo primero es la conformación del Consejo Electoral cambiando todas las estructuras corruptas e ilegales en cabeceras departamentales, y municipios. Cédulas, padrón electoral y fuera la hegemonía de las manos del gobierno en las Juntas Receptoras de Votos.
Elecciones limpias, transparentes, supervigiladas para que cada ciudadano escoja libremente al dirigente que prefiera para regir los destinos de su país.

El autor es director general de Radio Corporación.

Opinión confidencial LA PRENSA OEA archivo
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