A las personas egoístas no les interesa lo que pueda pasar en el futuro lejano porque tienen una parte de su cerebro “apagada”. Es decir, la zona cerebral que nos permite imaginar las consecuencias a futuro permanece inactiva en ellos, a diferencia de los altruistas, afirman investigadores de la Universidad de Ginebra en la revista científica Cognitive, Affective & Behavioral Neuroscience. Una de las soluciones que plantean los expertos es que se recurra a mecanismos de persuasión para sensibilizar a los que se definen como “egoístas”.
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