14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
/ Danilo A. Martínez Rodríguez

Daniel Ortega debe dejar el poder

La masacre estudiantil ejecutada por el comandante Anastasio Ortiz, y la Guardia Nacional, el 23 de julio del año 1959, dejó un saldo de cuatro muertos y sesenta heridos.

En cambio la masacre estudiantil, perpetrada por la Policía Nacional (orteguista), entre el 19 y el 22 de abril, ambos del año 2018, dejó como fatídico saldo más de 35 estudiantes muertos, 60 desaparecidos, e incontables heridos.

En sencillas palabras es una decuplicada masacre, de la cual deben responder los mandos de la Policía Nacional, su jefe supremo, jefes policiales y autores directos que realizaron dichos asesinatos y ejecuciones sumarias. La gravedad de esta masacre es que tenemos diez veces más asesinados, y desaparecidos que aumentarán poco a poco la cifra de ejecutados cobardemente.

No vamos a historiar más sobre los hechos sangrientos producidos por el actual régimen de Ortega. Pero un gobierno inmoral, con una policía inmoral, y funcionarios corruptos e inmorales, no se encuentra capacitado moralmente para continuar ejerciendo el poder en nuestro país. Pues ningún padre o madre de familia sentirá seguridad para sus hijos con el Herodes nicaragüense como presidente.

De ahí la necesidad de encontrarle una solución urgente a la extrema crisis que vive el país.
El señor Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo deben dejar el poder. Lo cual sería deseable que se logre a través del famoso diálogo propuesto por los mismos asesinos de estudiantes. Diálogo que puede servirle al partido de Ortega para no perderlo todo. Pero es bien sabido que en política, ni se pide ni se entrega el poder, sino que se conquista. Por lo que de no acceder el señor Ortega y la señora Murillo a abandonar el poder, es legítimo que el pueblo de Nicaragua se plante con mucha valentía y determinación a pedirle su renuncia en las calles de manera cívica y pacífica, hasta que se vaya.

El pueblo de Nicaragua es tan generoso y noble que ni siquiera está pidiendo que Ortega y sus corruptos funcionarios regresen todo lo robado y acumulado de forma ilícita, tan solo pide en este momento que se vayan y se lleven su dinero. Es decir que esta crisis ha posicionado por un lado al pueblo, sin distingos ideológicos, jóvenes, campesinos, profesionales, estudiantes, incluyendo sandinistas, y por otro lado al señor Ortega y el orteguismo.

Lo sensato y aconsejable sería que el mismo Frente Sandinista se deshaga de Ortega y su camarilla, para evitar mayor derramamiento de sangre innecesaria a nuestro pueblo.

Por lo que propongo que el primer punto del diálogo sea la renuncia del presidente Ortega y su vicepresidenta, la instalación de un gobierno de transición formado por tres notables, y la convocatoria inmediata a celebrar elecciones, organizadas, administradas y fiscalizadas por un instituto electoral ad hoc, en un plazo perentorio de 180 días a partir del cambio de gobierno. Y que dichas elecciones sean generales, para elegir autoridades nacionales, municipales, y diputados a la Asamblea Nacional, donde participen todos los partidos políticos tradicionales y nuevos a quienes se deben habilitar para garantizar el verdadero pluralismo político.

Lo contrario es perder el tiempo en escuchar los cuentos de Las mil y una noches, y dejar que amanezcan varios días más, con el mismo dictador gobernando.
El artículo 2 de nuestro texto constitucional establece que la soberanía nacional reside en el pueblo.
El pueblo tiene la última palabra.

El autor es presidente de la Asociación Democrática de Abogados de Nicaragua, y defensor de Derechos Humanos.

Opinión Daniel Ortega archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí